Lo llaman cultura de la cancelación porque decir censura es demasiado grosero. Sea cual fuere el nombre de la cosa, la realidad es que la Facultad de Ciencias PolĆticas de la Complutense no ha celebrado el acto contra ETA organizado por las asociaciones estudiantiles S’ha Acabat! y Libertad Sin Ira programado para este viernes.
El motivo oficial es que el secretario del Departamento de SociologĆa Aplicada, el profesor RubĆ©n DĆez, retiró su aval por discrepancias con los organizadores. La realidad, sin embargo, es que el profesor se echó atrĆ”s a Ćŗltima hora cuando se enteró de que diputados de VOX acudirĆan al evento.
Claro que antes de eso los jóvenes habĆan tenido que tragar mil excusas. Una de ellas fue retirar el cartel promocional en el que aparecĆan Pedro SĆ”nchez y Arnaldo Otegui con los ojos rojos, una provocación intolerable en una facultad que lleva dĆ©cadas hurtando el debate pĆŗblico en libertad. Superado ese escollo, el tĆtulo del acto, consensuado con el avalista, se iba a titular Ā«Memoria, dignidad y justicia: acto en conmemoración de las vĆctimas de ETAĀ».Ā
De fondo, aunque oficialmente no se reconozca, estĆ” la formidable presión que ejerce, por un lado, el decanato, de marcada tendencia izquierdista. Y, por otro, los grupĆŗsculos de extrema izquierda que han convertido esta facultad en una suerte de gulag ideológico donde los disidentes sufren un clima de hostilidad asfixiante, o sea, lo contrario de lo que deberĆa ser un centro de enseƱanza y debate.Ā Ā
Parece increĆble que una universidad madrileƱa censure una charla que denuncia la historia criminal de ETA y de quienes hoy pactan con sus representantes polĆticos. Para entenderlo quizĆ” haya que hablar de asociaciones como Contrapoder, que lleva dĆ©cadas imponiendo el terror en las aulas de Ciencias PolĆticas. Impulsada por Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero e ĆƱigo Errejón, Contrapoder actĆŗa contra los estudiantes desafectos igual que los piquetes frente a los trabajadores que no hacen huelga.
De su actividad liberticida puede dar buena fe Rosa DĆez, a la que reventaron un acto en 2010 en el salón de actos de Ciencias PolĆticas. Varias decenas de alumnos pastoreados por el profesor Pablo Iglesias interrumpieron la conferencia de la lĆder de UPyD, a la que enseƱaron tarjetas rojas y pancartas como Ā«VĆctima profesional, asesina legalĀ» e incluso leyeron un comunicado en que le acusaban de Ā«despreciable, clientelar y oportunistaĀ». ĆƱigo Errejón tambiĆ©n participó en el escrache, palabra por entonces desconocida en EspaƱa y que serĆa, aƱos despuĆ©s, la primera aportación de Podemos a la polĆtica.
Es un secreto a voces que Contrapoder, germen de Podemos, ha contribuido decisivamente a convertir los pasillos de la facultad de Ciencias PolĆticas en un experimento sociológico de la extrema izquierda chavista y proterrorista. No es una exageración, en sus paredes y pancartas se han escrito vivas a ETA, a Evo Morales, Hugo ChĆ”vez, Otegui e incluso han exigido la libertad del etarra De Juana Chaos cuando se declaró en huelga de hambre.Ā
Desde luego, esta atmósfera totalitaria no es sólo patrimonio de la facultad de Ciencias PolĆticas. El 20 de noviembre de 2013 mĆ”s de un centenar de ultraizquierdistas del Bloque Antifascista Estudiantil irrumpió en el campus de la Complutense hasta llegar a la facultad de Derecho. Varias decenas de ultras accedieron al interior y atacaron a estudiantes del Foro Universitario Francisco de Vitoria con bates de bĆ©isbol, defensas extensibles y extintores. Cinco estudiantes acabaron heridos y 19 ultras detenidos.
En esta ocasión no ha hecho falta emplear la violencia. El último episodio de censura en la Complutense es sintomÔtico: la educación es una de esas banderas a las que la izquierda no va a renunciar nunca. Tal es asà que, por mucho que la reivindique como elemento vertebrador de lo público, su verdadera concepción es privada, como un coto de caza cerrado al servicio de la causa ideológica.
Acaso el alma de la juventud estĆ” en juego y la izquierda lo sabe. Lo ha sabido siempre y, como decĆa Gramsci, apoderarse de los jóvenes es fundamental porque Ā«la realidad estĆ” definida con palabras, por lo tanto, el que controla las palabras controla la realidadĀ».
Finalmente, las asociaciones estudiantiles celebraron el acto fuera de la Universidad, en un centro cultural cedido por el Ayuntamiento de Madrid, de modo que el eslogan escogido sĆ respondió a la idea inicial: Ā«Tengamos memoria: contra la apologĆa de ETAĀ». En cualquier caso, victoria de la extrema izquierda. Se reducen los espacios de debate.Ā