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EN ASUNTOS COMO DEMOCRACIA, DERECHOS HUMANOS Y GEOPOLÍTICA

La cumbre de Johannesburgo ratifica el carácter contradictorio y antioccidental del Grupo de los BRICS

XV Cumbre de los BRICS en Johannesburgo. Europa Press

La declaración final de la cumbre de los BRICS revela una contradicción en materia de derechos humanos; vaguedad en geopolítica y posibilidades financieras.

El documento presentado en Johannesburgo, que puso fin a la reunión de los BRICS, mostró una enorme contradicción e hipocresía en relación con los derechos humanos y la democracia. En cuanto al poder geopolítico, que podría haberse abordado con mayor claridad, lo que ocurrió fue una vaguedad respecto de la situación en Ucrania, por ejemplo; y ninguna mención de Estados Unidos, Occidente o el G7, tan a menudo presentes en los discursos de los jefes de Estado del grupo. Lo que sí puede avanzar concretamente es en la coordinación financiera liderada por China.

El grupo, surgido de un acrónimo creado en el sector financiero en 2001 por Goldman Sachs, acabó convirtiéndose en un eje de oposición a Occidente y Estados Unidos. Hoy es un instrumento importante para la inserción internacional de China, en el que los demás miembros parecen ser peones de la política exterior del gigante asiático.

Al evaluar el documento final, encontramos contradicciones absurdas. Uno de los puntos habla de «igualdad soberana» mientras Rusia invade otra soberanía y China se expande imperialistamente a través del océano. Otro punto paradójico es una supuesta defensa de la democracia, cuando la mayoría de sus miembros tienen regímenes antidemocráticos. China es un régimen totalitario; Rusia una autocracia; y la democracia brasileña se está deteriorando día a día. Además, se sumaron nuevos países autoritarios como Arabia Saudita, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Etiopía. Un extracto del documento dice:

«2. Reafirmamos nuestro compromiso con el espíritu BRICS de respeto y comprensión mutuos, igualdad soberana, solidaridad, democracia, apertura, inclusión, mayor colaboración y consenso«.

El tercer punto del documento repite, de forma ridícula, la defensa de la democracia, los derechos humanos y las libertades fundamentales. Países como China, Rusia, Brasil, Irán y Arabia Saudita no defienden en modo alguno las «libertades fundamentales» de los opositores políticos, periodistas y otros ciudadanos que no están de acuerdo con el poder establecido. ¿Cómo conciliar agendas radicales progresistas, que criminalizan cualquier crítica a los miembros de la comunidad LGBT, con posiciones extremistas de castigar cualquier comportamiento sexual desviado en países como China, Rusia, Arabia Saudita e Irán (subrayado nuestro):

«3. Reiteramos nuestro compromiso con el multilateralismo inclusivo y la defensa del derecho internacional, incluidos los propósitos y principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas (ONU) como su piedra angular indispensable, y el papel central de la ONU en un sistema internacional en el que los Estados soberanos cooperen para mantener la paz y la seguridad, promover el desarrollo sostenible, garantizar la promoción y protección de la democracia, los derechos humanos y las libertades fundamentales para todos, y promover la cooperación basada en el espíritu de solidaridad, respeto mutuo, justicia e igualdad«.

Otro elemento ficticio del documento es el decimoquinto, que habla del «respeto al derecho internacional humanitario», mientras uno de los miembros de la organización está en guerra, en la invasión contra Ucrania.

El punto 17 es crítico con Israel y alineado con Palestina.

Otro pasaje paradójico del documento fue la condena del terrorismo, cuando nuevos miembros de los BRICS, como Irán, están patrocinando activamente el terrorismo, ejemplificado por Qasem Soleimani (quien fue considerado terrorista por la ONU, Barack Obama y Donald Trump).

Es posible que las «amenazas terroristas» al BRICS sean personas que, de alguna manera, molesten a las autocracias china y rusa, o incluso a la democracia en descomposición en Brasil. En el gigante sudamericano miles fueron detenidos por «actos terroristas» sin el mínimo debido proceso legal. Eso genera una duda de cómo funcionará la cooperación en contra el terrorismo del «Grupo de Trabalho Antiterrorista del BRICS«.

Una de las áreas que debería generar integración en los BRICS es el sector financiero. La creación de think tanks sobre finanzas fue mencionada en el tema 47. Esto puede generar más comercio entre países, pero también puede resultar en la integración del sistema financiero chino en países como Brasil y Argentina, sabiendo que esto tiene un uso peligroso para perseguir oponentes.

En resumen, la Declaración Final de Johannesburgo, que cerró la reciente reunión de los BRICS, expone una serie de contradicciones y ambigüedades que ponen en duda la cohesión y credibilidad del grupo en temas como los derechos humanos, la democracia y la geopolítica. Si bien el documento hace afirmaciones grandilocuentes sobre la promoción de la democracia y los derechos humanos, la realidad política de los países miembros y de los recién llegados sugiere un panorama muy diferente.

Además, la falta de una posición clara sobre cuestiones geopolíticas cruciales, como la situación en Ucrania y el terrorismo internacional, sólo aumenta las dudas sobre el papel real y efectivo que los BRICS pretenden desempeñar en el escenario mundial.

El único campo en el que parece haber cierta claridad es el de las finanzas, particularmente con China a la cabeza. Sin embargo, incluso en esta área, las implicaciones de una mayor integración, especialmente bajo el paraguas chino, plantean preocupaciones importantes. Por lo tanto, el futuro de los BRICS como coalición eficaz y unificada sigue siendo, por decir lo mínimo, incierto.

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