Hemos perdido la perfecta igualdad en los pesos comparados que miden la política mundial. Los fieles de esa balanza ya no son fiables. Ni de ley. Y en medio de este marasmo ideológico hay algo capaz de hermanar a España con Estados Unidos: la crónica y desmesurada manipulación ejercida por los líderes políticos -sin excepción- para engañar, burlar y enterrar el histórico inconsciente colectivo de los pueblos.
Ese problema, ese nexo entre España y América, se pone de manifiesto en el libro El complot para transformar Estados Unidos, escrito por Mike González, publicado bajo el sello editorial Homo Legens y presentado en la sede de la Fundación Disenso, al abrigo de Fernando Sánchez Dragó, que mantuvo este miércoles un animado coloquio con el autor del volumen y el público.
Mike González, que con su publicación hace denodados esfuerzos por dar la batalla de las ideas, sostiene a lo largo de las páginas con acertado criterio y cabal razonamiento una tesis que cobra peso hora tras hora: la de que la política de identidad estadounidense, concienzudamente edificada por los activistas que buscan derrocar su patria, es un veneno para ese país, que siempre fue multiétnico y nunca multicultural. De ahí nació el germen del libro. Por eso lo tituló El complot. Por eso es un libro con nombre épico, donde la palabra complot no es lírica, sino épica. Tan épica como la antes citada batalla de las ideas, la misma que el autor, avezado escritor y periodista, y miembro de la Heritage Fundation, institución consanguínea de Disenso, ha dado para poner en tela de juicio las leyes de desmemoria histórica, para recuperar la tradición, para recordar que somos hijos, sucesores y herederos de todo lo que nos antecedió.
En definitiva, lo que Mike González viene a denunciar es que las políticas de identidad, la reivindicación de las razas, el sentimiento de victimización, la división de la sociedad entre oprimidos y opresores, el culto al odio, el Black Lives Matter, el boicot a la propia conciencia o el adoctrinamiento en las escuelas no son más que un vil instrumento al servicio de quienes buscan cambiar la historia de los Estados Unidos, negar su pasado y manipular su presente y su futuro. Frente a ellas, dice González, empieza a sublevarse, por fortuna, una parte del pueblo americano: la del sentido común, la que no comulga con lo que no está de acuerdo. Lo mismo que sucede en España. Así pues, aunque El complot sea, a priori, un libro de esencia estadounidense, su análisis también puede y debe aplicarse en nuestro país. Su alcance es global. La digitalización, la angosta economía, la demolición del pasado, el abandono del culturalismo, la corrección política, la condena a la familia, a la tradición y a la unidad se ha propagado por todos los rincones. Resulta juicioso y necesario ahondar ya, aquí y ahora, en el American Great Again, en el libro recién presentado, en la historia sagrada de los Estados Unidos, en el Far West y en todos los orígenes que en su día conformaron el crisol de nuestras españas.