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CRÓNICAS DEL ATLÁNTICO NORTE

Entresijos electorales 

Mark Zuckerberg. Europa Press

Las rarezas de las elecciones de 2020 en Estados Unidos siguen coleando. «Durante la temporada electoral de 2020, organizaciones sin fines de lucro, incluido el Center for Tech and Civic Life (CTCL), recibieron cientos de millones de dólares del director ejecutivo de Meta, Mark Zuckerberg«, recuerda The Federalist, «estos Zuckbucks se invirtieron en oficinas electorales locales en estados conflictivos de todo el país para cambiar la forma en que se administraban las elecciones». 

Ahora, cuenta el mismo medio, «un funcionario de Madison, Wisconsin, admitió que la reciente decisión de la ciudad de gastar una subvención de 1,5 millones de dólares Zuckbucks se basó en la posibilidad de que los votantes aprobaran una enmienda constitucional que prohibiera su uso». Los habitantes de Wisconsin aprobaron tal medida en las últimas primarias.

La prueba de que lo turbio sigue flotando en la superficie es cómo algunos grandes medios han salido con todo a criticar esta prohibición. «Los sospechosos habituales en los medios corporativos han operado durante mucho tiempo en un mundo opuesto, creyendo que decir su verdad es, de hecho, la verdad», escribe M. D. Kittle, «tomemos como ejemplo a Sudiksha Kochi, el ‘reportero del Congreso, las campañas y la democracia’, como atajo para pensar que eso es USA Today. Tras el rechazo de esta semana a los Zuckerbucks por parte de los votantes de Wisconsin, Kochi escribió un artículo de CYA para la izquierda denunciando que Trump y el Partido Republicano utilizaran como arma las donaciones de Mark Zuckerberg». 

«En el mundo imaginario del reportero», prosigue, «los más de 400 millones de dólares sin precedentes que el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, inyectó en las elecciones de 2020 fueron simplemente el acto noble de un multimillonario de las grandes tecnologías que intentaba salvar la democracia de las garras del covid-19″. «En el mundo real, es comprensible que los votantes estén preocupados por la intromisión de grupos de izquierda y derecha en las elecciones, que es lo que hicieron Zuckerberg y sus amigos izquierdistas en CTCL en 2020, y CTCL seguirá haciendo en 2024, donde esté permitido», concluye Kittle.

Siguiendo el hilo electoral, en The American Spectator Daniel J. Flynn comenta «el debate sobre el debate», es decir, el que pretende evitar Joe Biden por no enfrentarse a Donald Trump en televisión. «A sus 82 años, Biden hace enfadar al personal de la Casa Blanca incluso cuando responde preguntas de la prensa», escribe, «para proteger al presidente de cualquier reacción negativa por saltarse este rito de paso a la presidencia, los periodistas impulsan una narrativa de que un comportamiento tan poco convencional necesariamente excomulga a Trump del carácter sagrado del escenario del debate». Flynn se refiere al análisis de Steve Benen en MSNBC: «Los debates presidenciales son para candidatos que saben cómo comportarse en público y que se han ganado el derecho a estar en el escenario», dijo, «Trump se queda corto en ambos aspectos».

«En realidad, no», concluye el autor, «[Trump] ganó la nominación de un partido con 170 años de antigüedad, aparece en las boletas electorales en los 50 estados y lidera por estrecho margen en la mayoría de las encuestas. Y la pregunta sobre si se ganó el derecho a debatir no tiene sentido. La verdadera pregunta: ¿se han ganado los votantes el derecho de ver a los candidatos cuyos nombres aparecen en sus boletas debatir en un escenario antes de hacer su elección?».

«Los demócratas parecen haber perdido una de las habilidades políticas más básicas: pedir el voto a quienes aún no son partidarios comprometidos», escribe Kevin Williamson en New York Post, «el hecho de que Biden no haya tenido que esforzarse mucho para ganar en 2020 no significa que pueda ignorar a los republicanos moderados a los que se puede ganar en 2024. Al igual que en una cena o en un atasco de tráfico, nunca se pueden celebrar las mismas elecciones dos veces. Hay montones de votantes que están insatisfechos con las dos opciones que tienen ante sí«. Y esto es otra realidad que, si no preocupa al equipo de campaña de Joe Biden, cegado en otras batallas, sí debería mantener ocupado al de Donald Trump. 

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