El viernes 22 de julio fue designado como el próximo ministro de Defensa por el presidente electo Gustavo Petro, el exmagistrado auxiliar de la Corte Suprema de Colombia Iván Velásquez.
Como bien reseñó La Gaceta, Velásquez es conocido “por adelantar las investigaciones del escándalo conocido como la ´parapolítica´, en el que muchos congresistas resultaron acusados por vínculos con grupos paramilitares y narcotraficantes. Velásquez nunca ha ocultado su enemistad con Álvaro Uribe Vélez”.
La reacción de los exintegrantes de las terroristas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ahora parlamentarios de Los Comunes, fue inmediata. Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, escribió en su cuenta de Twitter: “Saludo la designación del doctor Iván Velásquez Gómez como Ministro de Defensa. La trayectoria de Velásquez en la lucha contra el paramilitarismo y la corrupción son prenda de garantía para hacer del sector defensa una cartera comprometida con la paz, la justicia y los DDHH”.
Comentarios parecidos hicieron los también senadores de los Comunes Julián Gallo, alias “Carlos Antonio Lozada” y Sandra Ramírez (sobre quien el senador norteamericano Ted Cruz pidió recientemente incluirla en la lista estadounidense de personas que apoyan a grupos terroristas).
En agosto de 2017, el Gobierno de Guatemala ordenó la expulsión de Iván Velásquez -quien entonces desempeñaba el cargo de comisionado de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala– por orquestar montajes. Es decir, la misma acusación de la que fue objeto en Colombia durante su rol en la parapolítica.
Para el excandidato presidencial Enrique Gómez Martínez, la verdadera intención de Petro al nombrar a Velásquez como ministro de la Defensa no es otro que intimidar a la Fuerza Pública y a la ciudadanía colombiana… “¿Qué es lo que se busca con el nombramiento. Es un Fiscal ad hoc contra la Fuerza Pública, para hacer una purga y sacar a todo aquel que no se allane al gobierno del Pacto Histórico… y hacer de las Farc el nuevo Ejército Nacional?”, pregunta Gómez Martínez.
En realidad, el objetivo de Petro es destruir las Fuerzas Militares, tal como lo han hecho sus aliados Raúl Castro, Daniel Ortega y Nicolás Maduro. Porque solo demoliendo la institución castrense y convirtiéndola en una guardia pretoriana, pueden estos individuos perpetuarse en el poder.
El esquema para acabar con los militares iberoamericanos está descrito con detalle en el libro ‘El plan del Foro de Sao Paulo para destruir las Fuerzas Armadas’ el cual, entre otros mecanismos plantea: primero, descabezar a los mandos institucionales para sustituirlos por oficiales afines a su proyecto; segundo, corromper a los militares; y tercero, usar a las organizaciones de derechos humanos como instrumento para perseguir a los oficiales que luchan contra la subversión marxista.
El desfile militar del pasado 20 de julio, con motivo del Día de Independencia en Colombia demostró que las Fuerzas Militares están todavía intactas y que el pueblo colombiano las apoya, pese a la campaña de desprestigio de los marxistas en su contra.
Es importante para el futuro de la democracia que los sectores democráticos continúen apoyando a sus militares e impidan que se materialice el plan de Petro y de Iván Velásquez para acabar con la institución.
