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De la militancia estudiantil de extrema izquierda a la relación con Soros

Informe Gorriti (II): una sinuosa biografía

Como mencionábamos en nuestra entrega de la semana pasada, la más reciente filtración de corrupción en Perú ha tenido consecuencias que superan las expectativas. La exfiscal de la nación, Patricia Benavides, fue suspendida de su cargo a principios de diciembre de 2023 debido a una investigación por «organización criminal» a su círculo más cercano. Es importante recordar que Benavides está vinculada a la derecha peruana porque se le atribuye una cruenta investigación al expresidente izquierdista radical Pedro Castillo.

El asesor principal de Benavides, Jaime Villanueva, también conocido como «el filósofo», fue detenido preliminarmente por 10 días a finales de noviembre y optó por colaborar con la justicia. Villanueva no solo brindó testimonios contra la exfiscal y su entorno, sino también contra congresistas, fiscales y, de manera detallada, contra el reconocido periodista internacional Gustavo Gorriti, ex corresponsal de El País en Perú.

En resumen de lo informado hace siete días, Villanueva alegaba que Gorriti, director del medio peruano IDL-Reporteros, influía en las investigaciones fiscales y demandaba contrataciones al exfiscal de la nación Pablo Sánchez. Villanueva también reveló que la periodista Romina Mella, segunda al mando en IDL-Reporteros, revisaba expedientes y trabajaba como una más en el despacho de los fiscales del Caso Lavajato, una investigación sobre la red de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht. Además, describió cómo Gorriti intercambiaba información con fiscales para publicarla en momentos cruciales de los procesos judiciales de políticos peruanos, centrándose especialmente en el caso del expresidente Alan García, quien se suicidó en 2019 antes de ser detenido. Sobre esta historia, profundizaremos en nuestra próxima entrega.

Durante años, diversas personalidades acusaron a Gorriti de ser una especie de titiritero en el sistema judicial peruano, jugando en colaboración con jueces y fiscales para alcanzar objetivos políticos en lugar de periodísticos. Estas acusaciones no parecían convincentes para el gran público, más allá de los círculos y medios de orientación derechista. Sin embargo, las revelaciones de Jaime Villanueva podrían confirmar las sospechas. El fiscal supremo peruano Alcides Chinchay inició una investigación preliminar contra Gorriti por presunta comisión del delito contra la Administración Pública el pasado jueves 22. Gorriti, de 76 años, anunció días atrás que padece cáncer.

Una biografía intrigante

Gustavo Gorriti (1948) creció en un hogar que fomentaba el izquierdismo radical. Su padre, Gustavo Gorriti Butrón, fue diputado en los años 1940 por el Partido Comunista Peruano, vinculado a la Unión Soviética (URSS) y la Komintern. Su madre, Dora Ellenbogen Goldenberg, era rusa, de origen judío y también dirigente comunista en la URSS. Un libro sobre la vida de Gorriti Butrón (Diputado visionario, 2021, editorial Areide) recoge el testimonio de que siempre «conservó una visión de izquierda» y solía dialogar al respecto con su hijo (Gorriti Ellenbogen).

En su juventud, se inscribió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Perú. Según una fuente reservada para este reportaje, Gorriti fue militante del Frente Estudiantil Revolucionario-FER y formó parte de su «fuerza de choque». Aunque no completó sus estudios, viajó a Israel a finales de los años sesenta, donde vivió durante tres años. Sobre sus actividades en los años setenta, se sabe que fue agricultor en la región peruana de Arequipa y llegó a ser campeón nacional de judo, el arte marcial. La fama le llegó en 1982 cuando inició su carrera en el periodismo.

A finales de 1981, se unió a la célebre revista peruana CARETAS. En 1982, con pocos meses de experiencia, destapó el Caso Langberg, una investigación sobre el narcotraficante peruano Carlos Langberg y sus vínculos políticos. En su libro La calavera en negro (Planeta, 2006), Gorriti detalla cómo, a pocos meses de iniciar su carrera, coordinaba con el fiscal de la nación, viceministros, agentes de la DEA y otros poderes. El resultado fue extraordinario: Carlos Langberg fue encarcelado. Sin embargo, llama la atención cómo un periodista tan novato tenía acceso y coordinación a tan alto nivel. No tenía ni un año de experiencia.

En la década de 1980, sus investigaciones sobre Sendero Luminoso, una organización terrorista de tendencia maoísta, le valieron una beca de la Fundación Guggenheim en la Universidad de Harvard. Allí, fue compañero de carpeta de Roberto Eisenmann, dueño del diario panameño La Prensa. Gorriti se convirtió en director de ese periódico en 1996, y en Panamá comenzó a mostrar el modus operandi de titiritero del sistema judicial que ahora se le atribuye en Perú.

El Modus Operandi

El pasado domingo, el programa ContraCorriente del canal peruano Willax transmitió una entrevista reciente al ex fiscal general de Panamá, José Antonio Sossa Rodríguez. Casi tres décadas después de los hechos, Sossa denunció un intento de manipulación por parte de Gorriti Ellenbogen. Según Sossa, Gorriti se presentó en su oficina e instó a abrir una investigación al yerno del expresidente panameño Ernesto Pérez Balladares por presuntos actos de corrupción. Ante la falta de pruebas, Sossa no inició la investigación. El exdirector de La Prensa tomó represalias acusando a Sossa de recibir donaciones de narcotraficantes para una campaña anterior a diputado, aunque nunca se comprobaron dichos aportes, ya que la única evidencia era una fotocopia de un documento inexistente en las instituciones responsables.

Tras numerosas denuncias periodísticas de La Prensa contra el gobierno de Pérez Balladares y diversas acusaciones de difamación contra Gorriti, en 2000 tuvo problemas con la justicia panameña, y el Sindicato de Periodistas de ese país lo declaró persona non grata. Por ello, regresó a Perú ese año, en medio del colapso del gobierno de su archirrival Alberto Fujimori. En ese momento, brindó un completo apoyo a la oposición, liderada en ese entonces por el expresidente peruano, actualmente encarcelado, Alejandro Toledo.

El factor George Soros

En una crónica firmada por el reconocido periodista peruano Fernando Vivas del diario El Comercio, Álvaro Vargas Llosa, hijo del premio Nobel de Literatura, relató una reunión en la que participaron él, Gorriti, Alejandro Toledo, George Soros y otras personas. Fue en Varsovia a fines de junio de 2000, durante el Foro Mundial Sobre la Democracia. Según Vargas Llosa, Gorriti propuso la idea de reunirse con Soros para solicitar ayuda en acciones contra Fujimori. Hubo una reunión en la habitación de hotel de Soros, donde este escuchó y ofreció un millón de dólares para manifestaciones contra Fujimori. El dinero fue entregado y, según las versiones, mal utilizado por Alejandro Toledo. Gorriti confirmó la existencia de la reunión.

Esta es la primera conexión conocida entre el periodista y el magnate, una colaboración que se consolidaría a lo largo de los años. Durante la década de 2000, Gorriti buscó financiamiento para establecer un supuesto medio de periodismo de investigación independiente. Aunque exploró fondos de cooperación internacional sin éxito, en 2009 fundó IDL-Reporteros, afiliado a la ONG Instituto de Defensa Legal (IDL), gracias a una donación de 160 mil dólares del Open Society Media Program. Luego, entre 2012 y 2016, las mayores donaciones al IDL provinieron de la misma fundación, ascendiendo a tres millones de dólares. Entre 2016 y 2019, la donación fue de 1,3 millones, y se estima una proporción similar entre 2020 y 2022. Estos datos según la Agencia Peruana de Cooperación Internacional.

¿Cómo ha utilizado IDL y Gustavo Gorriti esta financiación? Citando las palabras del periodista peruano Aldo Mariátegui que presentamos la semana pasada: «Gorriti NO es un periodista. Definámoslo correctamente: es un activista político que ha utilizado el periodismo como herramienta para manipular a la fiscalía en contra de otros«. Sin embargo, para profundizar en cómo operó políticamente en el sistema judicial peruano, paso a paso, hasta que prácticamente se encarceló a toda la primera plana de la clase política peruana, será necesario dedicar otra entrega a la sinuosa historia de Gustavo Gorriti Ellenbogen, el periodista peruano financiado por George Soros y excorresponsal de El País en Perú.

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