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«Al rechazar el cristianismo nos hemos convertido en unos paganos hedonistas»

Viktor Orbán: «Bruselas está llevando a cabo una campaña contra las naciones europeas favorables a la familia»

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. Europa Press

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, pronunció la semana pasada un discurso en la Universidad de verano Bálványos, ubicada en Băile Tușnad, en el centro de Rumanía. El año pasado les ofrecimos las palabras que el mandatario húngaro dirigió en ese mismo evento, con las que detalló su agenda contra el globalismo; este año, el líder de Fidesz tampoco defraudó, con una alocución en la que analizó la situación global en general, y la húngara en particular.

Durante su discurso, Orbán aseguró que estamos viviendo en un período «particularmente peligroso» en la historia de la humanidad. «Estos son los años de grandes cambios. Este cambio afecta a todas las partes de la Tierra y a todos los países», señaló. Para el primer ministro húngaro el «equilibrio de poder» en el mundo «ha cambiado» y ahora estaríamos sufriendo «las graves consecuencias» de ese cambio.

Orbán recordó entonces el periodo del yugo comunista y la desaparición de la URSS, y cómo, aún así, antes «existía un equilibrio de poder en el mundo». Para los húngaros, dijo, ese período constó de dos partes. «Los primeros 45 años correspondieron a la parte de cuando habíamos sido entregados por los anglosajones a los comunistas soviéticos«; la segunda, que ha durado hasta ahora 33 años, continuó, «cuando hemos podido vivir libremente, sin la ocupación militar, sin la Unión Soviética y sin los comunistas». Aunque hubo un gran cambio, afirmó el mandatario centroeuropeo, «el equilibrio del mundo no se alteró, porque logramos que la Unión Soviética saliera de la historia sin guerra».

El auge de China

«Pero ahora China ha desplazado el equilibrio del mundo. Este es un viejo temor del mundo occidental. Incluso Napoleón dijo: deja que China duerma, cuando despierte, sacudirá al mundo«, citó Orbán. El primer ministro de Hungría recordó cómo en los setenta EEUU «decidió sacar a China de su aislamiento», con el objetivo de «poder manejar más fácilmente a los rusos». «Pero resulta que en realidad este tema, la liberación de China pertenecía al tiempo histórico, porque como resultado de esta liberación, hoy Estados Unidos —y todos nosotros— nos enfrentamos a una fuerza incluso mayor a la que habíamos querido derrotar«, advirtió.

El mandatario húngaro señaló que «nunca ha habido un cambio tan rápido y tectónico en el equilibrio del poder global» como el de hoy. La elevación de China es «diferente» a la de EEUU. «Estados Unidos fue creado, pero China es», recordó. «En otras palabras, en realidad estamos hablando de un retorno, estamos hablando del retorno de una civilización de cinco mil años con mil cuatrocientos millones de personas. Y este es un problema que necesita ser resuelto, porque no se resolverá por sí solo», explicó el primer ministro húngaro.

El líder de Fidesz recordó que China se ha convertido en una potencia de producción; de hecho, añadió, «ya ha superado a EEUU, o lo está superando justo en estos minutos». «Lo que sucedió fue que el camino de la revolución industrial occidental y la revolución de la información global que nos costó trescientos años, China lo recorrió en treinta» y, como resultado, «sacó a cientos de millones de personas de la pobreza, y hoy el bienestar y los conocimientos de la humanidad en su totalidad son superiores a lo que eran».

Si esto es así, «¿dónde está el peligro?», se preguntó Orbán. El peligro radica en que «la medalla de oro ya tiene dueño». Estados Unidos, después de la década de 1870, «creció creyendo que era el país número uno, con el derecho inalienable de poseer la primacía económica mundial«, algo que, según el primer ministro de Hungría, «forma parte de su identidad nacional, es una especie de credo para ellos». Cada vez que esta primacía se cuestionó, continuó, siempre la defendieron «con éxito». Hizo retroceder a la Unión Soviética y también hizo retroceder a la Unión Europea, aseguró Orbán. «Hace algunas décadas, la Unión Europea todavía tenía el plan de promover el euro para que junto con el dólar fuera la moneda mundial. Y podemos ver dónde está el euro hoy», señaló. «En 2010, tanto EEUU como la Unión Europea agregaron entre un 22 y un 23% a la producción mundial total, hoy EEUU contribuye con un 25% y la Unión Europea con un 17%. En otras palabras, Estados Unidos repelió con éxito el intento de la Unión Europea de colocarse a su lado o incluso frente a él», afirmó el mandatario centroeuropeo.

Según Orbán, hoy vemos que el dominio estadounidense «está retrocediendo constantemente en el escenario mundial» y, aunque a los líderes mundiales «esto no les gusta», la «desagradable verdad» es que en la política mundial «no hay ganadores permanentes, ni perdedores permanentes». «Una verdad aún más desagradable es que los procesos actuales favorecen a Asia y China, ya sea respecto a la economía, al desarrollo tecnológico o incluso al poderío militar», dijo.

«Una verdad aún más desagradable es que también se están dando cambios en las instituciones internacionales, y todos conocemos la conexión que hay entre quienes crean las instituciones internacionales y los que salen beneficiados de ellas. Por eso, China simplemente ha creado sus propias», continuó. Orbán mencionó al BRICS y el Banco Asiático de Inversión e Infraestructura, «cuyos recursos para el desarrollo superan con creces los recursos para el desarrollo de todos los países occidentales en su conjunto».

China «se alza ante nosotros con el atuendo completo de superpotencia» y posee un «credo civilizatorio: que es el centro del universo». Según Orbán, tiene un plan a largo plazo, «volver a hacer de China algo grande, parafraseando a los estadounidenses» y otro a medio plazo: «recuperar su dominio en Asia que había tenido antes de la llegada del Occidente». China tiene un «antídoto» para el «arma principal» de EEUU, «los denominados valores universales». «Los chinos simplemente se ríen de esto y dicen que esto es un mito occidental, y de hecho el discurso sobre los valores universales es una filosofía hostil frente a otras civilizaciones no occidentales, y desde ese punto de vista hay algo de verdad en esto», afirmó.

«Hoy estamos en el momento más peligroso de la política mundial, cuando la gran potencia número uno se ve bajado al segundo lugar», insistió, pero la «buena noticia» es que «la guerra no es inevitable». «La condición de esto es que el mundo sea capaz de encontrar un nuevo equilibrio sustituyendo el equilibrio mundial desplazado».

La Unión Europea

Orbán comentó que da la impresión de que la Unión Europea «está sufriendo de ansiedad y se siente cercada». «Hay alrededor de 400 millones de personas en la Unión, incluyendo al mundo occidental, que son otros 400, se trata de 800 millones de personas, rodeadas por otros 7 mil millones«. La UE se ve a sí misma como una unión «rica y débil» que ve un mundo rebelde a su alrededor: «se nota un ruido confuso, viejos agravios, muchas bocas hambrientas, un desarrollo brutal, consumo descomunal, millones preparándose para partir hacia Europa».

Orbán mencionó como muchos países europeos van a bajar en en el ranking del PIB de aquí a 2030. «Esta es la realidad. Hoy, este miedo, este sentimiento de estar rodeado, está conduciendo a nuestra Unión Europea hacia el encerramiento, por estar asustada de la competencia. Es como un viejo campeón de boxeo, mostrando sus cinturones de campeonato, pero ya no quiere subir al ring«, señaló el primer ministro húngaro.

Orbán aseguró que otro proceso europeo de los próximos años en el que los húngaros tendrán que posicionarse es «la pugna entre federalistas y soberanistas«. En esto «sufrimos un duro golpe en las costillas» cuando los ingleses abandonaron la Unión Europea con el Brexit. «Esto inclinó la balanza entre soberanistas y federalistas dentro de la Unión. Ya que en un lado estaban los franceses y los alemanes, siendo federalistas, en el otro lado los ingleses y nosotros», el Grupo de Visegrado​.

Los federalistas «han lanzado un ataque» contra Visegrado. «Todos vemos el resultado. Los checos esencialmente han cambiado de posición, Eslovaquia está tambaleante, solo los polacos y los húngaros resisten«, afirmó. Sin embargo, Orbán cree que existe la oportunidad de que crezca «el campo de los soberanistas», ya que «se ha formado un gobierno así en Italia».

«No nos hagamos ilusiones: los federalistas están llevando a cabo un intento de derrocamiento, lo dijeron abiertamente: querían un cambio de gobierno en Hungría» y «dieron financiación a la oposición húngara», advirtió. «Ahora están haciendo lo mismo en Polonia, y recuerden cómo intentaron evitar que la derecha de Meloni ganara en Italia«, prosiguió. «Todo esto no ha funcionado, y espero que después de las elecciones europeas previstas para junio de 2024 y la posterior redistribución de los puestos de poder, se genere una situación de equilibrio más favorable para nosotros en Europa que la que vivimos hoy», dijo.

Hungría y la UE

En 2010 «abrimos una nueva era», recordó Orbán. «No importa en qué dificultades nos encontremos, no importan los truenos, relámpagos y tempestades que puedan surgir alrededor nuestro. Tenemos una nueva era, que tiene bases espirituales y económicas», señaló.

El fundamento espiritual está resumido en la Constitución, aseguró el mandatario.» «La nueva Constitución húngara es el documento que pone de relieve con mayor claridad lo que nos distingue de los demás países de la Unión Europea», continuó. Orbán explicó que en las Constituciones liberales de los países europeos «el elemento central de ellas es el yo«, mientras que en la de Hungría es el nosotros. «La constitución húngara parte del hecho de que hay un lugar que es nuestro: este es nuestro hogar. Hay una comunidad que es nuestra: esta es nuestra nación. Y hay un modo de vida, quizás más precisamente un régimen de vida, que es nuestro, y esta es nuestra cultura, nuestra lengua», explicó.

«Uno solo no puede lograr la paz, la familia, la amistad, la ley y el espíritu comunitario«, es más, «ni siquiera podéis obtener la libertad estando solo». «Todas las cosas buenas de la vida se basan esencialmente en la cooperación con los demás, y si estas son las cosas más importantes en nuestras vidas, dice así la Constitución húngara, entonces la sociedad y el sistema jurídico deben protegerlas», recordó el primer ministro.

Orbán explicó que la decisión de crear una nueva constitución —«cristiana», «húngara» y «nacional»— que tomaron en 2011 «no fue mala», porque desde entonces ha tenido lugar la crisis migratoria, «que se ve claramente que no es posible manejarla de la manera liberal» y «resultó que la campaña de género, de LGBTQ, solo puede ser contrarrestada a nivel de la comunidad, mediante medidas de protección infantil«.

Hace más de doscientos años «los intelectuales y líderes políticos izquierdistas, internacionalistas y liberales pensaban que, tras rechazar la religión y el cristianismo, se crearía una comunidad ideal, ilustrada, basada en el entendimiento de los conceptos del bien y del bien común», pero hoy se puede ver «que esto fue una mera ilusión; al rechazar el cristianismo, en realidad nos hemos convertido en unos paganos hedonistas«.

Esto es lo que se encuentra en el centro de los conflictos entre la Unión Europea y Hungría, aseguró. La UE «rechaza la herencia cristiana, dirige intercambios de población a través de la migración y lleva a cabo una campaña LGTB contra las naciones europeas favorables a la familia«.

«En Europa se ha creado una propia clase política, a la que no se requiere la rendición de cuentas, que ya carece de convicciones cristianas o democráticas», afirmó. «No tenemos otra opción. Por mucho que amemos a Europa, por mucho que sea nuestra, sí, tenemos que luchar», alentó Orbán. «Nuestra posición es clara: no queremos que todos tengan la misma fe, no queremos que todos vivan la misma vida familiar o que celebren las mismas fiestas, pero insistimos en que tenemos un hogar común, tenemos un idioma común, tenemos una esfera pública común, tenemos una cultura común, y todo esto constituye el fundamento de la seguridad, la libertad y el bienestar de los húngaros y, por lo tanto, deben ser protegidos a toda costa. Es por eso que no haremos concesiones. No vamos a retroceder. Insistiremos en nuestros derechos en Europa. No vamos a ceder al chantaje político o financiero», concluyó el primer ministro húngaro.

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