«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Marchena

El juez Marchena dice que él no juega a este juego de pícaros y que no presidirá un consejo judicial repartido en cambalache entre PSOE y PP, con lo que deja a los dos grandes partidos de nuestra democracia con el culo al aire.

Y quedando en posición tan poco decorosa los grupos cuyas camisetas llevan, debajo de la camisa, los capitostes de los grandes medios nacionales, tampoco la prensa diaria lo tiene fácil hoy para titular.

Abre El País diciendo que ‘La injerencia política sume a la justicia en una crisis inédita’, que no me dirán que no tiene su gracia involuntaria. La ‘injerencia política’, al fin, no señala a nadie ni da nombres, con lo que parece una plaga impersonal parecida a la viruela loca. Estaba todo tan tranquilo en la justicia cuando, de repente, ¡zas!, cae sobre ella la injerencia política y la lía parda.

El Mundo es el que más se acerca a poner, negro sobre blanco, lo que todos estamos pensando sobre tan llamativo asunto: ‘El portazo de Marchena prestigia la Justicia y desnuda a PSOE y PP’.

ABC va por esa segunda parte, aunque, prudente, prefiere no poner nombre a lo evidente: ‘El portazo de Marchena señala los abusos de los partidos’. ¿De todos, todos, Rubido?

Y como la cosa parece haber empezado con un prepotente y repugnante mensaje interceptado al ‘pepero’ Cosidó, La Razón trata de quitar hierro a la responsabilidad de sus señorito en esta crisis titulando: ‘Marchena quiso renunciar antes del whatsapp de Cosidó’. Puede que sí, puede que no, pero no sé a qué viene mentar la bicha. La sensación que deja en la ciudadanía el intríngulis de este tipo de crisis es que todo el mundo pretende o creer tener controlado a todo el mundo, en un equilibrio de complicidades del que el común es solo víctima y pagano.

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