Alberto Fernández llega a las elecciones legislativas 2021 habiendo empeorado todos y cada uno de los indicadores políticos y económicos pero agregando, por si la catástrofe fuera poca, la entrega de la soberanía territorial. Al kirchnerismo presa del caos lo desbordó el conflicto indigenista que es un perro que el gobierno alimentó y que ahora le muerde la mano.
El desastre económico crece conforme se ocultan bajo la alfombra los problemas de base, se histeriquea con el FMI a sabiendas de que no hay camino que no termine en miseria y se emite desenfrenadamente para ver si tirando plata desde un helicóptero logran dar vuelta una elección luctuosa. Todos los controles para contener la inflación galopante (cepos cambiarios, de precios, de exportación, de producción) se volvieron más rígidos y sin embargo están fracasando estrepitosamente. Sólo les quedaría empezar a lapidar almaceneros. Ganas no les faltan, pero en 15 días hay elecciones.
Todas las disciplinas tienen su propio lenguaje y en el teatro se llama morcillear al arte de improvisar y modificar diálogos o acciones cambiando el sentido del guión. En toda esta escena argentina repleta de conflictos económicos, sociales y políticos hace su entrada un actor que no respeta sus líneas: el conflicto mapuche, un actor que le está morcilleando el relato al kirchnerismo en el peor momento. Todas las brújulas se han descompuesto.
El peronismo es un proyecto de poder que usa la ideología como mecanismo de subsistencia, no una ideología en particular, la que sirva según la circunstancia. Los Kirchner en su etapa embrionaria no respondían al relato castrista/setentista pero cuando necesitaron de sustento militante abrazaron esa bandera como un converso a su nueva fe. Y gracias a haber aceptado el padrinazgo del Socialismo del Siglo XXI es que obtuvieron apoyo nacional e internacional de las vacas sagradas del progresismo que nadie se atrevió a enfrentar.
El kirchnerismo llenó de ex-terroristas o de sus simpatizantes todos los organismos relacionados con el tema indigenista y los nutrió de planes sociales y financiación
Una de esas vacas sagradas es el indigenismo integrista que en distintos niveles e intensidades está reconocido en leyes y organismos nacionales, así como en acuerdos internacionales. Cuando se habla del conflicto indigenista en Argentina, se remite mayormente al conflicto mapuche. Para la legalidad argentina la autopercepción de una persona a una etnia es válida, de manera tal que no viene a cuento debatir si los implicados en el terrorismo mapuche son verdaderos o falsos. Es una tilinguería políticamente correcta de las élites bienpensantes eso de decir que los malos no son los auténticos. Lo cierto es que este grupo viene reclamando todo tipo de cosas de forma ultraviolenta que no deja delito del código penal sin visitar, desconociendo leyes y autoridades, usurpando y beneficiándose de la discriminacion positiva y del sustento que le brinda el Estado al que se proponen combatir.
Dado que las normas son difusas, los distintos gobiernos han podido pisar el acelerador o el freno frente al negocio indigenista según su propia conveniencia. La comunión del kirchnerismo con el chavismo y sus derivados hizo que pisaran el acelerador, como de costumbre. La cosa es que en los sucesivos gobiernos kirchneristas se fueron multiplicando los reclamos indigenistas de todo tipo: tierras, subsidios, leyes paralelas, y hasta el reconocimiento de validez de las visiones paranormales de adolescentes para determinar espacios vitales sagrados. Todo eso viene pasando en Argentina de forma creciente. El kirchnerismo llenó de ex-terroristas o de sus simpatizantes y descendientes todos los organismos relacionados con el tema indigenista y además los nutrió de planes sociales y financiación. Ahora el terrorismo mapuche plantea la concreción del Wall Mapu (Nación Mapuche) que afecta enormes territorios que abarcan desde Chile hasta la totalidad de la pampa húmeda. En consecuencia no reconocen ni sus leyes ni sus autoridades. Todo esto luego de que los diversos gobiernos (por temor o convicción) les reconocieron derechos de posesión sobre los territorios que, según el decir de las familias autopercibidas indígenas, ocupan ancestralmente. Por las buenas o por las malas han obtenido excelentes resultados.
El renovado impulso del indigenismo separatista mapuche no es divisible del ataque comunista que viene sufriendo Chile desde hace dos años
Pero a río revuelto ganancia de separatista, la confusión ideológica, la chatura mental, la chapucería diplomática y el caos que vive el país sumado al crecimiento de la conflictividad regional y la afinidad ideológica de las autoridades nacionales, favorecen la eclosión insurgente del integrismo indígena que está agitando la Patagonia en plena campaña electoral.
En el relato de la grieta política los mapuches no pueden ser encuadrados como opositores y la superficial clase política argentina no está capacitada para salir de su debate polarizado. Ante el recrudecimiento de los ataques, los gobiernos locales le pidieron a Alberto Fernández que intervenga y el presidente, paralizado, llegó a decir que el gobierno nacional no tiene entre sus funciones defender la seguridad nacional. Es posible que el lector necesite releer la última oración.
La realidad es que no se animan a tocar un pelo de los terroristas, no importa lo que estos hagan. El Foro de San Pablo y su militancia intelectual no le perdonarían una represión y menos un muerto vestido de indio. Sólo porque los mapuches no reconocen a las autoridades argentinas como representantes de este suelo es que no los tenemos negociando en la Casa Rosada. Por lo demás, el mapuchismo secesionista ha declarado que va a seguir en la lucha armada hasta lograr su independencia. Punto.
Para explicar el marco geopolítico del caso mapuche se suele señalar a un grupo de delirantesque reside en Gran Bretaña, lugar donde administra una página web (https://www.mapuche-nation.org/) y poco o nada se dice de las nutritivas conexiones de todo el indigenismo sudamericano con la fuente histórica de terrorismo que es la dictadura cubana. El renovado impulso del indigenismo separatista mapuche no es divisible del ataque comunista que viene sufriendo Chile desde hace dos años y que está imponiendo la supremacía indigenista con una velocidad inusitada. Basta con ver el protagonismo que este movimiento está teniendo en la redacción constituyente para entender quién es el dueño del circo.
Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia y Chile vienen padeciendo este flagelo ¿pensaba el kirchnerismo que iba a quedar exento?
Desde que se inauguró el Foro de San Pablo hasta la fecha vienen funcionando programas de becas, impulsados por Fidel Castro, para que jóvenes de ascendencia indígena viajen a la isla a estudiar Medicina. Cientos de mapuches fueron a la Escuela Latinoamericana de Medicina, ELAM, que graduó a varias generaciones de médicos chilenos. Decenas de miles de médicos, provenientes de 105 países se han “instruido” ahí. Según registran varios diarios chilenos, a través del Congreso Internacional de Obreros y Sindicatos en contra del Neoliberalismo se hicieron los primeros contactos con la embajada de Cuba en Santiago. “Nuestra extracción de clase y la misión que nos encomendara el Comandante Fidel Castro de volver a nuestros lugares de procedencia marcaron nuestra vuelta a Chile en el fortalecimiento de los lazos con distintas organizaciones en conflicto”, se lee en la página de Elam-Chile junto con otras delicias del discurso marxista-indigenista-anticapitalista-neosanitarista del movimiento. Un guiso ideológico que haría palidecer al mismísimo Engels: (https://www.elam.cl/movimiento-social)
Es de las usinas cubanas y chavistas de donde surgen las demandas indigenistas que no paran de crecer en Sudamérica. De más está decir que el título de médico que obtienen no es de utilidad en ningún lugar del globo y que se trata de una estructura de inteligencia, espionaje y adoctrinamiento que ya han sido expuestos por sus métodos de esclavitud y trabajos forzosos. Pero mientras tanto, durante décadas la mascarada de la medicina cubana ha tendido redes de accion politica y de financiación que hoy, en plana efervecencia de los brotes de terrorismo en la region se empiezan a movilizar. Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia y Chile vienen padeciendo este flagelo ¿pensaba el kirchnerismo que iban a quedar exentos?
El Gobierno está tan desprestigiado que los mismos terroristas sacaron un comunicado diciendo que ellos no tienen nada que ver con el Ejecutivo argentino
La inacción de Alberto Fernández pone en tela de juicio la capacidad del Gobierno para resguardar el orden público y la impotencia del Estado para enfrentar un planteo secesionista. Afortunadamente, por ahora, se trata mayormente de cuatreros ilotas, los argentinos deberíamos agradecer la proverbial estupidez del liderazgo indigenista.
No contento con los problemas que tenía el gobierno argentino sobre la mesa, en medio de los incendios y usurpaciones, el embajador argentino en Chile se presentó a asistir y mediar en favor de un cabecilla indigenista argentino entrometiéndose en la justicia chilena. Cabe recordar que el embajador argentino es (cuándo no) un ex miembro de una organización terrorista marxista y que una de las abogadas del terrorista preso es la actual ministra argentina de Género y Diversidad. Se entiende que Alberto y Cristina consideren al movimiento mapuche como aliado y no entiendan ni qué pasa ni cómo actuar.
El desconcierto y las contradicciones dentro del gobierno reinan y los ataques no cesan. Nadie defiende a los argentinos, dejados a la buena de dios en el sur frente a la violencia impune y creciente, en desmedro de la integridad territorial y de la soberanía nacional.
Un Estado que no está dispuesto a enfrentar el vandalismo que ha usurpado y quemado fincas y viviendas, ocupado tierras del patrimonio de la República, parques nacionales, inutilizado caminos y rutas, agredido a vecinos y turistas, incendiado bosques y bienes públicos.
Al igual que en el resto de la región, bajo el paraguas del indigenismo hay mafias, movimientos sociales, narcotraficantes y organizaciones armadas como la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), la Alianza Territorial Mapuche, la Weichan Auka Mapu en Chile y la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) en Argentina. Lo interesante es que el Gobierno está tan desprestigiado que los mismos terroristas sacaron un comunicado diciendo que ellos no tienen nada que ver con el Ejecutivo argentino y, por si no quedaba lo suficientemente claro, ejecutaron un par de incendios como para graficar la cosa. Mal presagio para un gobierno en desbandada: El kirchnerismo desprestigia al terrorismo.