Muy fiel a su estilo, Donald Trump transformó el «juicio» que se lleva a cabo en Nueva York por presunta falsificación de registros, en un acto más de su campaña presidencial y, específicamente, en una gigantesca oportunidad para recaudar fondos para la misma. Dicho esto en un contexto en el que ya el magnate norteamericano ha roto récords de financiación en los últimos meses en su intento por volver a la Casa Blanca luego de las elecciones de noviembre.
Tras ser hallado culpable de 34 supuestos cargos criminales por el jurado el jueves, la campaña «Trump 2024» recaudó 34.8 millones de dólares (poco más de 32 millones de euros) en donaciones en un lapso de tan sólo 6 horas.
Previamente el expresidente había llamado a sus correligionarios a respaldarle económicamente frente al juicio «farsa de Biden» que Trump reiteradamente ha calificado en su cuenta de Truth Social como una abierta «interferencia electoral».
De acuerdo a cifras del equipo de campaña del magnate, solamente en abril su campaña había logrado recaudar 76 millones de dólares (cerca de 70 millones de euros), entretanto el presidente Joe Biden y los demócratas lograron hacerse con una donación cercana a los 47 millones de euros.
Una estrategia ya probada
Hay que decirlo. El asunto de asumirse como el centro de una persecución orquestada desde las más altas esferas del poder en Washington le ha permitido a Trump convertirse en el único líder en pie del bando republicano; algo que se evidenció en la amplia ventaja exhibida mientras duró la contienda interna para disputar la candidatura presidencial.
Tras la aparente emergencia de actores de nuevo cuño como el gobernador de Florida, Ron De Santis, o la exembajadora ante la ONU, Nikki Haley, la judicialización política de la que ha sido objeto Trump desde hace más de un año le ha permitido reforzar su posición y volver de ese sitio inexistente que es el cementerio de los políticos, desplazando con comodidad a cualquier rival interno que se le plante en frente.
La predicción de un escenario futuro es, por tanto, bastante fácil de elaborar: una sucesión de hechos que pongan a Trump en la primera fila de algo parecido a una cacería de brujas o un paredón de fusilamiento sólo reforzará su posición entre los pequeños y grandes donantes, así como en el electorado republicano en general.
En dos platos: es probable que los aportes a su campaña sigan incrementándose semana a semana, mientras dure la película del juicio. A fin de cuentas Trump es rey en el escenario de la polémica, frente a un rival que, si es por emocionar, emociona poco.
