«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Omella en el «candelabro» ¿Pero en cuál?

Insisto en que se trata de rumores. Pero en Madrid están disparados. Ayer, o anteayer, os daba cuenta del extendidísimo por la capital de que el actual obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, iba a Barcelona. Pues ahora surge otro cambiándole el destino: Zaragoza. Seguramente todo derivado del extrañísimo nombramiento pontificio como miembro de la Congregación de Obispos. Ni la diócesis ni la personalidad del nombrado, desconocido para el catolicismo español salvo en las diócesis, más bien insignificantes, en las que estuvo. Y que sumadas, Barbastro, Huesca y Jaca como administrador Apostólico de ambas y la actual, nada menos que cuatro, apenas superan el medio millón de habitantes. Había sido previamente obispo auxiliar de Zaragoza pero a los auxiliares no les conoce nadie y hace ya quince años que dejó Zaragoza.  

Pues a este obispo, sin duda con valores personales pero tampoco de relumbrón, la designación pontificia para la Congregación que tiene a su cargo el nombramiento de obispos, le ha puesto en el «candelabro». Y más si tenemos en cuenta que de los aproximadamente treinta miembros de la misma, el 80% son cardenales. Y en el 20% restante, ¡el obispo de Calahorra! ¡O, si se quiere, Omella! Pues como para pensar que hay gato encerrado. Porque, ni la una ni el otro.

Se viene diciendo que el Yanero Solitario, a sus 86 años, 87 el próximo 16 de febrero, lleva ya tiempo intrigando contra su sucesor. Don Manuel Ureña, que fue un ciclón tanto en Alcalá de Henares como en Cartagena, se apagó en Zaragoza. Y cometió un error garrafal, tratar al saliente con la máxima distinción y mantener a todos sus peones. Que hoy le pagan haciéndole la cama. La salud de actual arzobispo se resintió y tuvo que ser objeto de una grave operación cardiaca pero parece que la superó con bien. Pues si no vale el cuerpo intentémoslo con el alma. O con la mente. Y si añadimos la amenaza de algún escandalillo, la sombra del Conde de Aranda es alargada, todo vale. Como si el Yanero no hubiera tenido un seminario rosa. ¿Hablamos, por ejemplo, de 1986?

Pues se comenta en la archidiócesis que la actividad incesante del Yanero y sus boys puede dar resultado inmediato. Y Omella no iría a Barcelona sino a Zaragoza. Con entusiasmo de toda la Iglesia yanera que sigue gobernando Aragón. Y digo Aragón y no sólo Zaragoza. Porque además están Barbastro-Monzón, Huesca y Jaca. ¿Verdad, Emilio? Sí, ya sé que no es Emilio, cambien una consonante. Omella, Satué, Altemir… Parece que hay muchos más indios que caballos. Hoy sólo uno, Barbastro-Monzón y dos si logran dejar sin jinete al de Zaragoza. Pero hasta`podrían salir con premio en esta lotería cuatro Yaneros’s boys. Fíjense la carambola magistral que podría salir: Omella a Barcelona, Ruiz Martorell a Zaragoza, y quedarían Barbastro-Monzón y Huesca y Jaca. Aunque el nombre que ha circulado para la diócesis martir por antonomasia no sea el de un yanero sino el de un operario diocesano. Pero todavía no se ha confirmado.

Si se diera el triunfo total del yanerismo propongo en la plaza del Pilar el levantamiento de una arco conmemorativo para eterna memoria de la habilidad maniobrera del Yanero que aunque parece momificado es como las pilas Duracell. Dura, dura, dura… Pero no el traslado del modestito arco de ¿Sadaba? que es muy poca cosa para tal victoria. Algo así como el de Constantino. O todavía más aparatoso.

Así como pienso que Omella podría ser, tal vez, quizá, una buena opción para Barcelona, o por lo menos discreta, en Zaragoza me parecería una catástrofe. Y creo, es mi opinión, que el catolicismo aragonés, ya tan terminal, no se repondría en muchísimos años del regreso del yanerismo. Sea lo que sea, parece que no se tardará mucho en conocer el desenlace del folletín.  

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