El presidente Trump ha proclamado la buena noticia que estadounidenses, surcoreanos y japoneses querían oír desde hacía años: ‘Kim me ha asegurado que ya está destruyendo sus principales centros de pruebas nucleares’
Ya el mero hecho de que Kim Jong-un – el despiadado tirano que subyuga al pueblo norcoreano se siente a negociar con un país occidental constituye un éxito. Eso es, al menos, lo que ha tratado de transmitir el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la comparecencia de prensa posterior al histórico encuentro que ha mantenido este martes en Singapur con Kim; un encuentro cuyo más relevante resultado es el compromiso del líder supremo de Corea del Norte de desnuclearizar su país.
Durante la rueda de prensa, el mandatario norteamericano ha ofrecido detalles – no demasiado exhaustivos, no obstante – sobre su conversación con Kim Jong-un, que se ha prolongado cuatro horas y que aquél ha calificado de ‘honesta, directiva y productiva’. En este sentido, ha proclamado la buena noticia que estadounidenses, surcoreanos y japoneses querían oír desde hacía años: ‘Kim me ha asegurado que ya está destruyendo sus principales centros de pruebas nucleares’.
A pesar de que el logro de Trump sea irrefutable, hay un interrogante que lo eclipsa hasta cierto punto: ¿cómo se va a asegurar Estados Unidos de que esta desnuclearización se lleve efectivamente a término? El comunicado conjunto nada dice sobre esa cuestión, y las respuestas del republicano se antojan algo vagas: ‘Estoy convencido, por instinto y talento, de que quieren llegar a un acuerdo’, asevera Trump, quien alega, quizá con buen criterio, que es demasiado pronto para hablar sobre los modos de verificación.
En esta línea, el mandatario estadounidense ha enunciado una serie de indicios que apuntan a la buena predisposición del déspota norcoreano: ‘Desde hace siete meses, Corea del Norte no lanza misiles y no hace test nucleares. Además, nos han entregado los tres rehenes que retenían (…) Kim Jong-un es un buen e inteligente negociador’.
Asimismo, el presidente norteamericano ha eludido pronunciarse sobre las represalias que se derivarían de un incumpliento del compromiso por parte de Corea del Norte: ‘No quiero amenazar’, ha señalado, lacónico.
Derechos humanos, una asignatura pendiente
Una de las cuestiones más tratadas durante la rueda de prensa ha sido la de los derechos humanos, constantemente pisoteados en suelo norcoreano: ¿Se ha comprometido Kim a respetar los derechos civiles y políticos? ¿Qué hará Estados Unidos si el régimen de Corea del Norte continúa siendo tiránico? ¿Las sanciones serán levantadas?
En este sentido, Trump se ha referido a la importancia que él mismo le concede a la cuestión del respeto a los derechos humanos en Corea del Norte: ‘Hemos discutido sobre el tema de los derechos humanos abiertamente. Es complejo, y ha constituido uno de los principales asuntos de debate al margen de la desnuclearización’
Por otro lado, el mandatario estadounidense, que ha estado respondiendo a las preguntas de los periodistas durante más de media hora, ha manifestado su compromiso de no levantar las sanciones impuestas otrora contra Corea del Norte hasta que se perciba un cambio sustancial en el país: ‘Las sanciones se levantarán cuando estemos seguros de que la desnuclearización ha tenido lugar (…) No las retiraré sin una mejora sustancial en la cuestión de los derechos humanos’.
¿Traición a los norcoreanos?
Los medios menos afines a Trump han venido arguyendo en las últimas semanas que las negociaciones con Kim Jong-un suponen una traición a todos los norcoreanos, quienes padecen a diario los desmanes del tirano. Un argumento que el mandatario estadounidense no ha podido sino rechazar durante la rueda de prensa: ‘No he traicionado a los norcoreanos. He hecho todo lo que podía hacer, y son ellos los grandes ganadores de lo conseguido hoy’.
Uno no puede dejar de pensar que, si hubiese sido Obama el artífice de la desnuclearización de Corea del Norte, la aprobación de los medios de comunicación habría sido unánime.