Comenzamos esta carta relegando la cuestión catalana al segundo lugar (que nos gusta vivir al límite en esta redacción).
A un lado tenemos a Rusia con las últimas novedades de la trama Putin-Trump que tantos y tan buenos titulares nos ofrece. Lo resume a la perfección Carlos Esteban: “Si hubiera un miligramo de verdad en la famosa ‘trama rusa’, sería como para nominar a Putin al título del Tonto de la Década, porque la Administración Trump sigue buscándole las cosquillas al Kremlin con tanto o mayor entusiasmo que la de Obama”.
Putin ve 'poco amistoso' que EEUU publique una lista de 210 'oligarcas' rusos
Hagamos un breve resumen de la cuestión. Se supone que Vladimir Putin, en extraña y secreta alianza con Donald Trump, conspiró para forzar la victoria del empresario y la derrota de Hillary Clinton. Más allá de que quienes sostuvieron eso son los mismos que poco después creyeron a pies juntillas la otra versión, la de que Trump en realidad no quería ganar las elecciones sino promocionar su marca y que la noche del 8N todo eran caras largas en la residencia de los Trump… más allá de eso, decimos, la estrategia de Putin habría sido más que mala. Porque bien, lo que se dice bien, no está tratando la Casa Blanca al Kremlin. La publicación de una lista de ‘oligarcas’ rusos, individuos que han hecho fortuna a la sombra de Putin, por parte del Tesoro de Estados Unidos no es, precisamente, un gesto amistoso.
Pero, ya lo saben, seguirán ustedes viendo titulares y más titulares sobre la trama rusa. Porque eso es, para algunos medios de comunicación quizá presionados por el establishment, mucho más importante que, por ejemplo, informar a la ciudadanía europea de que en Alemania se han batido en 2017 cifras históricas de detenciones de personas relacionadas con el islamismo radical.
La 'normalidad' de Merkel: Más de 1.000 investigados por islamismo en 2017
Más de 1.000 investigaciones preliminares y una afirmación del fiscal general: “El número de detenidos por islamismo ha aumentado y ya no se puede esconder que el país vive una nueva situación”. Pero, ya decimos. Eso, al lado de la peligrosísima trama rusa, es peccata minuta.
Operación República
Solventada la cuestión internacional, vamos con la omnipresente cuestión catalana, que esto sí que da para una trama. Estamos, lo confieso, tan perdidos como el que más. Después de relatar la operación República, la operación Junqueras y la operación Puigdemont, ahora sólo acertamos a poner, negro sobre blanco, lo que se sabe (poco o mucho) a ciencia cierta del futuro de Cataluña (y del resto de España).
Entre la división y el calendario: las claves de la encrucijada en Cataluña
Hay un plazo para la investidura -dos meses- que se ve alterado por un plazo judicial -los diez días que da el Constitucional para las alegaciones del Parlament-. Y aparece en el horizonte, cada vez más visible, la alargada sombra de unas nuevas elecciones. Esto es lo que se sabe. Esto, y que si Mariano Rajoy hubiera actuado con contundencia hace meses no estaríamos así. Y que si todos los que se están riendo día sí, día también del estado de Derecho estuvieran entre rejas quizá en Cataluña se podría hacer política de verdad en lugar de asistir, inermes, a la fuga masiva de empresas.
Una carta y una excusa
Para no despedirnos enfadados, les dejamos un par de noticias de esas que consiguen arrancar una sonrisa.
Primero, la carta que envía al Ejército de Tierra la madre de un niño con síndrome de Asperger que pudo cumplir su sueño de ser soldado por un día.
Las palabras de una madre al Ejército por cumplir el deseo de su hijo autista
Después, esta noticia que no se pueden perder. La peor excusa de la historia para no ir a trabajar.
