Ayer tuve una larga conversación con un joven religioso. De poco más de treinta años y miembro de una orden relevante. Al menos históricamente en España..
Me causó una excelente impresión. Inteligente, simpático, de clergyman, consciente de los problemas de la Iglesia y de los de la vida religiosa… Y sobre todo comprometido en la superación de los mismos. Las nuevas generaciones en el clero, tanto secular como regular, tienen claro que el futuro no está en la senda que ha conducido a tantos al abismo. Quieren otra cosa y están decididos a ello. Pues que Dios les bendiga en su ardua empresa. O ellos salvan a sus hoy agonizantes órdenes o terminarán desapareciendo a no esperar mucho.