Expertos en salud mental de Latinoamérica y España advierten de la posibilidad de que se produzca una ola de trastornos como ansiedad, depresión y estrés e incluso suicidios a consecuencia de la pandemia de la COVID-19 e instan a especialistas y ciudadanos a estar vigilantes para poder contenerla a tiempo.
La atención debe ser aún mayor en el caso de las poblaciones vulnerables ante estos trastornos, como son las conformadas por adultos mayores y los trabajadores de la salud que se encuentran al frente de la batalla contra la COVID-19, señalan.
Esas son las principales conclusiones de un encuentro virtual de más de mil profesionales de la salud de distintas áreas terapéuticas y de todos los países de la región convocado por Janssen, el grupo de compañías farmacéuticas de Johnson & Johnson para abordar el tema «Salud mental en tiempos de pandemia».
Como destacó el psiquiatra brasileño Humberto Corrêa en ese evento, si bien esta no es la primera vez que la humanidad se enfrenta a una pandemia y al aislamiento social, sí es la primera de ámbito mundial y por un período mayor a 21 días.
LA PANDEMIA, UN DESAFÍO PARA EL ÁNIMO
Por eso mismo, constituye un «importante desafío para toda la población: pacientes, profesionales de la salud y la comunidad en su totalidad», señaló Gabriela Kanevsky, gerente médico de Janssen Latinoamérica para el área de Neurociencias.
«En ese marco creemos que es fundamental comprender su impacto y las consecuencias en el área de la salud mental», expresó la directiva de Janssen.
Además de Corrêa intervinieron como ponentes los psiquiatras Rodrigo Córdoba, de Colombia; Marcelo Cetkovich, de Argentina, y Pedro M. Sánchez Gómez, de España.
Los especialistas abordaron las principales consecuencias que la COVID-19 y la prolongada cuarentena que gobiernos e instituciones han adoptado para contener su propagación van a tener en la salud mental a nivel mundial y para los latinoamericanos en particular.
Corrêa, profesor de Psiquiatría en UFMG (Universidad Federal de Minas Gerais), se planteó si la humanidad está preparada para un impacto que «no tiene precedentes» y produce un «enorme sufrimiento psíquico» a causa del «padecimiento de la enfermedad, la muerte de familiares y amigos, el desempleo, la economía mundial, entre otros» factores.
LA CUARTA OLA
«Todo esto conlleva a estados de depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático y el abuso de alcohol u otras sustancias. La tormenta perfecta que los expertos vislumbran será la próxima ola de la pandemia», aseveró el presidente de la Asociación Brasileña de Estudios y Prevención del Suicidio (ABEPS) y su equivalente latinoamericana (ASULAC).
Corrêa instó a los gobiernos, los profesionales de la salud mental y la sociedad en general a prepararse para esa «cuarta ola» y definir estrategias que permitan mitigar los efectos de la pandemia, especialmente en los grupos vulnerables.
El especialista colombiano Rodrigo Córdoba, director del departamento de Psiquiatría de la Universidad del Rosario y director del Centro de Investigaciones del Sistema Nervioso del Grupo CISNE, hizo hincapié e su intervención en la importancia de detectar a tiempo la depresión y la ansiedad.
Para la depresión recomendó preguntar al paciente si «en el último mes se ha preocupado por sentirse deprimido o desesperanzado» o «preocupado por tener menos interés o placer en las cosas».
«Prevenir es preguntar. La detección temprana es la mejor alternativa que tenemos. Si respondemos a estas preguntas, sin duda podríamos cambiar de manera significativa el futuro de estas personas y evitar el suicidio», aseveró.
Córdoba hizo referencia a un estudio llamado «Depresión resistente al tratamiento en América Latina», del cual participó y que se llevó a cabo en Latinoamérica sobre la prevalencia de la depresión resistente en Argentina, México Colombia y Brasil.
El estudio mostró que 3 de cada 10 pacientes con depresión mayor se vuelven resistentes al tratamiento, «Esto constituye otro reto que nos espera, por el alto costo asociado en términos personales, familiares y sociales».
EPIDEMIA DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO
El argentino Marcelo Cetkovich, director médico de INECO (Instituto de Neurología Cognitiva), centró su ponencia en el estrés producido por «el impacto de la pandemia, los efectos negativos del aislamiento, el miedo, la preocupación financiera y, también, la angustia que generan los ‘fake news’ o noticias que asustan a las personas».
En el caso de los profesionales de la salud «en primera línea de combate de la pandemia» dijo que van a sufrir «una epidemia de síndrome de estrés postraumático» y es «necesario estar atentos y preparar a la población para esta situación».
Cetkovich puso al hospital Carlos III de Madrid como referencia para los países latinoamericanos por haber encargado a un grupo de psiquiatras la tarea de atender a los trabajadores de la salud del centro y ayudarlos a lidiar con el estrés y sus sentimientos.
El español Pedro M. Sánchez Gómez, del hospital psiquiátrico de Álava (Osakidetza) y profesor de la Universidad del País Vasco, destacó los obstáculos que encontraron en España en el momento álgido de la pandemia para tratar a pacientes con cuadros depresivos mayores en medio de la cuarentena.
«Prácticamente tuvimos que reinventarnos y generar nuevos protocolos de atención para los pacientes con trastornos de salud mental, como por ejemplo el uso de la telemedicina, programas de prevención de hospitalizaciones, brindar asesoría a los cuidadores y familiares para que funcionaran como coterapeutas, e incluso hacer intervenciones domiciliarias».