«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Àngels Martínez, el último ejemplo del odio a España fomentado por el separatismo

La división de la sociedad catalana ha quedado patente durante estos dos días en los que el separatismo ha avanzado en el Parlament hacia la ruptura de España.

En un lado de la Cámara, una mayoría absoluta de diputados -que no de votos- ha escenificado su decisión de quebrantar el Estado de Derecho. Victimizándose, los grupos separatistas han presentado a nuestro país como un ente opresor que vulnera sistemáticamente sus derechos. Insultos, descalificaciones, menosprecios… Esta ha sido la respuesta de los supuestos oprimidos a los tiranos.

Estos días se han visto ejemplos del odio a España que se ha fomentado en las últimas décadas en la región. Con las competencias en Educación en el bolsillo, la batalla ideológica parece bastante difícil de ganar -si no imposible-.

Àngels Martínez decidió hacer desaparecer las banderas de España que los diputados del PP habían dejado en sus escaños tras negarse a participar en la votación de la ley del referéndum. El ‘trapo’, como se refieren en las CUP a nuestra enseña nacional, fue despreciado y vilipendiado por la diputada de Podemos. Martínez ha llegado a asegurar que la rojigualda fue ‘’impuesta por las armas’’, una afirmación que visibiliza su nulo conocimiento de la historia y que destila cierto odio.

Su compañero de bancada, Joan Coscubiela, afeó el vomitivo gesto de Martínez. Eso, junto a sus críticas a la ilegal norma que pondrá en marcha la ruptura de España, le ha valido las críticas del separatismo en bloque –como actúan siempre, en grupo-. Es lo que tiene el compadreo con la clase más radical de la política patria y la afinidad con sus postulados. Porque Coscubiela no rechaza la consulta secesionista, simplemente quiere que el referéndum sea efectivo. Para él, el problema radica en el fondo, no en las formas.

Hablando de formas, éstas han brillado por su ausencia en el debate de las leyes de desconexión. Lo ocurrido estos dos días pasados en el Parlament podría ser una perfecta premonición de lo que se avecina si existiese la ‘república catalana’. Una presidenta que amordaza a la oposición y hace caso omiso a las valoraciones de su equipo legal, una total falta de respeto a las normas internas, y un presidente que aplaude ante semejante atropello.

Ovación a los valientes

Pero no todo ha sido desesperanza. Durante estas jornadas hay ciertas personas, de esas que no llenan los minutos de TV3, que se han plantado ante el atropello democrático y legal al que la clase política ha avocado a Cataluña.

Mención especial merecen, por ejemplo, las tres asociaciones judiciales que han anunciado que no aplicarán bajo ningún concepto las leyes de ruptura. La Asociación Profesional de la Magistratura, la Asociación Francisco de Vitoria y el Foro Judicial Independiente cumplirán con su deber, aplicar la ley. Pero no la ley ilegal o inventada, sino la que emana de la soberanía nacional que, por mucho que le pese a Pedro Sánchez, sigue siendo una -como le ha recordado en una carta esta semana el siempre acertado Elentir-. ‘’Llegado el momento, que nadie dude de nuestra inquebrantable fidelidad a la Constitución».

Muchos se preguntarán: ¿Defender la ley y la Constitución te convierte en valiente? Aunque esto no debería ser así, hoy en día está ocurriendo en Cataluña, donde la gente es señalada por el mero hecho de discrepar con las tesis separatistas. ¿No se acuerdan de las dos chicas que fueron agredidas por defender a la Selección española?

Hecha la explicación de por qué La Gaceta ha elaborado esta lista de valientes, vamos con el siguiente. Toni Castejón, secretario general del sindicato de los Mossos -el mayoritario de este cuerpo-, zanjaba cualquier tipo de discusión este jueves: ‘’lo que diga un juez va a misa’’. Ni las órdenes de Trapero, ni las de Forn, las que cuentan son las de los jueces.

Y por último está Dante Pérez, alcalde socialista de Gimenells i Pla de la Font que se ha convertido en el primer regidor catalán que rechaza participar en el referéndum ilegal. «Los ciudadanos me acusan de haber fracturado la convivencia del pueblo, pero los únicos que la han fracturado han sido los separatistas», ha afirmado.

Pérez ha sufrido en sus carnes la ira de los ‘indepes’ cuando decidió colocar una rojigualda en el consistorio. ¡Qué barbaridad! Colocar una bandera de España en España.

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