Desde luego el follón ya se ha montado y la diócesis de Ciudad del Este está bajo una visita apostólica. Encomendada al cardenal Santos Abril, íntimo al Papa Francisco, y sobre el que tengo notables reservas. Sobre el cardenal español.
Sospechas sobre un sacerdote, pésimas relaciones entre el cardenal Bergoglio y el obispo de Ciudad del Este, el cardenal que llega a Papa y el obispo paraguayo de lo más tradicional en América… Y por si fuera poco la montada, el obispo que se descuelga diciendo que el arzobispo de Asunción, capital del Estado, el redentorista Eusebio Pastor Cuquejo es un homosexual acreditado. ¡Para qué queremos más!
Las declaraciones de monseñor Livieres, del Opus Dei, sobre el arzobispo fueron verdaderamente una bomba que sólo podían terminar sin Cuquejo o sin Livieres. Pero una larga carta explicativa de lo ocurrido, escrita por el obispo, complica más la cuestión. Según entiendo, aunque pueda no haber entendido bien, el obispo no convocó a los periodistas para decirles que el arzobispo de Asunción era un palomo cojo. Sino que lo comunicó a Roma por carta reservada. Y alguien, en esa casa de Tócame Roque que es hoy el Vaticano y hasta posiblemente con el propósito de cargarse al obispo que no gusta a Francisco, o al menos no le gustaba cuando no era Francisco sino Jorge Mario, la hizo pública.
Pues a ver en que queda todo. La carta de monseñor Livieres, explicando los hechos, da la impresión de que muestra a un obispo que no está dispuesto a callarse. Tampoco por esa carta tiene para mí un cheque en blanco. Allí habrá pasado lo que haya pasado. Y tendrá razón quien la tenga. Lo que no vale es otro episodio análogo al de los Franciscanos de la Inmaculada, sobre los que de momento no cae ninguna acusación seria y ya ven con la persecución que se han encontrado.
Y al Papa no le favorecen nada tantas llamadas a la misericordina, al quién soy yo para juzgar, cuando los encargados por él de actuar juzgan durísimamente y en secreto, desconocen lo que es la misericordia y más parecen sayones que eclesiásticos.
Esta es la carta del obispo. Vale la pena leerla. Aunque no todo lo que escriba un obispo tiene que creerse sin más. Pero si lo que se dice es falso ya no nos lo vamos a creer simplemente porque alguien lo diga. Debe demostrarse la falsedad. Y desde ese día monseñor Livieres para mí dejará de existir. Porque no vale decir que es un pelagiano, un autorreferencial, un cuenta rosarios, un seguidor de modas…
http://diocesiscde.info/index.php?option=com_content&view=article&id=807:respuesta-de-mons-rogelio-al-senor-javier-miranda&catid=34:apoyo-a-nuestro-obispo
Y éste el comunicado de la Nunciatura
http://diocesiscde.info/index.php?option=com_content&view=article&id=3817:en-conferencia-de-prensa-el-nuncio-informo-sobre-la-visita-apostolica-que-tendra-en-la-diocesis&catid=25:noticias-de-la-diocesis&Itemid=81
Pues un escándalo más y otra persecución a una diócesis en la que había seriedad, vocaciones, vida… Mientras que la basura, periférica o centralísima, campea a sus anchas sin la menor cortapisa. No es precisamente Lincoln santo de mi devoción pero creo que es de él una frase que convendría que algunos meditaran: Se puede engañar a muchos largo tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.