«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
¿EL GOBIERNO DE PIÑERA VETARÁ EL PROYECTO DE LEY?

Chile: en camino hacia el aborto libre

Tal como ocurrió en Argentina, en Chile nuevamente comenzó a discutirse el proyecto de ley que permite el aborto sin causales hasta las 14 semanas. Esta moción fue ingresada por un grupo de diputadas de izquierdas, lideradas por Maite Orsini (Frente Amplio),quienes señalan que las mujeres deben tener “derecho” sobre sus cuerpos, por lo que demandan un aborto “libre, seguro y gratuito”.

Durante el último año del gobierno de la expresidente Michelle Bachelet, en 2017, se aprobó en Chile el aborto en tres causales: en caso de riesgo de vida de la madre, inviabilidad fetal, y violación. Al año siguiente, en 2018, el movimiento feminista estalló en la escena universitaria paralizando las clases a lo largo del país, instalando la idea que las mujeres podemos ser víctimas de vulneraciones porque vivimos en una sociedad patriarcal, que a su vez es inherentemente neoliberal. Por ello, los feminismos representarían a todas las mujeres porque sería un movimiento de mujeres y para las mujeres (o eso nos decían).

Y claro, aún en el siglo XXI ocurren injusticias inaceptables, que generan un gran dolor a las víctimas como a sus familias. Sin embargo, apelar a la emocionalidad ha sido una estrategia exitosa para que las mujeres transversalmente acepten estas “inocentes ideas”, que prontamente develaron detrás una radical agenda política.

Mientras ocurría la revuelta feminista en Chile, en julio de 2018, en Argentina demandaban el aborto libre, pues este país contaba con una legislación que data de 1921, que permitía a las mujeres abortar en dos causales (por violación y riesgo de salud de la madre). En las marchas argentinas aparecieron los pañuelos verdes aborteros. Como contra respuesta, surgió la marea celeste con los pañuelos pro-vida, siendo una de las más fuertes de Latinoamérica. Este escenario se replicó casi idénticamente en Chile, pues en estas fechas también se hicieron marchas por un “aborto libre, seguro y gratuito”.

En ese entonces numerosas voces señalaron que, en primer lugar, no es necesaria una legislación de este tipo para las causales del riesgo de vida de la madre e inviabilidad fetal. Pues, los médicos siempre buscarán salvar la vida de la madre a pesar de que las acciones para lograrlo terminen con la muerte indeseada del bebé. Es lo que se conoce como el enfoque “del doble efecto”.

Por otro lado, el sensible tema de violación no está enfocado correctamente, pues a quien se debe castigar es al violador con duras penas. Claramente un escenario complejo que levanta una tremenda emocionalidad, en especial en las mujeres, pues nadie quiere verse ante un escenario como este.

No obstante, también se señaló que legislar sobre el aborto en tres causales era una trampa, que nos llevaría directo a legislar sobre al aborto libre. Y así fue.

Mientras Chile pasa por una revuelta sociopolítica desde el 18-O que ha generado una gran polarización en nuestra sociedad, y las autoridades han tenido un giro hacia el autoritarismo con la excusa de la pandemia, las diputadas de izquierdas buscan tramitar una ley de aborto libre hasta las 14 semanas, tal como ocurrió a finales de diciembre de 2020 en Argentina.

El pasado lunes 18 de enero, se publicó una nueva edición de la encuesta Pulso Ciudadano, la que señala que un 42,7% de las personas encuestadas está “muy de acuerdo” y “de acuerdo” en aprobar el aborto libre hasta las 14 semanas. Lo que también se puede leer como que el 57,3%  de los encuestados no están de acuerdo con esta medida, pero claramente los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad en la decadencia de nuestras sociedades, avalando que las madres puedan asesinar a sus hijos por nacer.

Sin embargo, Chile no tiene un problema de salud pública que justifique una ley de este calibre, pues ha tenido una de las más bajas tasas de mortalidad materna en la región, ocupando el puesto 3º en el continente por debajo de Canadá y Uruguay. Se debería avanzar en ayudar a las mujeres en situación de vulnerabilidad quienes no desean matar a sus bebés, y también actualizar la ley de adopción que pone altas trabas a las familias que desean adoptar a un hijo.

El aborto no es un tema de salud pública, como muchas veces nos quieren hacer creer, porque es ideológico. Los feminismos de la diferencia han instalado la idea que la causa de la “opresión” se debe a un factor biológico. Es decir, que las mujeres tengamos la potencialidad de ser madres nos pondría en una situación de avasallamiento con respecto a los hombres. Por eso, numerosas feministas han avalado el aborto porque implica “expropiar” esa condición natural, siendo un camino hacia la “emancipación” y vivir la sexualidad libremente. Lo que abre otros dilemas, cuando estas mismas feministas han señalado que como consecuencia de aquello no habrían diferencias entre hombres, mujeres, e incluso niños.

Las diputadas que promueven este proyecto de ley han señalado “que la maternidad se dé cuando sea deseada y no cuando alguien no tuvo la oportunidad de interrumpir su embarazo pese a la necesidad de hacerlo”, una lamentable frase que da a entender que los hijos no planeados no tienen dignidad humana ni el derecho fundamental de nacer. Parece que ignoran, además, que ante una relación sexual lo extraño es que no haya embarazo, pues ese es el fruto natural de la unión entre un hombre y una mujer. Por ello, se debe seguir educando según la biología, y no bajo la ideología de género, para prevenir embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.

Es lamentable como la sociedad chilena está tan radicalizada pero no se percata de ello. Una gran mayoría de personas suele decir que no son “ni de derecha ni de izquierda” pero adhieren completamente a la agenda de la izquierda, incluso a las iniciativas más radicales que promueven la cultura de la muerte (no solo el aborto se está discutiendo en Chile, también la eutanasia).

Lo que debemos tener claro es que no existe el aborto “libre, seguro y gratuito”, pues quienes lo pagan son los contribuyentes (en desmedro de otras urgencias); nunca será seguro pues siempre puede haber un imprevisto como en cualquier intervención médica; y por más que sea libre no dejará de ser un acto que atente contra la vida de un inocente. Esperemos que, en caso de que este proyecto continúe su curso, el gobierno vete esta letal iniciativa como fue prometido. 

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