Ha nevado en media España y, lo que es más relevante, ha nevado en mi calle.
Como soy un tipo vulgar, me gusta ver nevar y he sacado varias fotos con el móvil del magno acontecimiento.
Como Rajoy, que aparece radiante haciéndole una foto a los jardines nevados de la Moncloa con su móvil en la foto de primera de El País.
Es entrañable. Me hace pensar esa foto cómo, con todo lo malo que tengo que decir y he dicho del señor Rajoy, solo le deseo cosas buenas. Que vuelva a Santa Pola, o a Pontevedra. Que cuente en el casinillo, jugando al dominó, cuántos centímetros de nieve había esta mañana, y discuta las posibilidades del Celta en la liga con gran predicamento antes de volver a su registro.
Pero me entretengo. Decía que la nieve es asunto de primera, con la misma o muy parecida foto de Cibeles nevada en El Mundo y La Razón.
Y es mi pena que no sea también la nieve el asunto que abra los titulares, pero no vivimos en un mundo perfecto. En El País, lo que abre es que ‘El PSOE no respalda la candidatura de Guindos al BCE’.
Oh, bueno, lo del PSOE es un mero automatismo, como estirar la pierna cuando nos golpean con precisión en determinado punto de la rodilla. No hay demasiada novedad en eso, salvo que es costumbre que los partidos de cada país apoyen en esto al candidato paisano.
Lo realmente deplorable lo encuentro en el sumario: «Los socialistas quieren que el Gobierno proponga a una mujer». ¿Qué indeciblemente humillante es esto para todo el género femenino? Parecen decir que solo los varones somos individuos; solo en nosotros es interesante y relevante quiénes somos individualmente, en concreto, qué cualificaciones tenemos, de qué pie cojeamos, cuáles son nuestros aliados personales.
Las mujeres, en cambio, no son individuos, son estereotipos. Su personalidad, su historial, sus sesgos, son secundarios: lo que la hace valiosa es lo que comparte con todas las demás, su sexo.
Me entero por una segunda noticia que ‘La violencia contra las mujeres, la preocupación que más crece’. No que la machacona tarabita de todos los medios tenga nada que ver, supongo. El caso es que el titular me ha intrigado y he entrado en la noticia. Y, sí: ya preocupa («alarma», escribe el redactor) al 4,6%. En diciembre, preocupaba al 1,8%. Así se escriben las noticias, señores.
‘Detenido (otra vez) el mayor narco de la historia de España’, titula ABC, con la foto correspondiente de la detención de Sito Miñanco. 17 años en prisión no han restado un ápice de autoridad y contactos al ‘capo’, que se ha ‘reinsertado’, literalmente, en la actividad que dejó al entrar en prisión.
En El Mundo leo, de primera, que ‘ERC plantea que un parlament paralelo designe a Puigdemont’. Está bien. Si no fuera porque aspiran a controlar mi vida diaria en sus más ínfimos detalles, pensaría que toda la política es una realidad paralela, el País de las Maravillas de Alicia gobernado, en este caso, por el Sombrero Loco.
De ese mismo barómetro del CIS del que El País destaca que la ‘violencia de género’ preocupa a menos del 5% de los españoles -pero insinuando lo contrario-, saca El Mundo que ‘Ciudadanos se dispara al arrebatarle 1,4 millones de votos al PP’. Dudo infinito que Cs sea mejor, o incluso distinto en algo sustancial, al Partido Popular, pero que éste sufra las consecuencias de su traicionero nihilismo es, en cierto sentido, un consuelo.
Y seguimos con el absurdo: ‘El PSOE acusa al PP de hacer política con los muertos’. Dijo la sartén al cazo. Al PSOE le gusta más un muerto -a efectos de arsenal político, se me entienda- que a un tonto una tiza, como demuestra su fervor por mantener el cadáver de Franco como zombi por rastrojo.
Pero el espectáculo debe continuar, tenemos que tocar fondo en esta comedia del absurdo, y en ello está Podemos: ‘El Ayuntamiento de Zaragoza equipara paracetamol y cocaína’. ¿Quién no se ha llevado alguna vez paracetamol a una ‘rave’ para descontrolar un poco?
Y en La Razón: ‘Rajoy impone al PP sus tiempos ante la presión de Rivera’. Los tiempos de Rajoy, como se sabe, son lo más parecido a la eternidad que nos es dado experimentar en este bajo mundo.
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