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GRACIAS A LA POLÍTICA FAMILIAR IMPLEMENTADA EN EL PAÍS

Los datos dan la razón a Hungría: más nacimientos, mayor número de matrimonios y menos abortos

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán. EUROPA PRESS

El vicepresidente del Instituto María Kopp de Demografía y Familia, Dalázs Molnár, explicó el pasado 18 de junio en la edición de los Diálogos Trasantlánticos organizado por la Political Network Values (PNfV) por qué la política familiar implementada en Hungría es una de las más exitosas de Europa: “El secreto está en su propósito: garantizar que casarse, formar una familia y tener hijos no signifique ninguna desventaja, ni financiera ni social”, comentó.

Asimismo, Molnár, quien fue exsubsecretario de Estado para Asuntos Europeos de la Oficina del primer ministro húngaro, detalló el impacto y los resultados de una década de política familiar que ha generado un ambiente favorable y familiar en Hungría: “Hubo un crecimiento del número de matrimonios, caída de los divorcios, más nacimientos, menos abortos, más familias con sus hogares propios, valorización de la maternidad y del papel de los abuelos y más jóvenes con ganas de formar una familia”, agregó.

Las cifras son contundentes: la tasa de fecundidad aumentó de 1,25 en 2010 a 1,55 en 2020, que es el valor más alto desde 1996; el número de nacimientos se incrementó en un 2,1% y el aborto cayó casi a la mitad. Mientras que entre 2002 y 2010, durante el periodo de gobiernos de izquierdas, el número de matrimonios disminuyó en un 23%, desde 2010 ha aumentado en un 89,5% y el número de divorcios disminuyó en un 57%.

Además, según la Oficina Central de Estadística de Hungría, la mayoría de los jóvenes, el 90%, quiere tener hijos, el 43% al menos dos, y el 18% tres o más. Y todos estos datos no han tenido un impacto negativo en el empleo femenino que subió de 54,6% en 2010 a 67% en 2020.

De hecho, y a pesar de la pandemia, en 2020, la tasa de empleo total alcanzó el 75%, por encima de la media de la Unión Europea (UE) y la tasa de desempleo fue del 4,2%, la sexta cifra más baja del continente. Las cifras demuestran que tener una economía saludable y colocar como prioridad a la familia como centro del esfuerzo gubernamental no son aspectos contrapuestos, sino todo lo contrario.

Balázs Molnár subrayó que el modelo de Hungría, a diferencia de otros países, no consistió en dar dinero por tener hijos, sino en un amplio sistema de apoyos para que las familias no vivan “de sus hijos”, sino “para sus hijos”.

Este sistema de apoyos consiste en dar subsidios para matrimonios jóvenes, unos préstamos para viviendas respaldados por el Estado, una disminución de créditos hipotecarios con la llegada de los hijos, y la reducción progresiva del Impuesto sobre la Renta progresivo por el número de hijos.

También existe un respaldo financiero a las madres que cuidan a sus hijos pequeños, una amplia red de guarderías para quien se reincorpora al mercado laboral, una modalidad dónde los abuelos pueden realizar la labor de cuidado de los nietos con remuneración y la reducción fiscal a empresas que contratan madres, entre otras ayudas. Todo orientado a formar un ambiente social favorable a las familias y a garantizar un horizonte de previsibilidad para los padres. En Europa, el Gobierno húngaro es el que gasta más en familias, representando casi el 5% del PIB.

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