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CRÓNICAS DEL ATLÁNTICO NORTE

El comunista desnudo de nuevo

Miembros de Revcom queman la bandera de Estados Unidos.
Miembros de Revcom queman la bandera de Estados Unidos.

En todas partes cuecen banderas. La pasada semana un puñado de manifestantes del grupo comunista RevCom se reunió en Chicago para quemar la bandera de Estados Unidos a la entrada de un concierto de Jason Aldean, al que acusan de «fascista» por su exitosa canción Try that in a Small Town, una defensa de los valores tradicionales, crítica con los actos incívicos y vandálicos en las ciudades, y que elogia la vida sencilla de pueblo, cuyo videoclip incluye imágenes de manifestaciones de BLM, algo razonable si se trataba de reflejar el vandalismo. 

Hay un extraño consenso a derecha e izquierda en que RevCom es una secta friki donde el comunismo es tan importante como el culto al líder Bob Avakian, como explica New York Post, mientras que la idea de una revolución comunista en Estados Unidos, su pretensión principal, parece una broma. Sin embargo, aporta un punto de vista certero Jerry Newcombe en Newsmax cuando demuestra con datos que ya no es tan lejano el horizonte de una revolución, si tenemos en cuenta que la implantación del marxismo cultural en el país, y en todo Occidente, está siendo, para nuestra desgracia, un éxito

Newcombe, citando palabras de la politóloga Carol M. Swain, trae a la memoria el libro The Naked Communist, escrito en 1958 por el exempleado del FBI Cleon Skousen, y particularmente su apéndice con 45 objetivos comunistas actuales. «Si lees detenidamente esos objetivos», decía Swain, «muchos de ellos se han cumplido, y uno de ellos era apoderarse de un partido político». Otros objetivos mencionados como alcanzados son «desacreditar al FBI», «utilizar la raza como una cuestión divisoria», o «hacerse con las escuelas públicas». El autor de Newsmax profundiza en otras conquistas adicionales logradas, como «infiltrarse en las iglesias y remplazar la religión cultural por una religión social«, eliminar la oración o las expresiones religiosas en las escuelas, desacreditar la Constitución estadounidense por «anticuada» y a los Padres Fundadores, pintándolos como «aristócratas egoístas». Y, si bien termina su ensayo con una cita optimista de Ron DeSantis sobre que aún es posible evitar el declive de Estados Unidos, Newcombe admite lo que todos pensamos: «Da miedo ver el éxito que han tenido los comunistas hasta ahora en la consecución de sus objetivos». Añado: no ha hecho falta una revolución, ha sido suficiente con no subestimar la capacidad de estupidez de la masa bien dirigida.

No obstante, no todo es perfecto en su victoria parcial: la pretensión comunista de derribar a Dios y la religión no es bastante como para apaciguar el sentimiento religioso innato en el hombre. Quizá por eso ha sido tan fácil la asociación entre marxistas culturales y ambientalistas, porque a fin de cuentas presentan un programa religioso alternativo encabezado por la diosa Madre Naturaleza. 

Robert Barron aborda esta nueva deidad en First Things, subrayando que «la naturaleza es nuestra hermana, no nuestra madre«. Y lo hace en respuesta a uno de tantos ejemplos de la batalla cultural, en este caso, un corto de Apple sobre su plan para reducir a cero «su huella de carbono» en 2030, en el que la Madre Naturaleza —«disfrazada de mujer de mediana edad y bastante gruñona»— llega a una reunión con los máximos dirigentes de la compañía para que rindan cuentas. «Lo que llama la atención de inmediato es la combinación de asombro y miedo en los rostros de quienes están alrededor de la mesa», escribe Barron, «una reacción que sólo puede caracterizarse como religiosa. Quieren con todo su corazón impresionarla, pero también tienen un miedo mortal de que sus esfuerzos no la apacigüen lo suficiente. Luego comienzan a presentar sacrificios a la diosa». 

Así es, resume, «la vida religiosa cuando abandonas al Dios verdadero y te entregas a la adoración de la naturaleza». «La Naturaleza es maravillosa, poderosa, pero finalmente indiferente hacia nosotros», zanja el autor, «por lo tanto, cuando vamos más allá de apreciar y proteger la Naturaleza y comenzamos a adorarla, nos ponemos en manos de un amo terrible e impersonal«. 

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