El Gobierno sueco se ha mostrado incapaz de detener la espiral violenta que asola el país en los últimos años.
Los ciudadanos suecos recibirán próximamente en sus domicilios un manual para saber cómo actuar en caso de guerra o ataques terroristas. Una declaración de intenciones del Gobierno sueco que pese a sus esfuerzos por ocultar la realidad en el pasado, no ha tenido más remedio que admitir que la espiral violenta que vive el país es poco menos que incontrolable.
La Agencia Sueca de Contingencias Civiles (MSB) ha explicado que el objetivo es garantizar que la población esté «lo mejor preparada posible» ante una situación de grave riesgo.
«Todos los ciudadanos que tienen entre 16 y 70 años pueden ayudar al país de diversas maneras en caso de amenaza», reza el folleto que muestra una lista de posibles ataques que incluyen ataques aéreos, sabotaje de infraestructuras o ataques terroristas.
En el mes de enero, el Gobierno sueco ya anunció el envío a sus ciudadanos un folleto semejante acerca de los conflictos bélicos, tres décadas después de la última publicación de un manual que se empezó a difundir durante la II Guerra Mundial.
«El Gobierno ha sido claro en que hay que mejorar este tipo de información y la forma de difundirla. Puede ser sobre cómo actuar ante crisis en tiempos de paz, perturbaciones sociales graves por catástrofes naturales o si una institución social importante es atacada», aseguró la responsable de la guía, Christina Andersson.
«Entonces el foco estaba solo en la guerra, la sociedad de hoy en día es completamente distinta. La amenaza es mucho más compleja, con cambio climático, ataques terroristas, epidemias y campañas de desinformación. La gente necesita aprender más y saber cómo reaccionar», afirmó.
Suecia, país neutral asociado a la OTAN, ha modificado su política de defensa en los tres últimos años, intensificando la colaboración con la Alianza y aprobando partidas adicionales para aumentar su presupuesto en este área.
Entre otras medidas destacan el envio por primera vez desde 2005 de un destacamento permanente a la isla báltica de Gotland, el restablecimiento del servicio militar obligatorio y un acuerdo parlamentario para permitir el despliegue de tropas de la OTAN en su territorio.
En virtud de ese acuerdo Suecia organizó en septiembre pasado las mayores maniobras militares en 24 años, con cerca de 20.000 soldados y personal civil suecos, además de unos 1.500 militares de Estados Unidos, Estonia, Dinamarca, Noruega, Lituania, Francia y la también neutral Finlandi“la capital de la violación de Europa”a.
Crisis migratoria
La mal llamada crisis de refugiados marcó Suecia para siempre. La situación del país se entiende mejor si se valoran las declaraciones de los miembros del Parlamento sueco. La diputada Barbro Sörman aseguró que “era normal que los refugiados tiendan a querer violar a las mujeres porque es algo cultural en sus países”, tras lanzar una velada crítica a los medios de comunicación por informar sobre las violaciones de los refugiados.
La política progresista arremetió contra los hombres suecos y no tuvo reparos en afirmar que «si violan lo hacen por una elección activa». Esgrimió el argumento de que los ciudadanos era criados «en una sociedad que cree en la igualdad de género y debían cumplir por lo tanto con estándares más altos que los inmigrantes”.
Las violaciones en Suecia se han disparado desde mediados de los años 70 y el país ocupa ahora la posición número dos en la lista de violaciones del mundo y es ampliamente conocido como “la capital de la violación de Europa”.
La sumisión de las autoridades ante los recién llegados llegó al punto de financiar una campaña para recordar a los ciudadanos del país escandinavo que «nada volverá a ser como antes» y pedirles que encontraran la manera de «convivir» con el creciente número de inmigrantes y refugiados.
El vídeo, que se titulaba ‘El nuevo país’, mostraba las caras sonrientes de diferentes perfiles raciales y étnicos. Una voz decía: «Los nuevos suecos reclamarán su espacio y traerán su cultura, idioma y costumbres y es el momento de verlo como una fuerza positiva».
La organización a cargo del mismo aprovechó una partida estatal para financiar su grabación y muchos ciudadanos denunciaron la «sorprendente» ausencia del perfil físico tradicional sueco y el “blanqueamiento” de los delitos de los refugiados.