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ALGUNOS DE LOS CASOS MÁS DESTACADOS

Alfie, Archie, Indi… la obsesión de la Justicia británica con eutanasiar a menores

menores eutanasia Reino Unido
Los menores eutanasiados por la Justicia británica. Elaboración propia

En Reino Unido y durante los últimos años se han multiplicado los casos de niños que han sido eutanasiados después de que el Estado, por medio de médicos y los jueces, haya decidido negar a los padres una última esperanza.

Lo que sigue a continuación es un repaso de los casos más conocidos de los menores, la mayoría de ellos bebés, que han sido condenados a la muerte sin alternativa y en contra del deseo de sus progenitores.

Charlie Gard, diez meses (2017)

El caso de Charlie Gard fue el primer caso mediático respecto a la decisión de la Justicia británica de autorizar a un hospital a desconectar a un bebé enfermo del sistema de soporte vital en contra de los deseos de sus padres.

El bebé Charlie Gard.

El pequeño, de tan sólo diez meses, nació sano, pero poco después fue diagnosticado con el Síndrome de Agotamiento Mitocondrial, una enfermedad genética rara que sólo padecen 16 niños en todo el mundo.

Sus progenitores querían trasladarse a un hospital en Estados Unidos en el que se le sometería a un tratamiento experimental en contra del parecer del hospital londinense Great Ormons Street, que hasta entonces trataba al bebé. El caso fue tan mediático que nació la conocida como Legión Charlie que comenzó una campaña que llegó a recaudar más de un millón de libras para costear el tratamiento.

Charlie Gard y Connie Yates recurrieron a la Justicia británica y también a la europea para conseguir la autorización para el citado traslado, pero estos coincidieron que había que dejar morir al bebé debido a las «consecuencias impredecibles» del tratamiento y al sufrimiento que, según los sanitarios, estaba padeciendo el menor.

Pese al respaldo que estos padres recibieron de la sociedad, así como del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y del Papa Francisco, Charlie falleció después de ser trasladado a un hospicio para enfermos terminales donde se le retiró la respiración artificial que le mantenía con vida.

Sus padres habían pedido que se le mantuviera con vida artificialmente varios días más en el centro de cuidados paliativos para poder despedirse del niño, un deseo que tampoco fue respetado.

Alfie Evans, 23 meses (2018)

Alfie Evans, de 23 meses, padecía una condición neurológica degenerativa no diagnosticada que le mantenía hospitalizado en el centro Alder Hey de Liverpool.

Alfie Evans junto a sus padres.

Durante 2018 sus padres lucharon durante meses en los tribunales para evitar que le retirasen el soporte vital e intentar trasladar al pequeño al hospital pediátrico Bambino Gesù de Roma.

Un juez británico falló a favor del hospital al considerar que no había posibilidad de tratamiento y que lo que necesitaba el niño eran cuidados paliativos y «tranquilidad y estabilidad» para concluir su vida «con dignidad». En la sentencia se afirmaba además que mantenerlo con vida a través de un ventilador no respondía al mejor interés de Alfie.

Sus padres, Tom Evans y Kate James, recurrieron esta sentencia sin éxito, y el Tribunal Supremo del Reino Unido les denegó el derecho a apelar la decisión judicial.

Pese al respaldo que esta familia recibió del Papa Francisco, que medió para su traslado e incluso recibió a Tom Evans en audiencia privada , el pequeño Alfie fue desconectado de la respiración artificial y murió cinco días después.

«Nuestro pequeño sacó las alas esta noche a las 2,30 de la madrugada», escribieron entonces sus padres en la cuenta de Facebook que crearon en denuncia del caso. De nada habían servido los recursos presentados ante al Tribunal Supremo británico, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y la Corte de Apelación.

Isaiah Haastrup, once meses (2018)

Isaiah Haastrup sufrió un daño cerebral irreversible causado por falta de oxígeno durante el parto. El hospital en el que nació, el King’s College Hospital de Londres, admitió que se habían retrasado en hacer a la madre la cesárea, pero también se produjo una rotura del útero que afectó al bebé.

Isaiah Haastrup junto a su madre en el hospital.

Takesha Thomas y Lanre Haastrup, los padres de Isaiah, querían que el soporte vital continuara y emprendieron una batalla legal contra el hospital. Al ser rechazados sus argumentos tanto en un juicio regular como en el Supremo de Reino Unido, llevaron el caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Los jueces de Estrasburgo también dictaminaron que mantener el tratamiento al bebé sería «inútil», ya que su situación era «irreversible».

El pequeño murió con once meses.

Midrar Ali, cuatro meses (2019)

En septiembre de 2019, el recién nacido Midrar Ali sufrió un daño cerebral severo durante el parto, cuando las complicaciones relacionadas con su cordón umbilical le privaron de oxígeno. Fue tratado en el Hospital St. Mary’s, en Manchester.

Los médicos del hospital dictaminaron que el pequeño había sufrido una «muerte del tronco encefálico» y ordenaron su desconexión del soporte vital, sin embargo este diagnóstico de muerte no se acepta en muchas partes del mundo.

“La muerte del tronco encefálico no necesariamente equivale a la muerte”, dijo a la agencia CNA Tadeusz Pacholczyk, PhD, bioético y director de educación en Centro Católico Nacional de Bioética.

Pese a que los padres mantenían que tenían evidencia de que el niño tenía signos vitales y respondía a los estímulos, los tribunales dieron la razón al hospital y desconectaron a Midrar a los cuatro meses de su nacimiento.

Pippa Knight, cinco años (2021)

Pippa Knight nació en 2015 y en diciembre de 2016 fue diagnosticada con encefalopatía necrotizante aguda, una enfermedad muy rara que afecta al cerebro.

Pippa Knight y su madre Paula Parfitt.

Una vez en estado vegetativo, la pequeña estuvo ingresada en el Evelina London Children’s Hospital. Su madre, Paula Parfitt, quería que Pippa dejara el hospital para poder ser atendida en casa.

Pero los médicos que tratan a la menor no estuvieron de acuerdo y decidieron que el tratamiento de soporte vital debía terminar.

En este punto Parfitt, de 41 años, ya había perdido la batalla en el Tribunal Superior y el Tribunal de Apelaciones y quería que los jueces de la Corte Suprema consideraran el caso. Este tribunal dictaminó que el caso de Pippa no planteaba «ningún punto de derecho discutible» que debiera ser considerado por la Corte Suprema.

Pippa falleció en el hospital antes de volver a casa con su madre.

Alta Fixsler, dos años (2021)

Alta Fixsler sufrió una grave lesión cerebral al nacer que le impedía comer y respirar de manera natural. Desde su nacimiento en 2021 había permanecido ingresada en el Royal Manchester Children’s Hospital.

Alta Fixsler en el hospital.

La fundación NHS de la Universidad de Manchester, que había cuidado a Alta desde su nacimiento, decidió cuando esta tenía dos años que «lo mejor para ella» era retirarle el soporte vital y permitirle morir.

Pero sus padres argumentaron que la retirada del tratamiento iba en contra de sus creencias religiosas y pidieron a los tribunales que les permitiesen trasladar a su hija a Estados Unidos o Israel, donde varios hospitales se habían ofrecido a hacerse cargo de la niña.

El tribunal de apelación confirmó un fallo anterior del tribunal superior que permitía a los médicos retirar el tratamiento y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos también rechazó la apelación de los padres.

Alta murió después de que su máquina de soporte vital fuera desconectada mientras sus «padres estaban a su lado», dijo una portavoz de la familia.

Archie Battersbee, 12 años (2022)

Archie Battersbee, de 12 años, entró en coma tras su supuesta participación en un reto viral de TikTok que consistía en aguantar la respiración hasta el desmayo.

Archie Battersbee.

La familia mantuvo durante cuatro meses una batalla legal contra el Royal London Hospital en el que se encontraba ingresado y que quería retirarle el soporte vital.

Agotadas todas las vías de la Justicia, e incluso después de haber recurrido al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que consideró que la petición «escapaba» a su jurisdicción, a los padres no les quedó otra opción que asumir que el ventilador y los fármacos que recibía serían retirados, contra su voluntad.

Indi Gregory, ocho meses (2023)

Indy Gregory, de ocho meses, padecía una enfermedad mitocondrial rara, incurable y degenerativa que hacía que sus células no produjeran suficiente energía.

Indi Gregory.

Pese a que el Hospital pediátrico Bambino Gesù de Roma, que depende del Papa Francisco, se puso a disposición de tratar a la pequeña Indy e incluso el Gobierno de Meloni también puso de su parte en ayudar a los padres de la menor, que se oponían a la decisión del hospital, Indy falleció en la madrugada del pasado lunes tras ser desconectada de la respiración artificial que le mantenía con vida.

La orden del juez pretendía mantener la «dignidad de vida» de Indy.

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