«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El delirio separatista avanza: San Ignacio de Loyola también era catalán

El Institut Nova História se ha convertido en una factoría de tergiversación histórica, mientras que ‘Somatemps’ sale al paso y desmonta cómo miente y dilapida el separatismo.


Cristóbal Colón y los hermanos Pinzón eran catalanes. Pizarro, Almagro y Juan Sebastián Elcano, también. El Quijote, La Celestina y El Lazarillo de Tormes son obras catalanas, escritas en catalán, que fueron usurpadas por los castellanos. Desde el polémico seminario España contra Cataluña -patrocinado por la Generalitat-, el Institut Nova Història de Cataluña (INH), como su propio nombre indica, se ha convertido en una factoría de tergiversación histórica.
El delirio del nacionalismo y el separatismo catalán carece de límites. Además, se apropian del bacalao, la guitarra, la palabra chiringuito o el cerdo ibérico, y los ‘venden’ como productos ‘catalans’.
No obstante, frente a la apisonadora de adoctrinamiento nacionalista y separatista sale al paso la plataforma Somatemps, y denuncia cómo miente y dilapida el se catalán, para abrir los ojos a sus paisanos y poner al día de estos delirios al resto. Y lo hace principalmente a través de sus Congresos de Catalanidad Hispánica para los que el Gobierno central les ha negado un recinto en su última edición, que ha tenido lugar este pasado fin de semana en Barcelona.
No obstante, Somatemps lo ha terminado celebrando y un nutrido grupo de expertos en numerosas áreas de la historiografía han abordado la cuestión de las llamadas ‘identidades nacionales’. Al final de esta información lo desgrana el sociólogo y politólogo Javier Barraycoa, promotor de la plataforma y del simposio.
Somatemps informa este martes en su web de que el Institut Nova Història ha añadido un nuevo nombre ilustre a su lista de catalanes: el de San Ignacio de Loyola, el fundador de la orden de los jesuitas, que, en realidad, según el INH, no sería vasco, sino de Orihuela, localidad del antiguo reino de Valencia y, por lo tanto, Ignacio de Loyola sería, según este centro, Ignasi d’Oriola.
Esta plataforma cuenta que el Institut Nova Història apoya esta tesis en la existencia de una Maria de Orihuela, que sería la sobrina del militar-sacerdote, y en la manipulación que, supuestamente, habrían sufrido algunos de los lugares donde transcurrió la vida del fundador de los jesuitas: Cuéllar-Cullera, Arévalo-Alicante, Valladolid-Valencia…
Apoyan la teoría de su catalanidad en que Ignacio de Loyola escribió sus Ejercicios Espirituales en unas cuevas de Manresa y se convirtió a la vida religiosa en el monasterio de Montserrat.
Somatemps cuenta que el jesuita fue gravemente herido en 1521 en el asedio de Pamplona, pero que, según los estudios del Institut Nova História, este episodio pasó en Orihuela, durante la guerra de las Germanías.
Frente a este desvarío, recordemos la verdadera historia de este santo. Infovaticana la rememora aquí

¿Y quién está detrás del Instituto Nova Història?

Este polémico Instituto regado con dinero público- está dirigido por el filólogo Jordi Bilbeny, que además es miembro de la CUP de Arenys de Munt.
La obra cumbre de este individuo es el libro ‘Descubrimiento y conquista catalana de América. Una historia reescrita por los castellanos’. En él mantiene que Cristóbal Colón no era un marinero genovés, sino un miembro de una noble familia barcelonesa apellidada Colom
Por ello, el Institut Nova Història de Cataluña pidió el pasado septiembre a la CUP que retirara la estatua de Colón que hay en las Ramblas de Barcelona, pero la disparatada propuesta no pasó el corte del pleno municipal y Colón sigueseñalando la dirección del Nuevo Mundo.

¿Y Bilbeny quién es?


Javier Barraycoa relata a LA GACETA que Jordi (Alsina) Bilbeny no es historiador, sino filólogo, y que “inició una tesis doctoral en historia que nunca culminó y que él atribuye a falta de becas”. “Básicamente sus recursos provenían de dar clases de catalán a miembros del consejo islámico de Cataluña y posteriormente a mujeres presas”.
Barraycoa cuenta que en 1990 se hizo miembro del Centro de Estudios Colombinos, “del que tuvo de marchar en 2004 por silenciadas desavenencias”, ya que “el centro no estaba para 
muchos desvaríos”, y que este filólogo metido a historiador, “no sólo se convirtió en un gran agitador y militante de la CUP, sino también en el padre de fracasadas asociaciones culturales”.

“Desembarcó en el Institut de Nova Història: un hogar cálido donde llovían las subvenciones y la rígida Academia no metía la zarpa. Desde ahí, junto a otros desvariados como Cucurull o Sobrequés, se han dedicado a catalanizar a todo el mundo”, detalla.

Otros ‘descubrimientos’ de Jordi Alsina

El director del Instituto Nova Història ha centrado su carrera en la búsqueda del supuesto origen catalán de los principales personajes de la historia de España y Europa y sostiene que la mayoría de obras de la literatura del Siglo de Oro estaban escritas en catalán y han sido traducidas. Dice que a los autores de los siglos XVI y XVII les obligaron a traducir su obra al castellano, por una obligación del Rey y que casualmente las ediciones catalanas originales desaparecieron.

Entre sus descubrimientos están, además, Lope de Vega y Calderón, que dice que también son catalanes, y el Lazarillo de Tormes, del que vende que es de Joan Timoneda, un valenciano, y que el original está escrito en catalán y transcurre en Valencia.
Otros supuestos ‘catalanes’ que un hipotético plan oculto de la historiografía oficial ha tergiversado son Miguel de Cervantes, del que Nova Història afirma que procedía de la familia Servent, de localidad alicantina de Xixona. Bilbeny dice que la obra que nos ha llegado sería una traducción del catalán de los censores y destaca que en la primera parte no se describen paisajes castellanos, sino escenarios de los alrededores de Xixona.
La fundación también vende que Hernán Cortés era realmente Ferrán Cortes, otro catalán, y que La Celestina no fue escrita por el salmantino Fernando de Rojas, sino por un valenciano desconocido, que el libro se publicó en catalán y también fue traducido luego al castellano.
Otra catalana de pura cera, según el controvertido Instituto de Nova Història, es Santa Teresa de Ávila, que, según quieren hacer creer, era Teresa de Cardona Enríquez, una abadesa del barrio barcelonés de Pedralbes, que escribía en catalán.
Y estas rocambolescas tesis son expuestas en cursos subvencionados por varias instituciones catalanas gobernadas por CIU.

IV Congreso de Catalanidad Hispánica

Contra viento y marea y sin ningún tipo de ayuda institucional, la asociación cultural Somatemps ha celebrado por cuarto año consecutivo su Congreso de Catalanidad Hispánica.
Ha tenido lugar del viernes al domingo en Barcelona y ha congregado a numerosa afluencia de público los tres días.
Según explica a este diario Javier Barraycoa, el reto académico era debatir sobre la existencia de claves para interpretar qué identidades tienen fundamento real y cuáles se construyen artificialmente. Esto ha llevado a los organizadores a plantear qué papel tiene la construcción de mitos y la manipulación de la historia en estos procesos colectivos y psicológicos.
Además, se presentó en primicia un documental que Somatemps está preparando sobre la verdadera historia de ERC, y el libro Una resistencia olvidada: tradicionalistas mártires del terrorismo, de Víctor Ibáñez, que recoge los vascohablantes más tradicionalistas que ETA asesinó en los inicios de su sangrienta carrera, con tal de monopolizar la “identidad” vasca frente al carlismo.
El simposio arrancó el viernes con un discurso del secretario de Somatemps, el ingeniero Xavier Codorniú, al que siguió el catedrático de Instituto Josep Alsina, presidente de esta plataforma, que en su conferencia, Los orígenes de la identidad hispánica, propuso una metarealidad por encima de las falsas identidades nacionalistas, que es el concepto de “hispanidad”.
“Para ello, tuvo que desvelar las claves del verdadero sentido de nación y no el uso que le dan los nacionalistas”, apunta el Dr. Javier Barraycoa, de la Universidad Abat Oliba, que cerró la jornada con su conferencia La lengua como elemento de construcción de la identidad, en la que informó de los fundamentos políticos y filosóficos de la inmersión lingüística.
Barraycoa indica que no trató tanto de la polémica sobre las horas en castellano o catalán del sistema educativo, sino que profundizó en las raíces del problema. Explicó la necesidad de entender las influencias del romanticismo inglés y alemán en los primeros catalanistas y analizó los efectos psicológicos a la hora de usar la lengua como instrumento artificial de la construcción identitaria.
Este promotor de Somatemps informa de que el sábado el historiador Rafael María Molina denunció cómo el nacionalismo ha intentado borrar de la historiografía catalana la Guerra de la Independencia, sustituyéndola por la “Guerra del francés”. También intervino el escritor Jesús Laínz, experto en el nacionalismo catalán, que “realizó un profundo e irrebatible análisis de cómo las políticas proteccionistas enriquecieron a Cataluña y que el ‘Espanya ens roba’ no tiene ni pies ni cabeza”.
Después, tuvo lugar una “excelente disertación” de Ricardo García Cárcel, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, que “con la habilidad que da la experiencia, estableció escalonadamente la construcción mitológica del nacionalismo desde Guifredo el Belloso hasta el siempre recurrente 11 de septiembre de 1714”.
Por la tarde, el José Luis Orella, de la Universidad San Pablo, realizó una exposición sobre “los desarrollos naturales de las diferentes identidades europeas, así como la violencia de algunas élites políticas por conseguir construir naciones donde nunca las hubo».
Le siguió el Dr. en Historia, Fernando del Amo, que se centró en un análisis de Lo llibre dels Feyts, la autobiografía de Jaime I. “A través de los textos, las denominaciones, las expresiones, la toponimia, se pudo demostrar la conciencia verdaderamente hispánica del Rey del que los nacionalistas se quieren apropiar para justificar su pancatalanismo”, explica Barraycoa.
El broche final de la jornada lo puso una “brillante ponencia” del Doctor Jordi Canal, profesor de Historia de la École des Hautes Études en Sciences Sociales (París) denominada Los historiadores catalanes y la construcción de un relato nacional.
Barraycoa cuenta que basándose en textos como el inolvidable Gaziel, Jordi Canal desveló la “imposibilidad de ejercer estudios serios sobre el nacionalismo si el propio historiador toma la historia como arma política”. “Enumeró un sinfín de ejemplos y describió fabulosamente lo que denominó el nacionalismolininismo imperante actualmente en la facultades de historia de las universidades catalanas”, explica este promotor de Somatemps, y hace hincapié en que “este ensimismamiento de la historiografía catalanista ha hecho perder, con las décadas, el prestigio que tenía a nivel internacional y hoy prácticamente subsiste encerrada en su propio discurso acrítico”.

 
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