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«No enviaremos armas»

Orbán responde a la Administración Biden y afirma que seguirá anteponiendo los intereses de Hungría

Orbán gobierno húngaros
El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. Reuters

En muchos sentidos, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, es el niño que gritó que el emperador estaba desnudo en el cuento de Andersen, solo que lo hace irritantemente a menudo. Lo suyo es decir en alto lo que cualquiera puede ver pero todos callan, y en esta ocasión la verdad que repite Orbán es que lo último que podría interesar al mundo, y muy especialmente a Europa, es provocar un enfrentamiento bélico con Rusia, y que la presión de Washington, cada vez más descarada e intensa, para que los europeos acaten órdenes acerca a Estados Unidos al modelo imperialista que pretende combatir.

El Gobierno de Biden está cargando contra la Hungría de Orbán de un modo completamente desproporcionado por su negativa a colaborar más directamente en favor de Ucrania en su guerra con Rusia. Y Orbán lo dice en alto, como también insiste en que va a seguir anteponiendo los intereses de su propio país a los de Estados Unidos, una postura que Europa haría bien en seguir.

Inmune a la presión norteamericana, Orbán ha declarado que no se puede obligar a su país a unirse a la guerra del lado de Ucrania. «Estados Unidos no ha renunciado a su plan de empujar a todos, incluida Hungría, en una alianza bélica», ha asegurado Orbán en rueda de prensa. «He dejado claro varias veces, y la diplomacia húngara también lo ha expresado, que la voluntad del pueblo húngaro es clara y nuestro conocimiento de la historia es bastante sólido, por lo que no permitiremos esto. No permitiremos que nos metan en una guerra. No enviaremos armas y no nos involucraremos en un conflicto que no sea nuestra guerra«, agregó el primer ministro húngaro.

Orbán respondía así a la creciente tensión que se ha ido formando en los últimos días en sus relaciones con Estados Unidos, después de que el embajador estadounidense en Budapest, David Pressman, criticara despectivamente la audacia de Hungría al pensar por su cuenta sobre lo que le conviene y no acatar automáticamente lo que conviene a los intereses de Estados Unidos.

«Nos preocupa el continuo entusiasmo de los líderes húngaros por expandir y profundizar los lazos con la Federación Rusa, a pesar de la continua agresión brutal de Rusia contra Ucrania y la amenaza a la seguridad transatlántica», dijo Pressman en una conferencia de prensa en Budapest la semana pasada. En respuesta, Orbán criticó la miopía de la decisión de Estados Unidos en la radio estatal y expresó su preocupación de que Estados Unidos no entienda el clima geopolítico y actúe como si lo hiciera.

Desde Estados Unidos llevan ya algún tiempo criticando duramente a los húngaros por no seguir su liderazgo en el conflicto en Ucrania, crítica que el primer ministro húngaro considera equivocada. «Cuando escucho hablar de armas nucleares, o de que un país de Europa occidental está llevando armas de uranio empobrecido a Ucrania, pienso en Chernobyl», dijo Orbán al referirse a la decisión de Gran Bretaña de enviar municiones de tanques de uranio empobrecido a las fuerzas ucranianas.

«A un estadounidense no se le pasa por la cabeza, pero si algo sucede en Ucrania, es mejor que la gente no salga a la calle». En definitiva, Estados Unidos no tiene «piel en el juego», lo que sucede le pilla lejos y sus consecuencias, por negativas que sean para su liderazgo geopolítico, no les van a afectar directamente como sí sucede con Hungría. «Para Estados Unidos, cada baja en el frente no produce el mismo sentimiento que entre nosotros, porque la persona muerta podría ser un húngaro de Transcarpacia», señala. «Todo lo que sucede allí se convierte en parte de nuestras vidas ese mismo día».

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