«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La reforma de la Ley del aborto siempre me pareció un cuento chino del PP

No soy maximalista. Acepto rebajas. Me parece totalmente de recibo el mal menor. Aborrezco que se mate a un solo niño en el vientre de su madre. Pero creo que es menos malo que se mete a cincuenta mil que a cien mil. Si de mi voto dependiera que se matara a cincuenta mil en vez de cien mil, votaría. Horrorizado pero votaría.

Desde el principio me pareció un camelo la ley propuesta por Gallardón. Y más cuando se iba retrasando y retrasando. Con declaraciones de esperpentos, en mi opinión, del partido diciendo que no querían reforma ninguna. Pues ya lo ven. No va a haber la anunciada ley. Seguirá lo que nos trajo el socialismo. Y que el PP se niega a corregir. Ni siquiera en algo.

Lo diré una vez más. Conmigo que no cuenten. Para nada. Y cualquier católico se debería preguntar. ¿Para qué votar a eso? ¿Para qué no venga Podemos? Pues con eso Podemos vendrá. Y si no viniera sería por sus propias impresentabilidades y no por la oposición pepera. 

Hace tiempo que ya no me engañan. Ahora, con lo del aborto, tampoco. El Partido de los Monagos y las Villalobos no puede ser el mío. Pero ni con la mano en la nariz en unas elecciones. Bueno sería que los obispos, ya incluido Cañizares, se dieran cuenta también. Aunque ¿tendrá pituitaria Cañizares? 

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