«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El globalismo, empeñado en que no se tengan hijos: 'No es ético'

Un bebé sujeta una mano adulta | FLICKR CC

Este delirante movimiento dice que «no es ético tener hijos biológicos en un mundo sobrepoblado».


Los medios de comunicación globalistas sigue empeñados en que no se tengan hijos en Occidente, mientras llaman a la inmigración masiva para poder asegurar el reemplazo generacional y en España, en concreto, el futuro de las pensiones. 
Lo último ha sido un reportaje de la BBC en español en el que una antinatalista asegura que «tener hijos te convierte ineludiblemente en un consumidor de recursos» y que «la elección de no tener descendencia responde a razones ambientales».
Este delirante movimiento dice que «no es ético tener hijos biológicos en un mundo sobrepoblado donde falta agua y comida para muchas personas y donde se está destruyendo el medio ambiente» y que tener un hijo es «un acto egoísta que responde solamente a los intereses de los progenitores». Su tesis es que «vivir es sufrir». Por tanto, «el que no existe no sufre».
Esto no es nuevo en los medios de comunicación. El País, en un artículo publicado en julio del pasado año -y enmarcado dentro de una campaña mediática que también tuvo su hueco en el británico The Guardian, que el día anterior abogó por fomentar políticas contrarias a la natalidad entre los jóvenes del Reino Unido-, ya llamó a hacerse vegetariano, dejar el coche y tener menos hijos «para luchar contra el cambio climático». 
Los líderes políticos europeos colaboran con el ejemplo en la campaña antinatalista. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, la canciller alemana, Angela Merkel, la primera ministra británica, Theresa May o el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, entre otros, no tienen hijos.
Uno de los que se opone frontalmente a esta línea -y cuenta con el respaldo de la inmensa mayoría de sus ciudadanos- es el presidente húngaro Viktor Orbán, el mismo al que los medios que dan voz a los antinatalistas le censuran y tildan de «ultra».
Orbán, que tiene cinco hijos, en su mandado incluyó la protección de la vida humana desde el momento de la concepción en la Constitución y ayuda a la maternidad y premia a la familia con el objetivo de incrementar la tasa de natalidad desde los 1,4 hijos actuales hasta los 2,1 en 2030. Él ha apostado por animar públicamente a las mujeres a dar a luz a sus hijos y facilitar ayuda en los trámites de adopción y acogimiento familiar.

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