La inacción de los Mossos durante la jornada del 1 de octubre en la que permitieron el desarrollo de la votación declarada ilegal por el Constitucional, les pasa factura.
Durante el pasado fin de semana se vivieron escenas en las que los Mossos d’esquadra tuvieron que ver como la sociedad catalana que no es partidaria del separatismo les afea la conducta que mantuvieron, contra la legalidad vigente, y no cumplieron la orden de la Fiscalía, amparada en una sentencia del Tribunal Constitucional, de cerrar los colegios electorales en los que se estaban celebrando votaciones.
No es la única actitud vergonzante de los agentes del cuerpo de policía autonómico. El 20 de septiembre, no actuaron para evitar el secuestro de una comitiva judicial que estaba realizando diligencias en la sede de la consejería de Economía, y permitieron que los vehículos de la Guardia Civil fueran destrozados. Los encerrados por una turba separatista, liderada por los responsables de la ANC (Asamblea Nacional de Cataluña) y Òmnium -”los Jordis”- tuvieron que esperar veinte horas antes de que los Mossos decidieran facilitar su salida. Y cuando lo hicieron, fue sol tras recibir la amenaza de la Guardia Civil de envíar a sus antidisturbios para restablecer el orden.
La policía autonómica también ha permitido el acoso a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado cuando llegaban a Barcelona y, por supuesto, todos recordamos las imágenes de los agentes catalanes colaborando con las votaciones y enfrentándose a los policías nacionales y guardias civiles que intentaban hacer cumplir la legalidad durante la votación del 1-O.
Más recientemente hemos visto como, lejos de garantizar el derecho a la libertad de expresión de Álvaro de Marichalar, éste era detenido por acudir a la sede de la Generalidad a defender que Cataluña es parte de España.
¿Han liberado ya a Álvaro de Marichalar o piensan canjearlo por alguno de los «Jordis»?. Esto es un sainete… pic.twitter.com/VPAuihUV5T
— Natalia Pastor (@NataliaPastor) 26 de octubre de 2017
Ahora, cuando lo que antes se conocía como la mayoría silenciosa ha salido a la calle, los agentes que no hicieron cumplir la ley colaborando con el proceso independentista deben aguantar cómo se les hecha en cara su actitud. Es lo normal, cuando la gente que sale a la calle, gracias a la protección de la Policía Nacional y la Guardia Civil, que recriminen a los agentes autonómicos que solamente han sido una policía de partido, no los garantes de la legalidad.
Durante las convocatorias de este fin de semana, se han repetido en varias ocasiones escenas en las que los manifestantes, con banderas españolas y catalanas -las oficiales, no las esteladas- gritar a los agentes que, ahora sí, aparecían embozados y con las defensas en la mano, eslóganes como: “¿dónde estábais el 1 de octubre?” o “¡Esta policía, no nos representa!”.
Es más, los agentes han dado la razón a los manifestantes al emplearse con contundencia cargando contra algunos de estos individuos y golpeándoles con las porras. Una actitud muy distante de la mantenida durante la convocatoria ilegal del referéndum, en el que no solamente no cerraron los colegios electorales, como se les había ordenado, sino colaborando hasta en el transporte de las urnas.
Son varios los vídeos que han sido colgados en las redes sociales en los que, ante la presencia de la Policía Nacional frente a la Delegación del Gobierno en Barcelona, los manifestantes les agradecían su presencia y su trabajo, a la vez que criticaban la falta de compromiso de los Mossos con la legalidad.