Después de días de silencio, el Gobierno ha emitido un tibio comunicado sobre la situación en Cuba. En el texto, de apenas cuatro párrafos, el Ejecutivo socialcomunista se limita a defender «el derecho fundamental de manifestación» y solicita a las autoridades del país caribeño que lo respeten.
Según el documento difundido por el ministerio de Asuntos Exteriores, las protestas en el país caribeño se deben a la «grave crisis económica así como a una caída del turismo derivada de la Covid». El Gobierno no menciona la ausencia absoluta de libertades que sufren los cubanos desde hace más de sesenta décadas ni la existencia de un régimen totalitario comunista dirigido por Miguel Díaz-Canel.
Moncloa se limita a asegurar que está siguiendo «con mucho interés y muy de cerca la situación en Cuba», tras los acontecimientos registrados el lunes con protestas en el país, y «está a la expectativa de ver cómo evoluciona en el día de hoy la situación», pero tampoco hace referencia al arresto de Camila Acosta, la corresponsal del diario español ABC en Cuba.
En este punto, el Ejecutivo presidido por Pedro Sánchez considera necesario «incrementar el ritmo» de las reformas en el país para hacer frente a las «graves carestías a las que está haciendo frente su población», aunque no concreta cuáles son esas reformas ni menciona que la primordial pasa por terminar con el sistema comunista. Además, ofrece ayudas para que el régimen pueda hacer frente a las concentraciones: «Somos igualmente conscientes del agravamiento de la pandemia en la isla y estudiaremos formas de ayuda para aliviar su situación como ya se ha hecho con otros países de la región», concluye sin exigir ‘democracia’ como sí han hecho la mayoría de líderes de la oposición.