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SE RADICALIZA LA DICTADURA SANDINISTA

‘Ortega quiere un diálogo con la comunidad internacional que le garantice el poder y sus negocios’

El tirano nicaragüense Daniel Ortega - 19 Digital

La profundización de la crisis política generada por el régimen de Daniel Ortega tras el arresto de 13 opositores, entre ellos cuatro aspirantes presidenciales, persigue llevar al límite la situación en Nicaragua para negociar con la comunidad internacional un acuerdo para mantenerse en el poder –aunque no esté en la presidencia– y la preservación de los negocios familiares, afirmó el académico y exdiplomático Róger Guevara Mena.

Ortega ha ordenado el arresto de opositores a pocos meses de unas elecciones marcadas por la persecución a la disidencia. Un total de 120 presos políticos permanecían en las mazmorras del régimen antes del 2 de junio, día en que la dictadura ordenó más arrestos.

Han sido detenidas 15 personas, 13 son opositores y otros dos son extrabajadores de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro.

Para el exdiplomático la negociación sería en el plano internacional, porque la oposición en Nicaragua no esta unida. La Comunidad Internacional está demandando con insistencia la libertad de los detenidos y pide a Ortega retornar al país a la senda democrática y el respeto a los derechos humanos.

Como respuesta a los arrestos a la oposición, Estados Unidos sancionó la semana pasada a cuatro funcionarios –entre ellos a Camila Ortega Murillo, la hija del dictador–. Con ello suman 31 las sanciones contra el régimen de Ortega, dirigidas a familiares, funcionarios, empresas “privadas” de los Ortega-Murillo, y entidades del Estado. Las sanciones han sido designadas por Estados Unidos, La Unión Europea y Canadá.

Esas penalidades son la espada de Damocles contra el régimen sandinista, sostiene Guevara Mena.

Y es que un bloque bipartidista de senadores estadounidenses han solicitado el retiro de Nicaragua del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta). La Unión Europea advirtió que la “cooperación dependerá de que el país recobre la senda democrática y de una paz verdadera”.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro solicitó suspender a Nicaragua de ese organismo; y una nueva ley de sanciones contra la dictadura avanza en el Congreso de Estados Unidos.

Los últimos seis arrestos ordenados por Ortega han causado revuelo porque se trata de seis sandinistas disidentes, dos de ellos son los exguerrilleros Dora Téllez y Hugo Torres que llegaron al poder junto a Ortega a través de las armas en 1979; y el exvicecanciller Víctor Hugo Tinoco, los tres gobernaron durante la primera dictadura sandinista y hasta hace poco eran intocables por el régimen. Son directivos del partido “Unamos”, antes Movimiento Renovador Sandinista (MRS).

El académico cree que Ortega estaría propiciando lo que la oposición no habría logrado, que es la unidad por razones ideológicas. Otros analistas sostienen que Ortega los necesita presos para negociar, evitar cualquier voz disidente y neutralizar cualquier conato de protestas.

“Los apresa porque la mejor manera de hablar entre sandinistas es en privado cuando están en prisión”, dijo Guevara Mena.

Para el experto, las acciones de Ortega elevan el perfil al sandinismo disidente en “Unamos”, que podrían representar a la oposición, un sueño que no habían logrado durante más de 25 años.

El académico estima que los candidatos de la oposición para las elecciones presidenciales podrían ser Cristiana Chamorro, a quien el régimen le impuso arresto domiciliar; y el académico Arturo Cruz. Ambos respaldados por la empresa privada, pero a diferencia de Cruz, Chamorro cuenta con el respaldo del sandinismo disidente.

Ambos fueron aliados de Ortega en distintos momentos, Chamorro en el 2001 cuando su esposo, el exministro de la presidencia Antonio Lacayo (1990-1997 durante el gobierno de Violeta Barrios), que falleció en 2015, respaldó públicamente la candidatura de Daniel Ortega, y sería el canciller si el sandinista ganaba esas elecciones.

Cruz fue embajador de Ortega durante los dos primeros años tras su retorno al poder (2007-2009).

Pero para otros analistas, Ortega está radicalizando su dictadura, creen que estaría dispuesto a gobernar sobre escombros de ser necesario y llevar al país a una crisis como la de Venezuela con tal de permanecer en el poder e instaurar su dinastía.

El sandinismo busca establecer el unipartidismo, igual como la dictadura cubana. Pretende aplacar toda posibilidad de reacción de la oposición.

“Está descabezando a la oposición y habrá negociaciones después de las elecciones como anunció, pero con sus condiciones”, afirmó otro experto.

El régimen de Daniel Ortega aseguró el lunes que los precandidatos presidenciales detenidos bajo cargos de «incitar a la intervención extranjera» son «usurpadores» financiados por Estados Unidos para «derrocarle».

Ortega pidió que no haya «interferencia» en la investigación contra estas personas, acusadas «por delitos de lavado de dinero, fraude, traición o conspiración sediciosa». Se refiere a los pedidos de libertad de los presos que demanda la comunidad internacional.

Para el dictador, los detenidos no son candidatos de ningún partido. Los cuatro aspirantes encarcelados se someterían a una elección para la candidatura presidencial, un proceso en el que no lograron participar.

Mientras Ortega trata de justificar su ola represiva, los senadores estadounidenses Bob Menéndez y Marco Rubio instaron al secretario de Estado Anthony Blinken a hacer uso de todas las herramientas diplomáticas disponibles para enfrentar las tácticas autoritarias y represivas del régimen de Ortega.

Los senadores piden que el secretario Blinken aproveche las sanciones impuestas contra funcionarios nicaragüenses y que trabaje con la OEA para “coordinar un rechazo multilateral más fuerte al asalto del régimen a la democracia”.

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