«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Vino Joven, Crianza, Reserva y Gran Reserva, ¿sabrías diferenciarlos?

Uno de los factores clave en el estilo de los vinos es, sin duda, la crianza.

Más allá de la variedad de uva empleada, del tipo de suelo o de la climatología propia de cada zona, el tiempo de reposo del vino en recipientes de materiales diversos (de entre los cuales la madera es el más popular) es absolutamente crucial en el perfil final de los vinos. Según el tiempo que cada uno permanezca en contacto con la madera, los vinos se dividen en: joven, crianza, reserva y gran reserva.

El ‘vino del año’

Un vino joven, también conocido como “vino del año”, es aquel que se embotella pocos meses después de su fermentación. Algunos reposan en barricas de roble (la madera más común en la crianza de vinos) pero su estancia en ellas es siempre inferior al mínimo establecido para obtener el apelativo de crianza. Los aromas terciarios derivados de la crianza, son nulos o escasos en este tipo de vinos, pues están pensados para un consumo temprano y para deleitarse con sus aromas afrutados.
Es recomendable degustarlos no mucho más allá de su primer año de vida para poder gozar de toda su juventud y servirlos ligeramente más frescos que los vinos de mayor crianza (12º-14º grados para los tintos). Pese a su, a menudo, reducido precio, los mejores ejemplos ofrecen vinos de gran franqueza aromática e intensa expresividad.
Denominaciones como la DO Ribera del Duero han acuñado términos como roble (también barrica o semicrianza) para referirse a vinos jóvenes que han permanecido durante algún tiempo (frecuentemente entre 3 y 9 meses) en barrica. Dichos vinos ofrecen un equilibrio fantástico entre la frescura de la fruta de un vino joven y los elegantes tonos amaderados de un tinto crianza.
Las mejores bodegas ofrecen vinos extraordinarios en este estilo a precios muy contenidos, ventaja que se suma a su mayor capacidad de conservación en botella que suele llegar hasta los 2 años, incluso 3 en los vinos de mayor calidad. Funcionan de maravilla alrededor de los 14º.

24 meses de ‘crianza’

Hablamos de un vino crianza cuando su proceso de envejecimiento es de 24 meses, con al menos 6 meses en barrica y el resto en botella para vinos tintos, y de 18 meses para los vinos blancos y rosados, de los cuales al menos 6 deben trascurrir en barrica. Éste es el estilo de vino predilecto de muchos aficionados al vino, pues la madera adquiere protagonismo y ofrece todas sus virtudes a la fruta.
Son vinos con más carácter y concentración, con aromáticas más complejas y mayor capacidad de añejamiento; la mayoría pueden consumirse hasta 5 o 6 años después de la fecha de vendimia, aunque, como siempre, es recomendable conocer muchos otros factores para poder precisar el tiempo óptimo de consumo de cada vino en particular. Deben servirse entre 14 y 16 grados.

El delicado ‘reserva’

El término reserva hace referencia a aquel vino tinto cuyo envejecimiento mínimo es de 36 meses, de los cuales 12 deben darse en barrica; blancos y rosados deben madurar al menos 24 meses de los cuales 6 deben suceder en barrica.
Éstos son vinos delicados en los que los aromas primarios se sienten ya lejanos y la madera adquiere gran protagonismo. Todo en ellos es sutil, desde su acidez hasta sus taninos; son vinos de otoño, grandes compañeros de la cocina a la brasa y de una buena lectura, capaces de envejecer cerca de una década sin perder su esencia. Una temperatura algo más templada, unos 16-18 grados, amplificará el deleite que supone catar un vino reserva.

El ‘gran reserva’

Por último, utilizamos la terminología gran reserva para referirnos a un vino elaborado sólo en las mejores añadas y con uvas de calidad excepcional. Su periodo de envejecimiento mínimo es de 60 meses para los vinos tintos, con un mínimo de 18 meses en barrica y el resto en botella. Los blancos y rosados tienen un envejecimiento de 48 meses, con un mínimo de 6 en barrica y el resto en botella.
Este estilo, cada vez más escaso, es el que mejor refleja los aromas tradicionales de grandes zonas vinícolas como la DOC Rioja.
Un sorbo de cualquiera de estos grandes vinos nos transporta de inmediato al pasado, a un tiempo en el que gozar de una copa pausadamente aún era posible. Sus reconfortantes aromas de café, tabaco o cuero cautivan a todo el que goza del privilegio de catar uno de estos vinos que, además, evolucionan envidiablemente en botella, en algunos casos mucho más allá de la barrera de la década. Su delicadeza exige habitualmente una decantación delicada y un servicio entorno a los 18º.
Por el Equipo de someliers de Vinissimus

Los 15 conceptos clave para entender el vino

TEMAS |
.
Fondo newsletter