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en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales

Colombia elegirá entre transitar el camino socialista o el cambio liderado por un empresario

Boleta utilizada en las elecciones de Colombia. Reuters

La más reciente encuesta de Invamer para Noticias Caracol, Blu radio y el diario El Espectador, sugiere que hay un empate técnico entre Rodolfo Hernández y Gustavo Petro para la segunda vuelta presidencial. El primero estaría bordeando el 48,2% de los votos y el segundo el 47,2%. Cabe recordar, no obstante, que Petro se acercaba al 56% de la intención de voto en abril y al 50% en mayo, en las encuestas realizadas por la misma firma; mientras que Hernández bordeaba el 40% en abril y el 47% en mayo.

Sin duda, el sorpresivo paso de Hernández a la segunda vuelta, superando a Federico Gutiérrez, quien tenía todo el respaldo de la actual coalición de Gobierno, lo consolidó como la apuesta de quienes buscarán evitar que Petro gane la elección pero, a la vez, de quienes ven una oportunidad para derrotar en las urnas al establecimiento político colombiano. Ese cuya ala derecha estaba con Gutiérrez y cuya ala izquierda hoy cierra filas con Petro.  

De igual modo, la encuesta de la Alianza Nacional de Firmas Encuestadoras “Los Mosqueteros” para Telepacífico y Colprensa, muestra que la intención de voto por Hernández sería de 44,68% y por Petro de 43,83%. A una semana de la elección definitiva, que se llevará a cabo el domingo 19 de junio, este empate técnico parece evidenciar el grado de polarización al que ha llegado la opinión pública en Colombia. Es muy difícil que Petro logre más respaldo electoral que el que ya logró con la adhesión de algunos dirigentes que acompañaron al candidato de la Centro Esperanza, Sergio Fajardo, incluyendo al exministro y excandidato Alejandro Gaviria, y al excandidato a la Vicepresidencia y exministro Luis Gilberto Murillo.

Por su parte, Rodolfo Hernández ha recibido el apoyo del exgobernador de Boyacá y excandidato presidencial Carlos Amaya, del exsenador y excandidato presidencial Juan Manuel Galán, heredero del partido Nuevo Liberalismo que fundó su padre, el asesinado dirigente liberal Luis Carlos Galán Sarmiento; además de múltiples invitaciones de importantes dirigentes políticos de la derecha colombiana a sus electores para que voten por él, aclarando que no los ha buscado y no esperan que lo haga.

El escándalo de los “Petrovideos” y el comunicado que leyó Hernández, en el que denuncia amenazas de muerte y que por primera vez en su vida siente miedo, enmarcan la última semana de campaña. Una en la que no habrá eventos masivos, no habrá debates presidenciales y en la que las agresiones en redes sociales se han disparado a niveles poco vistos en Colombia. De hecho, muchos insisten en que un escenario tan corroído no se vivía en Colombia desde el proceso 8000, en el que fueron investigados, acusados y condenados políticos que recibieron dinero del narcotráfico, y en el que quedó demostrado que Ernesto Samper fue elegido presidente, en 1994, gracias al aporte de varios millones de dólares por parte del entonces Cartel de Cali.

El equipo de Petro ha concentrado sus esfuerzos en una campaña negativa en contra de Hernández, acusándolo de cosas tan absurdas como el hecho de que su hija, asesinada presuntamente por la guerrilla del ELN, aún figure en documentos públicos y su cédula siga vigente, algo que se explica porque su cuerpo nunca fue hallado y, por tanto, estaba en condición de desaparecida.

Insisten en que Hernández está imputado por presuntos hechos de corrupción, pero olvidan el sinnúmero de investigaciones que ha enfrentado Petro y muchos de quienes hoy integran el sanedrín del Pacto Histórico. En Colombia se dice coloquialmente que “a nadie se le niega una investigación” y, como en cualquier Estado que se pretenda de derecho, ser llamado a juicio no es una condena. Eso al Pacto Histórico no le importa. Como quedó demostrado en los videos revelados esta semana, su estrategia es destruir al contrincante como sea. Los límites éticos que se queden en los libros.

Todo parece indicar que la derecha colombiana definirá la elección, pues, tal como lo evidencia la encuesta Invamer, el 35% de los colombianos se considera de Derecha, el 25% de izquierda, el 24% de centro y el 15% sin afinidad. Petro dividió el centro político, pues fue un objetivo trazado para arrinconar a la coalición Centro Esperanza antes de la primera vuelta y es imposible que la derecha se incline por Petro. De allí que el Pacto Histórico ahora esté pidiendo a quienes rechazan a Petro que voten en blanco, algo que copió el excandidato presidencial Sergio Fajardo, quien, tal como lo hizo en 2018, anunció que así votará el 19 de junio.

En 2016, cuando el presidente Juan Manuel Santos sometió a Plebiscito el acuerdo con la guerrilla de las FARC e inyectó billones de pesos en la campaña por el SI, alegando que se trataba de “pedagogía por la paz”, las encuestas mostraban amplia ventaja por esa opción y pocos sugerían que podría haber una sorpresa. Con pocos recursos, resistiendo los ataques del gobierno y con toda la izquierda unida en respaldo del gobierno, ganó el NO.

Hoy, a pesar de que Hernández se ha comprometido a cumplir el acuerdo con las FARC y negociar con otros grupos armados, el país vuelve a dividirse entre quienes quieren transitar hacia el socialismo y quienes, por el contrario, prefieren la incertidumbre de un cambio que se presenta algo errático, pero que está en cabeza de un empresario exitoso y contrario al régimen.

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