Arce Catacora y Choquehuanca acaban de cumplir 100 días como gobierno Bolivia, un período de tiempo tras el cuál suelen hacer algunas proyecciones en función de un estilo de gobernar que se supone que ya está formado. ¿Qué le depara al país con lo visto hasta el momento?
Arce había comenzado su gobierno con credibilidad porque contaba incluso con el apoyo del FMI. No obstante, y sin agotarse de culpar de todos los males posibles al gobierno de Jeanine Áñez -vieja táctica política que pronto puede terminar frente a los desaciertos en la administración de la crisis de a pandemia y la crisis económica- ha perdido rápidamente el beneficio de la duda, a la vez que la oportunidad de cambiar el rumbo del país y sobre todo de superar un serio problema económico que él mismo creó durante años.
Arce ha dejado al público a la espera del plan para salir de la crisis que había anunciado al asumir su mandato, pero no sólo ha demostrado no tenerlo, sino que apenas ha creado medidas aisladas e improvisadas como el Impuesto a las Grandes Fortunas y o el registro del Re-IVA. Tampoco ha sido “sumamente austero”, sino que ha incrementado el gasto en 12% respecto del Presupuesto General del Estado elaborado por el gobierno de Jeanine Áñez para, entre otras cosas, el rescate de una empresa de viabilidad altamente cuestionable como Quipus.
Sin lugar a dudas que, con estas medidas, Arce equivoca el diagnóstico de los principales problemas de la economía: asegura que existe una falta de ingresos para incrementar el gasto y estimular la demanda agregada interna, cuando, en realidad, el problema es de un exceso de gastos y un exceso de oferta fundamentalmente monetaria y crediticia, y de seguir por este camino termina magnificando el problema de que la economía nacional dependa tanto de los ingresos de YPFB, pues se calcula que tan pronto como para 2025 Bolivia tendría que empezar a importar gas natural.
De la misma forma, Arce ha exacerbado los problemas en el sistema bancario y financiero a causa de la serie del incremento de la mora, reprogramaciones y los diferimientos crediticios, tal vez confiado en un eventual emisión exitosa de bonos soberanos por $3.000 millones, aunque, en el entretanto, las reservas con las que el Banco Central de Bolivia tendría que asumir cualquier eventualidad no dejan de caer ($5.040 millones al 11 de febrero).
Y finalmente, el gobierno de Arce y Choquehuanca han sembrado suficientes dudas sobre su capacidad para la administración de la crisis de la pandemia, al punto de haber pedido “aguantar” a la población a la espera de las vacunas, que, por el ritmo que llevan las vacunaciones, se terminaría de vacunar a alrededor de 7 millones de ciudadanos bolivianos en 24 años.
Con todo esto en cuenta, la percepción de que el cargo de Presidente le ha quedado muy grande a Arce Catacora parece estar cada vez más extendida.
Pero la oposición también adolece de comparable ineptitud
Por su parte, la oposición podría haberse fortalecido de alguna manera en estos 100 días de ineptitud en el manejo de la crisis sanitaria y económica del gobierno de Arce, pero aún no parece haberse enterado siquiera sobre los motivos de su estruendoso fracaso en las elecciones de octubre de 2020.
Por ejemplo, ya se había discutido el hecho de que una de las principales causas detrás del retorno del Movimiento al Socialismo al poder fueron las “pruebas de consistencia” o innecesarias concesiones que Carlos Mesa solía hacer en un pasado no muy lejano -y sin haberse mostrado nunca como un decidido opositor a Morales- a la gestión de Arce Catacora en el manejo de la economía de Bolivia durante más de una década.
Sin embargo, alguien como Gonzalo Chávez, uno de los principales asesores económicos de Carlos Mesa, al punto de haber elaborado su propuesta de plan de gobierno ya para las fraudulentas elecciones de 2019, acaba de celebrar la posibilidad de que la economía global esté a registrar nuevamente un “superciclo de materias primas” como el que permitió al conjunto del Socialismo del Siglo XXI gastar como nunca nadie lo hubiera imaginado, cobrando así cuanto mayor número de atribuciones y competencias sobre la economía pudo.
Que los precios de los commodities empiecen a incrementarse de manera sostenida no puede ser una buena noticia más que para un ingeniero social, para quien pretende definir las prioridades de cada individuo en la sociedad. Si parte del objetivo de la economía es que el consumidor final consiga el mejor bien o servicio al menor precio posible, ¿qué sentido tiene celebrar la idea de que un gobierno como el boliviano, que tiene nacionalizado el gas, tendrá la capacidad de gastar tanto como en el pasado?
Es más, si los gobiernos latinoamericanos que siguieron al régimen de los Castro en Cuba o Chávez y Maduro en Venezuela no hubieran contado con la cantidad de recursos al estatizar los sectores de aquellas materias primas que típicamente exportan, sin lugar a dudas que no hubieran tenido la capacidad de acumular semejante poder.
Pero eso no es todo, llama la atención el silencio que Mesa guarda respecto de la manera en que Arce y Choquehuanca manejan la crisis del Covid-19, sobre todo en comparación a las duras críticas que realizaba diariamente contra el gobierno de Áñez mientras estaba en campaña.
Creemos y Luis Fernando Camacho, por su lado, no sólo que han sido incapaces de mantener cohesionada su bancada, sino que al menos cuatro de sus asambleístas han terminado pactando con el propio Movimiento al Socialismo.
Para mayor absurdo, hace solamente un par de días, mientras los médicos aún consideran asumir una huelga general contra el gobierno en protesta por la falta de personal, insumos y en contra de la Ley de Emergencia Sanitaria -que no es más que el nuevo Código Penal que Morales se propuso aprobar en 2017, solamente que con otra cara-, Arce aprobó amnistías e indultos a 1.000 simpatizantes de Morales y el MAS procesados por fraude electoral, sedición y terrorismo en la crisis de octubre y noviembre de 2019, pero la oposición (tanto Comunidad Ciudadana como Creemos) en el Congreso no ha sido capaz siquiera de conseguir la lista de aquellos.
Como consuelo, Evo Morales es historia
Finalmente, si algo positivo se puede destacar en el contexto de estos primeros 100 días de Arce y Choquehuanca en el gobierno y Comunidad Ciudadana y Creemos en el Congreso, es el hecho de que Evo Morales es cada vez menos relevante para la política nacional e incluso su propio partido, pues en este breve período ha sido agredido con un sillazo en Lauca Ñ y expulsado de una asamblea en Betanzos, además de que los propios cocaleros de Chapare, de quienes aún es líder, consideran que debe jubilarse.
Con todo esto no hay demasiados elementos que inviten a ser optimistas con el futuro del país, menos aún con la falta de proyectos, ideas y propuestas de largo plazo para las elecciones de alcaldías y gobernaciones a inicios de marzo, que no hacen más que repetir los graves errores cometidos en las pasadas elecciones de octubre de 2020 que otorgaron una victoria al Movimiento al Socialismo con muy pocos precedentes en la historia del país.