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LA ASOCIACIÓN PARA LA RECUPERACIÓN DE LA MEMORIA HISTÓRICA SE QUEJÓ DE QUE SIGUIERAN EN LAS ENTRADAS

Patrimonio elimina los escudos del Águila de San Juan que quedaban en El Pardo

Palacio de el Pardo.
Palacio de el Pardo.

Patrimonio Nacional ha retirado los escudos con el Águila de San Juan que aun quedaban en el Palacio de el Pardo, que fuera residencia oficial de Francisco Franco. Cumplía así la exigencia de la «Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica». Una entidad que busca básicamente eliminar cualquier vestigio del franquismo y de épocas históricas que ellos en su inmensa incultura asocian a Franco. También el Águila de San Juan es una de las mayores obsesiones de la izquierda, incapaz de aprender cuatro décadas después que es un símbolo con más de 500 años.

La asociación publicó hace dos días en su web que la Fiscalía no veía delito en mantener estos escudos. Además, denunció a Patrimonio Nacional, que optó por retirarlos rápidamente. Para ello, se basaban en la entrada en vigor de la Ley de Memoria Histórica en 2007 y la posterior de Memoria Democrática. Dos leyes sectarias que sólo persiguen borrar todo elemento que consideran relativo al bando ganador de la Guerra Civil Española.

Imagen de la web de la asociación en la que insistían en la retirada de los escudos.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica se dedica en su sitio web a informar de las escasas exhumaciones que se logran llevar a cabo de republicanos en fosas y cunetas. Y es que habitualmente al realizar estas actividades suelen aparecer tan solo asesinados del bando nacional. También denuncian lo que consideran hechos delictivos como la no eliminación de escudos y simbología histórica.

Poco les importa que la Fiscalía no observara «visos de perpetración de cualesquiera otras figuras delictivas». También que rechazara que los responsables de Patrimonio cometieran delito de odio. La organización afirmaba que «el escudo franquista celebra el asesinato, la desaparición forzada, la detención ilegal, el saqueo de propiedades y las torturas». Además, añadía que «considerar que toda esa celebración de violaciones de derechos humanos no atenta contra un grupo determinado de víctimas de la dictadura es un ejercicio de doble moral sin límites».

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