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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Argentina corta la 'ruta sur' de la cocaína hacia Europa

Martín Verrier, situado por el presidente Macri al frente de la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico, ha llevado el combate contra el crimen organizado a su mejor momento en Argentina.

En los últimos dos años, Argentina le ha dado literalmente la vuelta a la lucha contra el tráfico internacional de cocaína. Tanto es así que desde 2015, todos los informes reservados de la Unión Europea «Informes grupo Dublín» así como de otros organismos internacionales como ONU o Interpol, hablan de «Giro de 180 grados» en la gestión y eficacia en el combate del crimen organizado en aquel país.

Los datos asombran por sí mismos, ya que desde el año 2000, Argentina había pasado de ser un país de pequeño tránsito de cocaína, a ser el principal objetivo de la «ruta sur» elegida por los principales cárteles internacionales de dedicados al tráfico de cocaína» para su posterior envío a Europa vía marítima.

En este proceso de degradación que ha sumido a al país andino durante la primera década del siglo XXI, en ciudades como la de Rosario se han llegado a cometer más de 350 asesinatos al año, y en el conourbano bonaerense los asesinatos superaron los 1.500 por año.

Para comprender como se ha llegado a esta situación, conviene analizar tres puntos. El primero; la presión ejercida en la década de los noventa por las agencias antidroga en la «ruta del caribe» provocó que los carteles internacionales se desplazaran hacia el sur de Bolivia, con la intención de abrir una ruta alternativa hacia Europa por «la ruta sur» a través del eje Bolivia-Argentina-Europa.

Y en segundo lugar, mientras se fraguaba esta situación, la política exterior del gobierno Kitcnerista optó por el aislamiento internacional, lo que produjo una ausencia de Argentina de las instituciones internacionales dedicadas a la persecución del crimen organizado.

Por último, solo faltaba una gestión política kirchnerista que señalaba a las fuerzas policiales como el problema, dejando en más absoluto abandono presupuestario, legislativo y moral a las mismas.

Así las cosas, desde 2008, los cargamentos de cocaína procedente de Bolivia y Perú son introducidos a Argentina a través de avionetas que cruzan ilegalmente las fronteras por medio del método conocido como “bombardeo”. Este goteo diario de avionetas no es mas que la primera fase de un entramado internacional que se encargaba de recoger la carga y almacenarla, para posteriormente trasportarla por carretera a la costa atlántica argentina.

Una vez almacenada, los cárteles de la droga organizan el trasporte vía marítima hacia España o Portugal, no sin antes ajustar el precio con los clanes italianos, marselleses, ingleses o Búlgaros que operan en Europa

Este descontrol provocó que hasta 2015 Argentina haya sido el país donde se han trasladado las cúpulas de los cárteles más influyentes de latinoamérica. Sin ir mas lejos, el conocido “Chapo Guzmán”, jefe del Cártel de Sinaloa, vivió en la Argentina entre 2010 y 2011, o el conocido López Londoño, alias “Mi Sangre”, jefe cartel de la droga “Los Urabeños”, que fue detenido en Buenos Aires en 2013. Y no de menor escala, también vivió en Argentina “Monoteto”, Héctor Edilson Duque Ceballos, máximo miembro del Cártel de la Cordillera (PARAS), asesinado en Unicenter en 2008. Ignacio Álvarez Meyendorff, miembro del Cártel del Valle del Norte (detenido en el aeropuerto de Ezeiza en Buenos Aires, cuando regresaba de un viaje a Tahití).

Ante este panorama, durante la última etapa del gobierno Kirchner (2010-2015) se impidió a las fuerzas federales argentinas el participar en los encuentros de las instituciones internacionales de cooperación policial internacional, (Interpol, Ameripol, ONU).

En el plano interno, hasta 2016, la interconexión de bases de datos de las 23 policías provinciales con las cuatro fuerzas federales eran inexistentes, dando como resultado que sólo en 2015 había más de 20.000 fugitivos que las diferentes fuerzas no lograban detener. Y por si fuera poco, la mayoría de las policías provinciales archivaban sus antecedentes e historiales en legajos de papel. Lo mismo ocurría con la cooperación interjudicial, donde los Juzgados federales y provinciales carecían por completo de una interconexión informática, respondiendo con papel a todas las consultas o causas judiciales.

Nuevo Gobierno

En Diciembre de 2015, con el cambio de Gobierno, el presidente, Mauricio Macri, heredaba una situación verdaderamente desoladora, sin embargo estableció dos prioridades en su gobierno, primero la lucha contra la inflación y segundo, la lucha contra el crimen organizado.

Era urgente un plan integral de seguridad que pusiera a Argentina en el siglo XXI y para ello, el nuevo gabinete puso al frente del Ministerio de Seguridad a la política argentina Patricia Bulrich, que inmediátamente centralizó en un solo departamento la lucha contra el tráfico de drogas, así nació la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico, poniendo al frente a Martín Verrier.

A los pocos días de gobierno, el primer paso consistió abrir al Ministerio de Seguridad argentino al escenario de cooperación policial internacional, para ello, ordenó establecer contacto con todos los agregados policiales extranjeros acreditados en ese país y dar prioridad prioridad en todas las investigaciones conjuntas internacionales, con ello se conseguiría establecer un principio de confianza, roto desde hacía 12 años. Verrier, a los pocos días de gobierno.

En este punto el apoyo de la Consejería de Interior de la Embajada de España fue inmediato, ya que desde la División de Cooperación Internacional de la Policía española se ofreció al Ministerio de Seguridad argentino la cesión gratuita de la aplicación informática de inteligencia criminal de la Policía nacional española GATI y la cesión del programa de inteligencia del Ministerio de Interior español CITCO, que se entregará en las próximas semanas.

Desde la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico, su titular, Martín Verrier, inició una serie de reformas que empezaron a dar sus frutos: «La apertura internacional de sus instituciones contra el crimen organizado, la modernización de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de Policía Federal Argentina y de la Dirección Nacional Antidroga de Gendarmería Nacional Argentina, el refuerzo de los jueces y fiscales federales, las modificaciones legislativas y el impulso político a las fuerzas policiales está dando un resultado sorprendente», afirma un experto de la lucha contra la droga español.

El éxito argentino se va materializando cuando en el primer año de mandato del presidente Macri se logra firmar acuerdos de cooperación policial y lucha contra el crimen organizado con España, Bolivia, Paraguay, Estados Unidos, Rusia, China, Israel y Alemania, entre otros. Además de todo lo anterior Argentina da un paso de gigante cuando después de 13 años de ausencia de las instituciones internacionales, se incorporó a todos los sistemas de alerta temprana de la ONUDD como ION, PICS y EWA y, a los programas de la Unión Europa de detección de barcos y aviones con droga AIRCOP y SEACOP. Al mismo tiempo, Argentina recibió, después de diez años, una misión de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE).

Antes del cuarto mes de gobierno, se refuerza la “operación escudo norte” y se despliegan a dos mil gendarmes en la frontera norte con Bolivia para evitar la entrada de avionetas clandestinas cargadas de cocaína que posteriormente trasportan por carreta la carga.

El segundo paso inmediato, fue desarrollar una nueva estrategia de inteligencia criminal a nivel nacional, para conocer la situación real y actualizada del narcotráfico.

Una de las primeras medidas adoptadas fue la de promover la homogeneización de un formulario único para que las fuerzas federales comunicaran todos los operativos antidrogas. Este formulario incluye la obligación de geolocalizar cada operativo. Por lo tanto, hasta 2016 no se pudo contar con un mapa que representa las operaciones de drogas y se mantiene constantemente actualizado por la Subsecretaría de Lucha contra el Narcotráfico. Esto permite tener información actualizada y mapeada sobre tendencias y patrones de tráfico.

Por último y en reconocimiento a la labor realizada, Interpol elige en 2016 como su representante para América al el recién nombrado jefe de Policía Federal Argentina, Comisario, Néstor Roncaglia fue elegido como representante de América en la Junta directiva mundial de Interpol.

Lo último que quedaba era el control de precursores químicos, y en ese punto, el nuevo gobierno trasfiere las competencias de control al Ministerio de Seguridad, esta decisión estratégica permitió, entre otras cosas, lograr un récord de más de 1.000 industrias supervisadas y un trabajo mejor coordinado entre los inspectores del Ministerio de Seguridad y las fuerzas federales.

En 2016, los inspectores del Ministerio de Seguridad participaron en 32 registros en industrias y en materia de formación de lucha contra el tráfico de drogas se incrementó un 192% en 2016 respecto de 2015. Además, se está adquiriendo un nuevo sistema de vigilancia electrónica para los cuatro principales puntos fronterizos como así también cuatro nuevas embarcaciones de alta velocidad para controlar los ríos.

Ese mismo año, se puso en marcha una operación conjunta entre Argentina, Paraguay y Brasil en la Zona de la Triple Frontera. Además, la Dirección Nacional de Inteligencia Criminal está creando siete centros regionales de fusión con el propósito de unificar la información criminal de las provincias con las de las fuerzas federales.

Otra decisión importante fue la de ordenar a la Policía Federal bajo verdaderos criterios federales, creando 8 oficinas regionales y 29 oficinas contra el narcotráfico. En el pasado, la mayoría de los recursos de esta fuerza solían concentrarse en la ciudad de Buenos Aires.

En enero de 2017 se introdujo una nueva lista de drogas prohibidas y se espera que durante en 2017 se inicie una nueva ley que clasifique los fármacos por su estructura molecular, comúnmente conocida como sistema genérico.

En ese mismo año, Argentina participó en la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el problema mundial de las drogas (UNGASS). La sesión especial de la Asamblea General es la reunión internacional más importante sobre el problema mundial de las drogas de las dos últimas décadas. En esa cumbre, la Argentina presentó una posición renovada sobre el tema, la cual presenta un enfoque equilibrado para atender la problemática.

Y por último en 2016, Argentina también cumplió con todas las normas internacionales requeridas por organizaciones internacionales (MERCOSUR, UNASUR, HONLEA, JIFE, ONU). Y, este año, el país está trabajando para lograrlo nuevamente.

Éxitos policiales

Sólo en lo que va trascurrido de 2017, las unidades antidroga de Gendarmería Nacional Argentina desplegadas en la provincia de Salta y coordinadas por los Generales, Raúl Contreras y Roberto Godoy, en conjunto con el Fiscal Antidroga Argentino, Diego Iglesias y el Fiscal Jefe de Salta, Eduardo Villalba, cuentan en su haber con más de veintidós cargamentos de cocaína intervenidos en avionetas, y dos toneladas introducidas en autobuses y vehículos, siendo un verdadero quebradero de cabeza para los clanes colombianos asentados en la ciudad boliviana de Santa cruz de la Sierra.

Por otra parte, la Superintendecia de Drogas peligrosas de Policía Federal Argentina, con sus dos brigadas de operaciones federales, saltaban a la luz pública cuando el año pasado y en conjunto con la Policía Nacional española desarticulaban la mayor red internacional de tráfico de cocaína que enviaba desde Argentina a España, a través del puerto de Barcelona, varias toneladas de cocaína, para luego ser entregadas a los clanes italianos y marselleses para su distribución a toda Europa. En esta operación, fue extraditado al país andino el mayor traficante de drogas de todo el país.

En junio de este año, el mismo cuerpo descabezaba por completo al principal cartel mejicano de tráfico de drogas, que pretendía introducir dos toneladas de cocaína escondidos en rollos de acero industrial, desde el puerto argentino de Bahía Blanca hacia el puerto de Valencia en España.

Con respecto al tráfico de drogas a pequeña escala, el plan del Ministerio de Seguridad consistía en volver a tener presencia del estado en todas las villas del país, donde en los últimos años, la presencia de la Policía federal era inexistente.

Por su parte, la Policía de Seguridad Aeroportuaria argentina cosecha varios éxitos en la aprehensión de mulas cargadas de droga y en 2017 intervenía el mayor cargamento de éxtasis que entraba en el país desde Alemania con más de 90.000 pastillas.

Y por último, la Prefectura Naval Argentina, en el mes de mayo se integraba por fin en el proyecto SEACOP de la Unión Europea, para el intercambio de información y seguimiento vía satélite de los barcos que navegan por el Atlántico sospechosos de albergar cargamentos de cocaína con destino a Europa.

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