«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
México y Perú son los países con mayor índice de letalidad

‘Negligencia, soberbia y pobreza’, las razones que han llevado a Iberoamérica a ser la región con más muertos por coronavirus en el mundo

Empleados del cementerio de Vila Formosa, el más grande de Iberoamérica, entierran a una persona fallecida por coronavirus. EUROPA PRESS

La tasa de mortalidad por coronavirus más alta en proporción de la población está en Iberoamérica. Pese a contar con apenas el 8% de la población mundial, la región acumuló alrededor del 35% de las muertes por covid-19 de todo el mundo en una sola semana, la última del mes de abril.

Los motivos son multifactoriales. Mientras Brasil aparece tercero en el mundo con la mayor mortalidad (después de EEUU y la India), México y Perú aparecen en la cima de los países con mayor índice de letalidad por Covid.

Para comprender las cifras, es importante distinguir entre letalidad y mortalidad.

Según la Real Academia de la Lengua Española: «la tasa de mortalidad se calcula tomando como referencia a la población total, mientras que la de letalidad solo tiene en cuenta a las personas afectadas por una determinada enfermedad, por lo que no conviene confundir ambas expresiones».

Mientras que el Diccionario de términos médicos, de la Real Academia Nacional de Medicina, define (tasa de) mortalidad como la ‘proporción entre el número de fallecidos en una población durante un determinado periodo de tiempo y la población total en ese mismo período’ y (tasa de) letalidad como el ‘cociente entre el número de fallecimientos a causa de una determinada enfermedad en un período de tiempo y el número de afectados por esa misma enfermedad en ese mismo período’. 

La Facultad de Medicina de Johns Hopkins University armó un cuadro con los 20 países actualmente más afectados por covid-19 en todo el mundo para comprender mejor cómo el virus ha afectado a la población.

El centro distingue el número de muertes por cada 100 casos confirmados (tasa de letalidad observada) o por cada 100.000 habitantes (esto representa la población general de un país, con ambos casos confirmados y personas sanas). Los países en la parte superior de esta cifra tienen la mayor cantidad de muertes proporcionalmente a sus casos o población de COVID-19, no necesariamente la mayor cantidad de muertes en general. Dicho gráfico destaca a México como el país con mayor letalidad y a Perú como el segundo.

Cambio en la forma de registrar las muertes por covid-19

Uno de los motivos por los cuales se han disparado los índices es porque han cambiado los criterios para medir y luego registrar las muertes por Covid. Esto ha logrado que el número oficial de muertos en Perú, por ejemplo, se haya duplicado.

Antes solo se informaba de ‘muerte por Covid’ si había un resultado positivo de la prueba que lo respaldara.

El aumento de los falsos positivos

En el caso de México los “falsos positivos” aumentan las cifras. Entre el 70 y el 75 % de los errores en el diagnóstico de pruebas médicas en México se debe a fallas en la recolección de la muestra. La revista Forbes así lo publicó y destaca la importancia de capacitar al personal de salud en la toma de las pruebas. “El porcentaje de fallas en la toma de la prueba es muy alto y muchas veces el diagnóstico depende de cuántos errores se cometen en las pruebas analíticas“, señaló el gerente del grupo de soluciones del laboratorio central y punto de atención de la firma Roche Diagnostics México, José Antonio Torres.

En conferencia de prensa, el experto afirmó que muchas veces las pruebas pueden dar falsos negativos debido al manejo de la misma. “(El error) viene de una fase preanalítica y eso significa que es un fallo no del producto sino de cómo se recolectó la muestra”, dijo.

Los falsos positivos agregan un riesgo adicional que es suponer que la persona por ya haber tenido el virus es inmune. Pero en realidad un diagnóstico desacertado puede convertir a esa persona en un foco infeccioso, según resalta El Universal.

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Por eso la directora médica de la Roche Diagnostics México, Centroamérica y el Caribe, Kharis Rebollón, destaca que “es fundamental realizar una prueba PCR para confirmar el resultado, ya que muchas veces no se detectan los antígenos en los primeros test”.

Además, resalta la importancia de saber cuándo utilizar las pruebas. Por ejemplo, las pruebas rápidas de antígenos pueden ayudar a tomar decisiones casi inmediatas sobre los pacientes. En cambio, las pruebas de anticuerpos sirven después de que la persona se contagió para ver la reacción del cuerpo tras haber padecido Covid-19.

La nueva cepa en Brasil

A diferencia de la cepa que surgió en Wuhan, China, que vulneraba principalmente a los adultos mayores, en el país más grande de Sudamérica, Brasil, surgió una nueva cepa que afectó también a la población joven.

Según la investigación de la Asociación de Medicina Intensiva Brasileña (Amib), entre el 1 de enero y el 26 de marzo del 2021, se triplicaron los fallecimientos de personas entre 18 y 45 años: pasaron de 13,1% entre septiembre y noviembre de 2020 a 38,5% en el primer trimestre de 2021.

“Uno ve a personas contagiadas nuevamente y jóvenes teniendo formas bastante graves de la enfermedad, necesitando de terapia intensiva. Muchas veces por ser jóvenes, por tener una reserva muy buena de salud en su organismo, se quedan por largos periodos de tiempo hospitalizados, haciendo que la red de salud termine colapsando de manera más rápida de lo que vimos en las circulaciones del virus durante el año pasado”, explicó el infectólogo Fabio Gaudenzi de Faria, presidente de la Sociedad Catarinense de Infectología y miembro del Consejo Deliberativo de la Sociedad Brasileña de Infectología (SBI). 

Dicho brote disparó las cifras en su país de origen pero, se transmitió también en otros países, entre ellos México.

En Chile, por ejemplo, pese a su destacado plan de vacunación no ha logrado detener el aumento de contagios desde el inicio del año. Del 18 de febrero al 12 de abril se duplicó el promedio diario de contagios por coronavirus, pasando de 3.405 casos diario a 7.187 al día.

“Lo que es extremadamente preocupante es que el componente de letalidad en los menores de 60 años ha ido creciendo… A diferencia de la primera oleada en 2020, los jóvenes con enfermedades graves pasan más tiempo en la UCI y con un respirador”, comentó al diario El País Gabriel Cavada, profesor de epidemiología de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Chile.

El 6 de abril había 469 personas entre 40 y 49 años en las UCI,frente a 378 mayores de 70 años y 359 con menos de 39 años, de acuerdo a los datos oficiales del Gobierno chileno.

‘América Latina llegó a este punto por negligencia, soberbia y debido a la pobreza’

Pero al ser una economía próspera, Chile no ha padecido la escasez de sus vecinos. Comenzando por el oxígeno que escasea en los hospitales de Argentina, Brasil, Colombia, México, Perú y Venezuela.

La escasez agravada por la demanda causada por el fuerte aumento de casos de las últimas semanas ha provocado la creación de un mercado negro. Sobre todo en Venezuela, donde se venden desde tanques de oxígeno hasta mascarillas e incluso vacunas de forma clandestina.

Mientras, en México, hay reportes de robos de tanques de oxígeno en los hospitales. En Iberoamérica se llegó a este punto por «negligencia, soberbia y debido a la pobreza«, según Jaime Sepúlveda, director del Instituto de Ciencias de la Salud Global de la Universidad de California.

El confinamiento es irreal para el trabajo informal

De la mano de la pobreza viene el empleo informal. En la región, el 54% de las personas trabaja de esa manera. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), alrededor de 158 millones de personas en Iberoamérica trabajan en el sector informal. En el último año, la OIT estima que se perdieron 26 millones de empleos en la región.

Como no reciben un salario fijo, los trabajadores informales deben salir a trabajar para buscar sustento. Con lo cual la campaña “quédate en casa” para ellos significa no poder llevar comida a sus casas.

Sin embargo, los confinamientos tampoco han mostrado ser efectivos. En Argentina, por ejemplo, uno de los países más restrictivos, encerrar a la población no ha aminorado los casos. En cambio sí destruyó la economía. Lo opuesto a Brasil, que mantuvo abierta su economía y desplazó a Argentina como el mayor exportador de carne.

Por eso, mientras el PBI se contrajo un 7,7 % en la región, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el Producto Interno Bruto (PIB), lo cual ha implicado el cierre de casi 3 millones de empresas, agravando el desempleo y la informalidad, la economía de Brasil creció a niveles prepandémicos.

Brasil terminó el primer trimestre del 2021 con un PIB más alto que en febrero del 2020, un mes antes de la pandemia.

Si bien las cifras de muertos son elevadas, en proporción a su población no lo son. Con más de 214 millones de personas, las muertes equivalen a 2186 por cada millón de habitantes. Incluso la tasa de fatalidad en Brasil se encuentra por debajo del promedio de Sudamérica.

El presidente Jair Bolsonaro, que se contagió del virus el año pasado, afirmó que hay que aprender a convivir con el virus, pues no sabemos si durará toda la vida. Por eso decidió permitir que la economía siga en pie, dado que la pandemia se enfrenta mejor con recursos que sin ellos y así el impacto en las familias es menor. De lo contrario, la crisis sanitaria va de la mano del desempleo y el hambre.

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