«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Beatificación de Don Álvaro del Portillo

Multitudinaria, hermosa y cuidadísima celebración. Mise de Angelis. En latín toda ella salvo las Lecturas, el Evangelio y la oración de los fieles. También en castellano la homilía del cardenal Amato, muy buena como todas las suyas, y las palabras finales de Don Javier Echevarría, prelado del Opus Dei y del cardenal Rouco. También excelentes.

Muchos cardenales y obispos. Rouco y Don Javier tuvieron un lugar destacado al la derecha y a la izquierda del cardenal Amato y con él estuvieron en el altar en la concelebración. A Don Javier le encontré mayor. Tiene 82 años y se le notan. El cardenal Amigo, creo que era él, necesitaba la ayuda de un fraile, supongo que sería el hermano Pablo. Da la impresión de que no se ha recuperado todavía de su operación. El cardenal Herranz, a sus 84 años, ni una cana. O al menos no se las aprecié. ¿Un milagro? Don Javier y Don Julián estarían especialmente felices por la beatificación de otra persona del Opus y nada menos que el sucesor de San José María.

Amato entró y salió bendiciendo. A ver si aprenden nuestros obispos como deben entrar y salir procesionalmente. La comunión fue en la boca y así se anunció que sería. Frente al altar se pusieron en el momento de distribuirla dos reclinatorios por lo que allí fue además de en la boca de rodillas.

Debió haber una movilización universal del Opus para tal vez demostrar que ahí están y cuantos son. Cosa que me parece muy bien. La extranjería se notaba sobre todo en los negros, no voy a decir la cursilería de subsaharianos. Son negros. Y a mucha honra. A un hijo mío le encargaron que buscara restaurante para ciento cincuenta congoleños. Me alegra mucho la universalidad del Opus Dei. Al que no pertenezco, no estuve en la misa sino que la vi por televisión, pero que me parece de lo mejor de la Iglesia de hoy. Con pegas, que seguramente tendrá.

Vi a Andrés Pardo muy renqueante. Supongo que será su penúltimo acto con protagonismo aunque secundario. El último será la despedida del cardenal en La Almudena. Luego a descansar. Yo no le echaré de menos. Verán que los gustos del cardenal no coinciden siempre con los míos. No creo, en cambio, que esa despedida del cardenal sea su último acto de protagonista. El Papa suele enviar como legados suyos a diversas celebraciones a cardenales ya eméritos. Supongo que a Don Antonio María le tocará alguno. Y en esos acontecimientos el legado es quien preside. Supongo que ya sin pardo.

El cura de los pelos hoy se superó. Abracadabrante, horripilante y no vergonzante sino vergonzoso. A ese chico alguien con autoridad tiene que mandarle a la peluquería. Pero cuidadito. A que le pelen. No sé por qué, al verle hoy, me acordé de la Marujita Díaz octogenaria. Y él es mucho más joven. Ya digo que no sé por qué. Tal vez efecto del whisky que me estaba tomando. Yo, que critico a Matapelo y que no encuentro ni una cana en Don Julián, evidentemente me fijo en pajas cuando hay vigas. Siempre me pareció impresentable, capilarmente, David Bisbal, ¿se llama David?, pero al lado de éste es un modelo de discreción. Y no son tonterías. Ese pasa por uno de los míos. Pues no quiero que me confundan.  Veanlo. Un horror.

Pero que estas tontería secundarias no me alejen del propósito de hoy. Dar cuenta, gozosa, de la beatificación de Don Álvaro del Portillo. Ya en los altares. Y lo dice uno que no es del Opus Dei. Y al que alguno del Opus Dei le pareció un imbécil con balcones a la calle. Se llama Don Javier y aún pulula por ahí. Pero que también ha conocido a admirables curas, de la Santa Cruz, y supernumerarios verdaderamente de chapeau. El saldo me parece positivísimo.  

 

TEMAS |
.
Fondo newsletter