El sindicato Solidaridad ha liderado en la Eurocámara un manifiesto conjunto con otros dos sindicatos patriotas europeos en defensa de los trabajadores de la Unión.
El texto, que ha sido firmado este jueves en Bruselas, señala que los europeos se enfrentan a grandes amenazas que «ponen en riesgo el bienestar de las familias y la supervivencia de las clases medias», y denuncia que «hace tiempo que los burócratas y políticos que pilotan el rumbo de la UE dejaron de pensar en el bien común y en el futuro de los trabajadores» para «imponer una Agenda 2030 que sólo trae pobreza, destrucción de empleo, pérdida de tejido social e incertidumbre».
«Ahora más que nunca, los sindicatos patriotas europeos debemos plantar cara a la amenaza globalista. Debemos defender los intereses de nuestras naciones, de nuestros sectores productivos y de nuestros trabajadores», afirma el manifiesto impulsado por Solidaridad y firmado, entre otros, por el sindicato UGL, de Italia; y Mosz, de Hungría.
Los sindicatos patriotas europeos rechazan la competencia desleal de productos extranjeros que no cumplen con unos mínimos requisitos laborales, sanitarios o de calidad; el reetiquetado ilegal de productos procedentes de terceros países y que «suponen un grave riesgo para nuestros
productores y consumidores»; y la deslocalización de fábricas y empresas a terceros países «con el aplauso unánime de las oligarquías europeas». «La desindustrialización significa el fin de las oportunidades para sectores productivos como el del metal, el naval, el automovilístico o la minería», recuerdan.
También se oponen a la inmigración ilegal, «que está siendo utilizada por las élites globalistas como herramienta para abaratar salarios y devaluar las condiciones laborales en toda Europa», y al fanatismo climático que está arruinando a los productores de toda Europa. «Los mismos que ayer decidieron nuestra dependencia energética y hoy quieren prohibir los motores de combustión callan ante los altos niveles de contaminación de China o India«, sostienen.
Y dicen no «a los sindicatos vendidos al poder». «Los viejos sindicatos socialistas y comunistas son hoy los mayordomos de poderosos y multimillonarios. Decimos no a la lucha de clases que siguen defendiendo estos sindicatos y que queremos superar fomentando la participación de los trabajadores en la gestión de las empresas en toda Europa», concluye el manifiesto.
