El Rey Felipe VI ha reivindicado la unidad de EspaƱa frente a la división, en el discurso de Navidad que cada aƱo dirige a todos los espaƱoles. La Constitución Ā«convoca a la unidad frente a la división, al diĆ”logo y no al enfrentamiento, al respeto frente al rencor, al espĆritu integrador frente a la exclusión; nos convoca permanentemente a una convivencia cĆvica, serena y en libertadĀ», ha asegurado el monarca.
Aunque sus palabras han estado especialmente centradas en la pandemia del coronavirus, que en esta Navidad ha golpeado de una manera especial a los españoles con un repunte de los casos, el Rey ha querido dedicar unas palabras a los canarios afectados por la erupción del volcÔn en La Palma a los que se ha dirigido al inicio de su discurso: «Hoy nuestro corazón y nuestro pensamiento siguen con vosotros. Nos sentimos muy cerca y sabéis que tenéis nuestra solidaridad y que contÔis con el trabajo y el compromiso de todas las Administraciones para que podÔis construir, cuanto antes, vuestras vidas», ha deseado Felipe VI.
Asimismo, ha dedicado un especial homenaje a la historia de España que «nos enseña cómo los españoles hemos sabido cómo sobreponernos y reaccionar ante la adversidades» y ha reivindicado el concepto de «nación» como ese futuro que «nos exige responsabilidad, voluntad de colaborar y entendernos».
El mensaje Ćntegro:
Buenas noches,
Mis primeras palabras en esta Nochebuena quiero dedicarlas a quienes vivĆs en la isla de La Palma y estĆ”is pasando, desde hace tres meses, una situación tan dolorosa y difĆcil. El volcĆ”n os ha dejado a muchos sin hogar, sin medio de vida y a todos nos ha llenado de tristeza.
Hoy nuestro corazón y nuestro pensamiento siguen con vosotros. Nos sentimos muy cerca y sabĆ©is que tenĆ©is nuestra solidaridad y que contĆ”is con el trabajo y el compromiso de todas las Administraciones para que podĆ”is reconstruir, cuanto antes, vuestras vidas, vuestra economĆa, y rehacer asĆ vuestros proyectos con ilusión.
El año pasado, en mi mensaje de Navidad, compartà con vosotros la necesidad de hacer un gran esfuerzo colectivo que nos permitiera superar la COVID-19, con la esperanza puesta en la ciencia y especialmente en las vacunas.
Un aƱo despuĆ©s āy siempre con toda la prudencia necesariaā la situación es diferente. Hemos avanzado sustancialmente en la lucha contra la pandemia gracias al descubrimiento y autorización de las vacunas, al gran nĆŗmero de espaƱoles que se ha vacunado, asĆ como al propio proceso de vacunación en nuestro paĆs, del que podemos sentirnos especialmente satisfechos.
Aun asĆ, estamos viendo que el virus todavĆa tiene la capacidad de hacernos daƱo, de muchas maneras. Se vuelve a transmitir muy rĆ”pidamente y, por tanto, el riesgo no ha desaparecido. Al contrario. Por ello, debemos seguir teniendo cuidado, protegernos y actuar con la mayor responsabilidad individual y colectiva. Todos tenemos que hacer lo posible para no dar pasos atrĆ”s en esta crisis sanitaria que tanto sufrimiento ha causado; y a cuyas vĆctimas recordamos, especialmente, en estas fechas. Y nuevamente al personal sanitario āen estos momentosā les damos inmensas gracias, con todo nuestro apoyo y Ć”nimo.
TambiĆ©n en este Ćŗltimo aƱo muchos ciudadanos continĆŗan padeciendo las consecuencias sociales, económicas y tambiĆ©n emocionales derivadas de la pandemia. Por una parte, nuestra economĆa ha vuelto a crecer y a recuperar la gran mayorĆa de los puestos de trabajo que se habĆan visto temporalmente suspendidos; y la cifra de ocupados evoluciona a un ritmo realmente positivo. Pero por otra, ha aumentado el nĆŗmero de personas en situación de vulnerabilidad, y hoy en dĆa existe preocupación en muchos hogares por la subida de los precios, el coste de la energĆa o por las dificultades para encontrar un empleo estable, especialmente para los jóvenes.
Y junto a todo ello, es verdad que en el mundo es un hecho que los paĆses dependemos, cada vez mĆ”s, los unos de los otros; y que se requieren soluciones a nivel mundial para muchos de los desafĆos que compartimos, como es el caso de la salud, que exige una colaboración internacional mĆ”s eficaz y mĆ”s reforzada.
TambiĆ©n, las nuevas tecnologĆas estĆ”n cambiando los tradicionales modos de producción de las empresas y por tanto influyen en el concepto mismo del trabajo, tal y como siempre lo habĆamos conocido; la ciencia avanza, y para bien, pero estĆ” modificando muchos aspectos de nuestras vidas personales y en comunidad. A la vez observamos cómo, en ocasiones, se ponen a prueba nuestras convicciones, nuestros valores o se ven afectados nuestros principios de organización social y de convivencia en libertad.
Estos son algunos ejemplos de los retos que tenemos por delante y que muestran los tiempos tan complicados que vivimos; tiempos que nos obligan a permanecer muy alerta en un escenario, sin duda, lleno de incertidumbres y de contrastes.
Ante esta situación ¿qué hacer?, ¿tenemos que dejarnos llevar por el pesimismo?; ¿debemos caer en el conformismo, esperando que los problemas se resuelvan por sà solos? Yo creo que no.
Creo, por el contrario, que debemos reaccionar: Debemos entender y asumir las nuevas transformaciones que āde manera tan aceleradaā estamos viviendo, tomar la iniciativa e intentar ir por delante de los acontecimientos; y debemos igualmente adaptarnos rĆ”pidamente a los cambios, teniendo siempre claros nuestros grandes objetivos y prioridades como paĆs. Porque tambiĆ©n es un tiempo de nuevos proyectos, de nuevas ideas y oportunidades; de iniciativas llenas de ambición por mejorar y progresar.
Todos deseamos una sociedad avanzada en lo económico y social, con empleo estable y digno, y con un Estado del Bienestar sólido; queremos una sociedad que siga impulsando la igualdad entre hombres y mujeres, que favorezca el progreso individual y social; y aspiramos āpor supuestoā a que sea puntera en tecnologĆa, en innovación, que estĆ© en la vanguardia de la lucha contra el cambio climĆ”tico y plenamente comprometida con la sostenibilidad de nuestro planeta y su equilibrio medioambiental.
Creo sinceramente que los desafĆos que tenemos por delante representan para EspaƱa, como para muchas otras naciones, una autĆ©ntica encrucijada; pero son sin duda una oportunidad histórica, incluso una exigencia para ponernos al dĆa, para actualizar y modernizar nuestro paĆs, manteniĆ©ndonos firmes en nuestros principios democrĆ”ticos y en los valores que inspiran nuestra convivencia. Porque en lo que hagamos o decidamos de ahora en adelante estĆ” en juego que podamos seguir progresando junto a las naciones mĆ”s avanzadas o que perdamos el paso en nuestro camino.
Y en esa gran tarea, las instituciones tenemos la mayor responsabilidad. Debemos tener siempre presente los intereses generales y pensar en los ciudadanos, en sus inquietudes, en sus preocupaciones, estar permanentemente a su servicio y atender sus problemas. Debemos estar en el lugar que constitucionalmente nos corresponde; asumir, cada uno, las obligaciones que tenemos encomendadas; respetar y cumplir las leyes y ser ejemplo de integridad pĆŗblica y moral.
Para todo ello, el entendimiento y la colaboración son actitudes necesarias que dignifican las instituciones; mÔs aún, las fortalecen, porque generan la confianza de los ciudadanos. Y las diferencias de opinión no deben impedir consensos que garanticen una mayor estabilidad, mayor bienestar en los hogares y den la necesaria tranquilidad a las familias ante su futuro.
Pero sin duda, tambiĆ©n la sociedad tiene que desempeƱar un papel esencial en estos tiempos de cambio. Las circunstancias, muchas de ellas nada fĆ”ciles, que nos ha tocado vivir, sobre todo a lo largo de estos Ćŗltimos 40 aƱos, nos han forjado como una sociedad fuerte y responsable; y enormemente solidaria, como hemos comprobado desde el comienzo de esta pandemia. Son nuestros valores cĆvicos, junto al talento, la vitalidad y la energĆa que tenemos en la industria, en los servicios o el campo, los que deben estar muy presentes en la construcción de nuestro futuro.
Si sabemos adónde nos queremos dirigir, también debemos ser conscientes de dónde venimos:
El cambio tan profundo de España en estas mÔs de cuatro décadas de democracia y libertad ha sido extraordinario, y no ha sido fruto de la casualidad. Se ha basado en el esfuerzo y el sacrificio de muchas personas, de millones de españoles. Y se ha debido a muchas razones: sentido de la historia, grandes acuerdos, generosidad, responsabilidad y visión de futuro.
Ese gran proyecto de transformación lo simboliza y representa nuestra Constitución, con la que nos integramos plenamente en las modernas democracias occidentales y cuyo espĆritu nos convoca a la unidad frente a la división, al diĆ”logo y no al enfrentamiento, al respeto frente al rencor, al espĆritu integrador frente a la exclusión; nos convoca permanentemente a una convivencia cĆvica, serena y en libertad.
La Constitución ha sido y es la viga maestra que ha favorecido nuestro progreso, la que ha sostenido nuestra convivencia democrÔtica frente a las crisis, serias y graves de distinta naturaleza, que hemos vivido, y merece por ello respeto, reconocimiento y lealtad.
Y nuestro futuro como paĆs va muy de la mano de la Unión Europea; asĆ lo entienden mayoritariamente los espaƱoles. Europa fue una aspiración y un objetivo, y hoy es una gran realidad polĆtica, económica, social y cultural, en la que compartimos con nuestros socios nacionales europeos unos mismos valores democrĆ”ticos que nos ofrecen un marco institucional de estabilidad, de seguridad, y de confianza. Y tambiĆ©n de nuevas oportunidades.
Hemos visto como la lucha contra la pandemia, con toda su complejidad, ha reforzado a la propia Unión, que ha asumido compromisos muy importantes āsin precedentesā en salud, economĆa y empleo. Y ahora la Unión se abre a la oportunidad de invertir fondos europeos en la modernización de nuestro paĆs y de nuestras empresas, en una economĆa necesariamente cada vez mĆ”s digital, mĆ”s verde y mĆ”s inclusiva. Es una ocasión Ćŗnica que no podemos desaprovechar.
El momento es difĆcil, desde luego, pero detenernos hoy es quedarnos atrĆ”s; es retroceder. Hay que seguir adelante porque la Historia nos enseƱa que los espaƱoles hemos sabido cómo reaccionar y sobreponernos ante las adversidades. Ahora se abre ante nosotros un futuro que nos exige āa todosā responsabilidad, voluntad de colaborar y entendernos; y necesita āese futuroā que confiemos mĆ”s en nuestras propias fuerzas como Nación. Y no tengo duda de nuestro compromiso, de nuestra capacidad; y de que, con decisión, con empuje y carĆ”cter, lo conseguiremos.
No me extiendo mÔs, pero recordemos que esta noche también hay muchas personas velando por nuestra salud, por nuestra seguridad y tranquilidad, y garantizando los servicios públicos⦠Todos ellos, merecen nuestro reconocimiento y que les tengamos especialmente presentes en estas fechas.
Gracias por vuestra atención; y con la paz y la alegrĆa que esta noche representa, junto a la Reina y nuestras hijas la Princesa Leonor y la Infanta SofĆa, os deseo a todos que tengĆ”is una muy feliz Navidad y AƱo Nuevo.
Eguberri On, Bon Nadal, Boas Festas.