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COLOMBIA ACUDE ESTE DOMINGO A LAS URNAS

Las últimas pifias de Pacto Histórico torpedean el plan de Petro para asaltar el poder

El presidente de Colombia, Gustavo Petro. Reuters

Una serie de circunstancias imprevistas ocurridas en los últimos días han caldeado los ánimos en Colombia y parecen hacer tambalear las aspiraciones de Gustavo Petro en la segunda vuelta presidencial de este domingo.

La primera de ellas, y la más importante, fue la revelación de los llamados «Petro-videos», una serie de grabaciones que llegaron anónimamente a la revista SEMANA, las cuales «develan lo más deleznable de la política colombiana desde los narco-casetes y el proceso 8000».

En ellas se observa y escucha a los principales jefes y miembros de la campaña de Petro discutiendo estrategias de guerra sucia en contra de sus adversarios para, mediante mentiras, noticias falsas, descalificaciones y horrendas manipulaciones, mermar sus votos.

La segunda circunstancia fue la declaración de Sofía, hija del candidato Gustavo Petro al diario El País de España, en la cual amenaza a los colombianos con desatar la violencia si su padre no gana las elecciones. Las palabras de Sofía fueron correctamente interpretadas como la política oficial del Pacto Histórico: convocar a protestas vandálicas si no se cumplen sus expectativas. 

La tercera filtración es un audio de la esposa de Gustavo Petro, Verónica Alcocer, quien denigra de las profesionales de la información y la comunicación al afirmar que las periodistas ascienden en sus cargos porque se enredan sentimentalmente con sus jefes.

Sus afirmaciones suscitaron duras reacciones de las más reconocidas periodistas de Colombia, por lo que la aspirante a Primera Dama se vió obligada a ofrecer disculpas -horas más tarde- aunque aclarando que las grabaciones eran ilegales y sacadas de contexto. Lo dicho, dicho está.

El cuarto acontecimiento fue el vil asesinato del líder indígena Jesús Antonio Montano, quien había sido amenazado de muerte por las disidencias de las FARC por denunciar que grupos armados estaban obligando a la población a votar por Gustavo Petro.

Otro de los recientes acontecimientos de esta contienda tiene que ver con el infame texto del columnista Jorge Gómez Pinilla titulado: «La hija de Rodolfo y el Hospital Psiquiátrico» y publicado por el diario El Espectador. En el mismo -ya «despublicado»- el autor afirma que la hija secuestrada de Hernández hace 17 años no murió asesinada por la guerrilla, sino que “un amigo de un amigo le contó” que había estado en un hospital psiquiátrico por años a consecuencia del consumo de drogas.  

El texto, que no presenta prueba alguna que confirme la versión del columnista, muestra una vez más la guerra sucia, la saña con la que se ha querido destruir la figura del aspirante a la presidencia al tocar un tema tan delicado y sensible: la memoria de una hija dada por desaparecida durante casi dos décadas. Ante la avalancha de reproches por parte de los lectores, Gómez Pinilla se disculpó. «Me equivoqué llevado por la calentura de una campaña presidencial», dijo.

Todas estas noticias han golpeado duramente la candidatura de Petro, quien se ha visto obligado a recurrir a medidas desesperadas para recuperar el favor popular, entre ellas, tratar de forzar a su adversario, Rodolfo Hernández, a debatir públicamente mediante emplazamientos judiciales. Se trata de una acción risible, carente de seriedad, puesto que el propio Petro se negó en varias oportunidades a participar en los debates previos a la primera vuelta.

La sensación de derrota respecto al futuro de Petro fue bien descrita por uno de sus excompañeros del M-19, Carlos Alonso Lucio, quien en un artículo titulado «La Colombia silenciosa va a ganar» explica que “Rodolfo Hernández surgió de la necesidad«. «Colombia se lo inventó y lo va a poner en la presidencia. Aquí no fueron ni los partidos, ni los medios de comunicación, ni los gremios, ni las iglesias, ni las universidades, los que trajeron una solución. Aquí fue la gente la que se inventó su solución, su salida de la encrucijada de la polarización existente entre derecha e izquierda», señala.

En Venezuela hay un dicho que reza: «No creo en brujas, pero de que vuelan, vuelan», y los astros pareciera se alinean para favorecer la libertad de Colombia. 

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