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EN MEDIO DE LA BAJA POPULARIDAD DEL GOBIERNO CHILENO

Partidos que apoyan a Boric plantean la creación una formación única para intentar sobrevivir a las municipales de octubre

El presidente de Chile, Gabriel Boric. Europa Press

El 9 y 10 de marzo, los partidos políticos Revolución Democrática (RD), Convergencia Social (CS) y Comunes, todos pertenecientes a la conglomeración del Frente Amplio, realizarán un referéndum para consultar a sus militantes si desean fusionarse en un partido único. Esta apuesta es un salvavidas para dicho sector en miras de las elecciones municipales que se realizarán en el mes de octubre, tras la vinculación de sus referentes en distintos escándalos asociados a la corrupción, faltas a la ética y probidad, e ineficiencia en la gestión pública, lo que devela el fracaso de esta «joven generación» que venía —decían— a cambiar la política chilena.

«Nuestra escala de valores y principios dista de la generación que nos antecedió», sostuvo el entonces ministro Giorgio Jackson, en agosto de 2022, quien además es conocido por ser mano derecha del presidente Gabriel Boric, y quien hace unas semanas abandonó Chile para instalarse en España, ya que dará clases en la Barcelona School of Management.

Los dichos de Jackson no son baladíes, ya que los miembros del Frente Amplio llegaron al Gobierno chileno afirmando que renovarían la política chilena. En este caso particular, las palabras del ex ministro representan un desprecio a la ex-Concertación por haber «administrado» el modelo «neoliberal» y no por reformarlo.

Sin embargo, la gestión estatal y las perfomances políticas del Frente Amplio han demostrado que no han alcanzado los estándares mínimos de los políticos que venían a desplazar.

Con el bullado Caso Convenio —la corrupción sistematizada estatal más grave desde el retorno a la democracia plena—; la ineficiencia de la gestión del mandatario chileno al poner freno al crimen organizado; la crisis económica que vive el país; la destrucción total de la educación pública; han generado que las figuras del Frente Amplio y otras figuras del Gobierno perdieran credibilidad ante la ciudadanía.

De hecho, la última encuesta Cadem arrojó que la popularidad del presidente Boric sigue disminuyendo ya que descendió 6 puntos, lo que implica solo un 29% de respaldo a su gestión.

Por ello, el Frente Amplio está buscando una fórmula electoral que les permita ser competitivos en las próximas elecciones municipales, las que suelen ser un buen termómetro de la afección ciudadana a las distintas fuerzas políticas, considerando que las elecciones presidenciales se llevarán a cabo a finales del año 2025.

El Frente Amplio chileno

El Frente Amplio (FA) —una coalición política de inspiración post-marxista y análogo del partido político español Podemos— fue fundado a inicios del año 2017, aglutinando varios partidos políticos los cuales tienen sus génesis en las movilizaciones estudiantiles del año 2012, momento en que personajes como Gabriel Boric, Giorgio Jackson y Camila Vallejo, se instalaron como interlocutores que tensionaron la agenda política.

Sus demandas giraban en torno a una educación «gratis y de calidad», al demonizar el lucro en instituciones de educación privada, ya que sostenían que sería una expresión del sistema capitalista, generando desigualdades entre los chilenos. Por ello, como movimiento estudiantil, proponían una refundación del sistema educacional chileno. Sin embargo, en la actualidad es dable constatar que han contribuido en la destrucción del sistema educativo público chileno, fracasando completamente en esta materia.

La anterior narrativa representó, para ese entonces, una nueva alternativa izquierdista, al distanciarse y diferenciarse de la Nueva Mayoría —coalición que reunía a partidos desde la centro izquierda hasta el Partido Comunista—. De hecho, Gabriel Boric sostuvo que los ideales de la izquierda autónoma estaban más a la izquierda del Partido Comunista, como se observa en una entrevista de CNN Chile, que data de mayo del 2016; por ello, no buscarían negociar con dicho conglomerado.

Sin embargo, y a pesar de que hoy lideran el poder Ejecutivo, no tienen respaldo ciudadano. Por ello, vieron como opción fusionar todas las colectividades que integran el Frente Amplio en un partido único en miras de las elecciones municipales que se realizarán a finales de octubre del presente año.

¿A qué se debe la pérdida de popularidad de esta izquierda?

¿Por qué no tienen respaldo? Hay muchas explicaciones: desde el rechazo al «octubrismo» al mantenerse vigente la Constitución chilena, el rechazo a sus reformas estrellas como la Tributaria y la Previsional, que han buscado expropiar el dinero de los contribuyentes y trabajadores, o que en la segunda Convención Constitucional los miembros del Partido Republicano se instalaron como mayoría en un proceso constitucional que ellos empujaron y se instalaron como vencedores.

Sin embargo, una de las mayores razones por la cual han perdido apoyo, y en especial el ciudadano, se explica por su ineficiencia en la gestión y administración estatal. Desde los casos de corrupción con el Caso Convenios —sus figuras se vieron directamente vinculadas—, hasta la inoperancia en la grave crisis de seguridad pública que vive Chile —como develaron los incendios en los meses de verano (enero y febrero), los más mortales de la historia—; o la crisis del crimen organizado, han generado un gran malestar en la ciudadanía y, en consecuencia, un rechazo al frenteamplismo.

Al último punto se debe mencionar la liviandad con la que el Ejecutivo actuó ante el secuestro y posterior asesinato del exmilitar venezolano Ronald Ojeda Moreno, quien además fue opositor al régimen de Maduro. En este caso se confirmó el vínculo del Tren de Aragua y no se descarta una motivación política, pues Ojeda fue declarado «traidor a la patria» por el régimen de Venezuela. El timorato actuar del Gobierno ha sido sumamente inoperante, pues el exmilitar obtuvo el año pasado asilo político, por lo que le correspondía al Estado chileno asegurarle la protección de su vida. Como esto no fue así, se abre la lectura de vulneración de la soberanía chilena, en especial si se comprueba la injerencia extranjera.

Como si fuera poco, se debe agregar en el listado que contribuye al fracaso del frenteamplismo que, en particular, el partido Comunes está siendo oficiado por el Servicio Electoral de Chile (Servel), quien solicitó su disolución por irregularidades financieras del mismo partido por 872 millones de pesos, provenientes de dineros fiscales los que no rindió.

Por otro lado, las figuras del oficialismo se han dedicado a debatir sobre el anticomunismo que existe en el país. Esto se debe a que políticos de las derechas chilenas advirtieron lo problemático que resulta que personajes como la vocera de Gobierno, Camila Vallejo, estén visando —vagamente— el caso del exmilitar Ojeda, pues sostuvo, en sus momentos de política universitaria que «Hugo Chávez es un prócer de Latinoamérica».

Sin embargo, el mismo presidente Boric respaldó al PC, al sostener que existe un «anticomunismo visceral» en el país, y que no tiene «duda del compromiso democrático y social del PC chileno». Lo cual, suena contraproducente, no solo por la cantidad de asesinados por regímenes totalitarios comunistas, sino que él mismo se definió más a la izquierda del Partido Comunista. Si a estos hechos le agregamos que ha avalado públicamente y en numerosas ocasiones la violencia política —celebrar el asesinato del exsenador Jaime Guzmán con una polera que muestra su rostro baleado, o llamar a la desobediencia civil para las revueltas de octubre del 2019—, claramente es dable comprender por qué la ciudadanía rechaza también sus ideales, los mismos que inspiraron al octubrismo.

Para finalizar, una de las interrogantes que surge es si efectivamente la fusión del Frente Amplio en un único partido será un salvavidas para dicha colectividad. Pues, si bien se comprende como un cambio de imagen ante la ciudadanía, sus rostros, liderazgos e ideales siguen siendo los mismos. La ideología post-marxista —que han buscado camuflar los últimos meses— sigue presente en sus discursos cerrados, y continuarán los dos años de gestión que quedan de manera ineficiente y tosca. Por tanto, aunque se muestren renovados ante la ciudadanía, no dejarán de ser considerados como crapulosos.

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