El Gobierno comunista de Pedro Castillo ha designado como Asesor en el Despacho Ministerial de Relaciones Exteriores al sociólogo marxista Luis Alberto Adrianzén Merino, un activista de larga trayectoria en la izquierda peruana, afiliado al Frente Revolucionario de Estudiantes Socialistas, cercano a la candidatura de Verónika Mendoza –vinculada a Podemos y al Grupo de Puebla- y, posteriormente, seguidor entusiasta de Castillo cuando este pasó a segunda vuelta.
“Resuelve: designar al señor Luis Alberto Adrianzén Merino en el cargo de confianza de Asesor en el Despacho Ministerial de Relaciones Exteriores, a partir del 03 de junio de 2022. Regístrese, comuníquese y publíquese. César Landa Arroyo, ministro de Relaciones Exteriores”, indica la Resolución Ministerial N° 0274-2022-RE publicada este lunes en el diario oficial El Peruano.
Adrianzén fue aspirante al Parlamento Andino -órgano deliberante y de control político de la Comunidad Andina- por el partido que candidateó Mendoza (Juntos por el Perú) en las elecciones 2021; sin embargo, no logró ningún escaño.
Durante su campaña, fue bastante crítico con el Grupo de Lima -instancia multilateral que condena la ruptura del orden democrático en Venezuela-, asegurando que Juntos por el Perú saldría de este y buscaría otra forma de mediación para resolver la crisis política y humanitaria del país llanero.
Y al mismo estilo del mexicano López Obrador -alfil del Grupo de Puebla y el Foro de Sao Paulo-, el sociólogo marxista apuesta por el discurso de una “política exterior no alineada que una a América Latina y no la divida”.
Además, en una entrevista para La República -diario izquierdista en el que además es columnista-, se mostró ambiguo respecto a la dictadura bolivariana de Nicolás Maduro, a la que dice no apoyar.
“No es un problema de estar de acuerdo o en desacuerdo. Yo no aplicaría la política de Maduro en mi país, porque pienso que está equivocada, pero no es un problema ideológico, es necesario tener una postura que se base en el derecho internacional”, declaró.
No obstante, en su columna de Otra Mirada, Adrianzén ha sido más directo respecto a su posición con el chavismo, afirmando que “la derecha quiere impedir el reconocimiento del Gobierno de Nicolás Maduro”.
Sus simpatías por Velasco y Castillo
Adrianzén no oculta sus simpatías por el dictador Juan Velasco, quien encabezó en 1968 el golpe militar que derrocó al presidente Fernando Belaunde, instalando por doce años un régimen denominado “Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas” que empobreció al país a través de reformas estatistas y un discurso revanchista antihispano y antinorteamericano que se mantiene todavía vigente.
Pero Adrianzén no solo se ha limitado a compartir memes en redes sociales para “comparar” a Castillo -que prometió una “segunda reforma agraria”, imitando al velasquismo- con el dictador Velasco, sobre todo, gusta edulcorar a la dictadura militar socialista, denominándola una “revolución política” y “momento reformista”.
“El velasquismo, en este contexto, fue una ‘revolución política’, entendida ésta como la separación radical entre el poder político y la propiedad y más específicamente la propiedad de la tierra. Ello conduce, como dice Marx, a poner fin a la exclusión del individuo del conjunto del Estado. En una estructura donde poder y propiedad están ligados estrechamente y donde éste emana de la propiedad, el poder del Estado es ‘incumbencia especial de un señor disociado del pueblo y de sus servidores’. La revolución política, en ese sentido, eleva ‘los asuntos del Estado a asuntos del pueblo’, es decir, constituye al Estado ‘como incumbencia general’, destruyendo privilegios que separan a las élites de las clases populares y planteando, por lo tanto, la necesidad de crear un ‘pueblo’ y nuevo Estado al mismo tiempo”, escribió.
“El triunfo de Castillo abre las posibilidades de un ‘Gobierno democrático y plebeyo’, cuya legalidad y legitimidad provienen de unas elecciones limpias (algo que niega y negará una derecha que ha derivado en golpista) y que, por ello, representa un momento democrático constituyente. Este hecho nos plantea la necesidad de terminar democráticamente las tareas pendientes e incumplidas que nos dejó el momento reformista de los años sesenta y setenta como consecuencia del proceso velasquista y del trabajo de las izquierdas en esos años. Una de ella es la derrota del fujimorismo como expresión de lo que hemos llamado la ‘contrarrevolución’; y otra es recuperar, como una vez se dijo, el ‘espíritu’ de la Constitución de 1979 para recrearla de acuerdo a los tiempos actuales”, señala Adrianzén.
Defensor del guerrillero Béjar
Adrianzén tampoco dudó en defender al guerrillero Héctor Béjar, que debió renunciar a su cargo como titular de Exteriores del Gobierno de Pedro Castillo tras descubrirse unas polémicas declaraciones que hizo en noviembre de 2020 en las que acusaba a la Marina de Guerra del Perú de haber iniciado el terrorismo en el país y a la CIA de propiciar la creación del grupo maoísta Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso (PCP-SL).
“Porque el terrorismo en el Perú lo inició la Marina, y eso se puede demostrar históricamente. Y han sido entrenados por eso por la CIA”, dijo Béjar durante su participación en una conferencia virtual con el izquierdista Grupo Emancipador Perú.
“Yo estoy convencido, no puedo demostrarlo, de dos cosas: uno, que Sendero ha sido en gran parte obra de la CIA y de los servicios de inteligencia. Y dos, que gran parte de las operaciones de división de la izquierda tienen algo que ver con los servicios de inteligencia enemigos”, también apuntó Béjar.
Para Adrianzén, la renuncia del octogenario Béjar -fundador del Ejército de Liberación Nacional (ELN)en la década de 1960 y guerrillero entrenado militarmente en Cuba de la mano del sanguinario “Che Guevara- era una “derrota para la democracia” y el “triunfo del anticomunismo”.
Previamente, el ahora asesor del Despacho del canciller César Landa celebró a Béjar cuando, al ser consultado por un periodista si se reuniría con el embajador Carlos Scull -representante del Gobierno de Juan Guaidó en Lima-, este le respondió que no sabía quién era.
“Respuesta correcta y valiente. Es el comienzo de una nueva política exterior”, escribió con mucho entusiasmo Adrianzén.
Cabe recordar que con Béjar en Torre Tagle -sede de la Cancillería peruana-, el Perú viró su política exterior a favor de las dictaduras de Cuba y Venezuela.
De hecho, una de las primeras reuniones que tuvo Béjar apenas juró el cargo fue con Jorge Arreaza, ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores de Venezuela.
Arreaza -que arribó a Lima para la investidura del comunista Pedro Castillo- destacó en su momento que durante la reunión con Béjar abordaron la recuperación de las relaciones integrales entre Venezuela y Perú, “el comercio, políticas de atención a los migrantes y la necesidad de reforzar los mecanismos de unión en Nuestra América”.
En declaraciones a la prensa, Béjar manifestó que una de sus funciones en la Cancillería será la de buscar una “renovación democrática” en Venezuela, contribuyendo al “entendimiento de sus tendencias políticas” sin intervenir en temas internos.
“Nuestra política es contra sanciones unilaterales y contra bloqueos. Venezuela es un país que está bloqueado, entonces nosotros contribuiremos juntos con los países de Europa y con un conjunto de países latinoamericanos en el entendimiento de las tendencias políticas en Venezuela sin intervenir en su política interna”, dijo.