Pedro Sánchez crea o sube un impuesto cada mes. De 2018 a 2024, años que lleva siendo presidente, ha inventado o elevado 69 impuestos. Así se desprende de un informe del Instituto Juan de Mariana, al que los investigadores del organismo han bautizado con el curioso nombre de Impuestómetro. El documento tuvo una gran repercusión porque fue utilizado por la CEOE para pedir una rebaja de las cotizaciones. A la par que varios ministros trataron de desmentirlo, sin éxito.
Además, durante el próximo ejercicio, el Gobierno pretende elevar la recaudación en 7.000 millones, una cifra que supone un incremento medio de las obligaciones tributarias de 371 euros por hogar. Dos tercios de los aumentos fiscales han recaído sobre las familias y las clases medias. Del aumento de la recaudación que ya se ha producido, dos de cada tres euros los han pagado las familias españolas. Nada más llegar a la Moncloa, a mediados de 2018, Sánchez anunció su objetivo de incrementar la presión fiscal en España para equiparar los ingresos públicos con el promedio de los países europeos. Esta llamada «armonización fiscal» se traduce en una búsqueda constante de sus gobiernos de más ingresos tributarios.
Además, España ha sido el país de Europa con mayor incremento de la presión fiscal durante el periodo de 2019 a 2022. Esto empeoró el desempeño económico antes, durante y después de la pandemia, hasta el punto de que nuestro país ocupa el último puesto del Indicador de Gestión Económica de la Eurozona. El aumento en los impuestos observado fue de 2,9 puntos del PIB, muy por encima del promedio comunitario, donde de media sólo creció 0,1 puntos porcentuales y de manera testimonial. Se aprecia más claramente aún el incremento de los impuestos bajo mandato de Sánchez si tenemos en cuenta que la presión fiscal española era en 2018 inferior a la media comunitaria en 5,7 puntos.
Como ejemplo, las Administraciones Públicas recaudan 8 de cada 10 euros a través tres gravámenes: el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), el Impuesto de Sociedades (IS), y el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA). En todos ellos la recaudación ha aumentado considerablemente, especialmente en 2021 y 2022. En concreto, el IRPF en 2021 y 2022 subió un 15,5%. El Impuesto de Sociedades se elevó un 20,7%. Mientras que el IVA lo hizo un 13,8%.
Al tiempo de que se producían todas estas subidas impositivas, los salarios y las familias españolas perdían poder adquisitivo. Según Fedea, los hogares cuyo cabeza de familia tiene entre 17 y 30 años soportan una carga fiscal del 38,5 por ciento de sus ingresos. Esto supone que el 40% de sus ingresos obtenidos se dedican a impuestos y pago de cotizaciones a la Seguridad Social. Aquellos entre los 30 y 50 años alcanzan casi un 40%. Los hogares cuyo cabeza de familia tiene entre 65 y 85 años enfrentan una carga fiscal del 50%.
El Impuestómetro concluye que España está a la cabeza de Europa en aumentos impositivos y a la cola en indicadores de crecimiento, renta de los hogares, empleo, productividad y deuda pública. Para una verdadera equiparación con Europa, habría que apostar por igualar el esfuerzo fiscal. Para ello, la presión fiscal debería reducirse un 23,73%. Exactamente lo contrario de lo que el Gobierno hace y pretende seguir haciendo.
