«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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De momento, salva el temporal

Las explicaciones de Laporta por el caso Negreira: una comparecencia larguísima para no aclarar nada

El presidente del F. C. Barcelona, Joan Laporta. Europa Press

Joan Laporta ha roto al fin su silencio, dos meses después de salir a la luz el caso Negreira… para no aclarar nada. Mucha pomposidad en el Camp Nou, con más de 100 medios acreditados, en una larguísima comparecencia del presidente del Barcelona que superó las dos horas de duración. La escenografía estaba perfectamente estudiada: detrás del atril del dirigente, una imagen del estadio barcelonista con la leyenda Más que un club. A su lado, tres cajas con 629 informes arbitrales «importantes» y los 43 cds que han generado todo el revuelo mediático. Un ingente material por el que el Barça estuvo pagando durante 18 años (2001-2018) al ex vicepresidente del Comité Técnico Arbitral (CTA), José María Enríquez Negreira, que casi parecía un empleado más de la entidad.

Todo muy bonito y muy bien montado, pero en cuanto a lo mollar, al fondo de la cuestión, Laporta volvió a decepcionar. El dirigente denunció un «linchamiento mediático», dijo que hay esferas de poder que no soportan «el catalanismo abierto al mundo» del Barça y negó que el club hubiera pretendido un trato de favor arbitral, retando a la opinión pública a que le diga «en qué jugada» el equipo se vio favorecido por esos favores de Negreira en forma de informes, de apenas tres páginas, mal redactados y plagados de faltas de ortografía.

«Nunca hemos realizado ninguna actuación que tuviera como finalidad o intención alterar la competición para obtener una ventaja deportiva», señaló un Joan Laporta que no dudó en ponerse rápidamente la piel de cordero, denunciando ser víctimas —tanto él como el club— de una campaña de desprestigio «feroz», y negando haber cometido un delito de corrupción continuada en el ámbito deportivo.  

Habló durante más de media hora el máximo dirigente barcelonista antes de dar paso a los periodistas. Un total de 34 preguntas de todo tipo que Laporta no rehusó, demostrando tener buena cintura. Como cabía esperar, el presidente azulgrana se defendió atacando, con el Real Madrid y el presidente de LaLiga centrando gran parte de sus críticas. Acusó al club blanco de ejercer un «cinismo sin precedentes», asegurando que el Madrid «ha sido favorecido históricamente, durante siete décadas, y también en la actualidad por decisiones arbitrales», llegando a calificar a los blancos como «el equipo del régimen».

Tampoco se mordió la lengua a la hora de hablar de Javier Tebas, a quien censuró su «actuación irresponsable, poco prudente y de falta de profesionalidad evidente«, tanto por «alimentar la polémica» con su «incontinencia verbal» como por «aportar documentación a la causa que después ha resultado errónea, sin coincidir con la realidad».

En el otro lado de la balanza puso al presidente de la Federación Española, Luis Rubiales; al de la UEFA, Aleksander Ceferin; al de la FIFA, Gianni Infantino, y al secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Franco, por su «comportamiento prudente». «No se han apuntado al linchamiento público sin juicio», dijo sobre los cuatro dirigentes un Laporta que se agarra a un clavo ardiendo para conseguir el perdón de la UEFA, consciente de que quedarse un año fuera de las competiciones europeas le supondría al club un grave perjuicio económico —de hecho, esta temporada el no haberse clasificado para octavos de final de la Liga de Campeones le ha supuesto dejar de ingresar unos 70 millones de euros— y reputacional —con la consiguiente pérdida de patrocinios—.

Entre las 34 preguntas a Laporta hubo una que llamó poderosamente la atención: ¿por qué en el último año de su primera etapa como presidente (2003-2010) aumentaron los emolumentos de Negreira? «En el último año se incrementaron porque hubo más estudios de scouting, ya que se celebraron más competiciones deportivas. La auditoría de KPMG dijo que era por unos servicios de scouting que existían y estaban documentados. Esos trabajos se incrementaron porque hubo más trabajo», fue la respuesta del presidente.

Una argumentación poco verosímil teniendo en cuenta que Negreira pasó de ingresar 145.758 euros en la temporada 2003/04 a los 573.398 euros que recibió en la 2009/10 por sus informes arbitrales. ¿Acaso se cuadruplicó el número de partidos jugados por el Barcelona en aquellas temporadas? No se lo cree nadie…

A lo que se agarra también Laporta es al sillón presidencial, al que regresó en marzo de 2021 —»si vienen a por mí que vengan, pero sería una sinrazón; mi deber es defender a los barcelonistas y estaremos más unidos que nunca contra el interés que tienen algunos de controlar el club con hipótesis falsas», dijo— para un nuevo mandato de cinco años.

Demagogia barata la de Laporta, como por otra parte cabía esperar. Se defendió con argumentos vacíos y con ataques a personas y otras instituciones. Entre ellas un Real Madrid que, conviene recordar, es uno de sus socios en la Superliga europea junto a la Juventus de Turín. De momento el president ha conseguido salvar este primer temporal como ha podido: ha defendido con contundencia a la entidad, pero no ha dado el do de pecho con las explicaciones sobre este turbio asunto Negreira que va a seguir dando muchísimo que hablar durante los próximos meses.

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