El presidente Biden -o sus cuidadores- han organizado un bonito, aunque perfectamente previsible, desastre migratorio en la frontera con MĆ©xico. Ya se sabe que el racismo especĆfico de los demócratas les lleva a pensar que ellos mismos sĆ responden a los incentivos, como cualquier ser racional, pero los potenciales inmigrantes, por algĆŗn misterio de la naturaleza, son demasiado tontos para reaccionar como lo harĆa cualquier hijo de vecino.
Es moda entre la progresĆa negar el āefecto llamadaā, como si fuera algo demasiado complejo para las sencillas y primitivas mentes de los latinos al sur de RĆo Grande. Pero funciona, naturalmente, como un ensalmo, cada vez. Angela Merkel, en su dĆa, llamó maternal a todos los que huyeron de la Guerra de Siria, y se presentaron de golpe mĆ”s de un millón, aun de lugares tan ajenos a Siria como AfganistĆ”n, el Norte de Ćfrica e incluso los vecinos Balcanes. No ha vuelto a llamar a nadie, naturalmente.
Biden, en campaƱa, hizo otro tanto, y los periodistas que se han tomado la indecible molestia de preguntar a los que entran, en vez de especular desde sus caldeadas redacciones de Washington, han descubierto con escaso asombro que sĆ, que los ilegales responden a las palabras de Biden y que nunca hubieran soƱado emprender el peligroso viaje mientras gobernaba Trump.
AsĆ que la Administración ha recurrido a los trucos habituales para tapar el desastre, desde ignorarlo con la inestimable colaboración de sus lacayos en los grandes medios a culpar de la catĆ”strofe, agĆ”rrense, a la herencia recibida. De este caos, dicen, tambiĆ©n tiene la culpa Trump porque ādesmantelóā el sistema migratorio.
Pero quien pensara que Donald Trump iba a soportar en un respetuoso silencio semejante disparate es que no conoce al neoyorquino. De hecho, se ha despachado a gusto. Para abrir boca, en una nota publicada el domingo, Trump aseguró que habĆa ātraspasado con orgullo a la Administración Biden la frontera mĆ”s segura de la historiaĀ», aƱadiendo que ātodo lo que tenĆan que hacer era mantener este sistema bien engrasado en piloto automĆ”ticoĀ». No toques, que lo estropeas.
āPor el contrario, en el lapso de solo unas semanas, la Administración Biden ha convertido un triunfo nacional en un desastre nacionalā. Rebajando la hipĆ©rbole habitual en Trump unos pocos grados, lo que dice es innegable e inocultable.
Pero Biden no fue el Ćŗnico en llevarse collejas retóricas del expresidente. Otro que recibió lo suyo fue el secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Alejandro Mayorkas, que este fin de semana tuvo la humorada de declarar que āla frontera estĆ” cerradaā. Trump lo ha puesto de āpatĆ©ticoā para arriba, una ādesgracia nacionalā que āno se entera de nadaā.
Ā«Su presentación autosatisfecha, en mitad de una crisis masiva que contribuyó a desatar, es una prueba mĆ”s de que es incapaz de liderar el DHS. Incluso alguien de las limitadas entendederas de Mayorkas deberĆa entender que si proporcionas una medida de ācapturar y dejar en libertad’ a los inmigrantes ilegales del mundo, entonces el mundo entero entrarĆ”ā. Volvamos a rebajar unos grados: no todo el mundo desea vivir en Estados Unidos. Por citar un caso, yo estoy bien donde estoy. Pero es evidente que millones de personas al sur de Estados Unidos no piensan igual.
Para Trump, Mayorkas es igualmente responsable de la āomertĆ ā impuesta a los agentes de fronteras, una censura que el expresidente exige una inmediata investigación en el Congreso. āPero es evidente que estĆ”n implicados en una enorme operación de encubrimiento para ocultar lo mal que estĆ”n realmente las cosasĀ», afirma la nota, en la que Trump sugiere que lo que tiene que hacer la nueva administración es ācompletar inmediatamente el muro, que puede hacerse en cuestión de semanasā, aunque Ć©l lo prometió y no lo construyó en cuatro aƱos. Pero para eso tiene tambiĆ©n una respuesta indirecta en la nota: ānunca deberĆan haberlo impedidoā porque su ausencia estĆ” causando āmuertes y tragedias humanasā.