«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
DEFIENDE EL ABORTO, LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO Y LA LEGALIZACIÓN DE LAS DROGAS

El programa de Gobierno de Petro para Colombia: una oda al marxismo cultural

Gustavo Petro y Francia Márquez. Reuters
Gustavo Petro y Francia Márquez. Reuters

La semana pasada, el Pacto Histórico que lidera el candidato del Foro de Sao Paulo Gustavo Petro, presentó su programa de Gobierno para Colombia: toda una oda al marxismo cultural.

Lo primero que llama la atención del texto presentado por la coalición izquierdista es su título –‘Colombia, Potencia mundial de la vida’– puesto que la candidata a vicepresidente del país elegida por Petro, Francia Márquez, es una activista a favor del aborto.

El programa está cargado de feminismo. Así, dedica a este asunto la primera sección titulada ‘¡El cambio es con las mujeres!’ que destaca el rol que tendrán estas en un hipotético Gobierno de Petro.

Además, defiende abiertamente el aborto al referirse a la defensa del «derecho a decidir» sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. «Acataremos la decisión de la Corte Constitucional de despenalizar el aborto”, reza el texto.

En cuanto a la energía, el programa asume los postulados de la Agenda 2030 y propone que Colombia se dirija “hacia una sociedad movida por el sol, el viento y el agua”, para lo cual reitera la idea que defiende Petro sobre abandonar la extracción de petróleo. “Haremos que Colombia transite de una matriz energética primaria, predominantemente fósil, dependiente económicamente del carbón y del petróleo, hacia una diversificada, basada en nuestras potencialidades de energías renovables”, dice el documento.

Como era de esperar, el texto también está cargado de ideología de género. «Garantizaremos los derechos a la diversidad de género y orientación sexual de la población de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans, Intersexuales, Queer y otros con enfoque generacional e intercultural para superar la desigualdad, el estigma y enfrentando todas las formas de violencia y discriminación económica, social, cultural y política”.

Por último, el Pacto Histórico camufla en su programa la legalización de la siembra y consumo de drogas, así como la prohibición de la aspersión de glifosato. “Pasaremos de la guerra fracasada contra las drogas a un proceso integral de sustitución de economías y tierras a favor de una economía productiva que dignifique a las poblaciones rurales y proteja la naturaleza (…). En nuestro gobierno no habrá aspersiones aéreas con glifosato o cualquier otro tipo de sustancia que envenene nuestros campos”, promete.

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