El presidente de la comisión del Congreso que investiga la presunta financiación ilegal del PP, Pedro Quevedo, considera que sus primeras sesiones han sido «profundamente negativas», aunque confía en que hagan reflexionar sobre de qué sirve convocar a imputados en causas judiciales.
En declaraciones, Quevedo recuerda que en su momento ya dijo que aceptaba presidir esta comisión parlamentaria «casi a rastras» y asegura que, si sigue así, tomará «las decisiones correspondientes» sobre su papel en ella, porque considera que, por ahora, «desgraciadamente va ganando la parte circense a la seria».
Quevedo apunta que por el momento se ha tenido que «emplear a fondo», y «bastante avergonzado», para evitar que el Congreso diera «un espectáculo lamentable», porque no puede ser que una comisión se concierta en una especie de «pimpampum» en el que los grupos «se pelean unos con otros» mientras el compareciente no contesta.
El diputado de NC cree que parte del problema reside en haber llamado a la comisión a personas imputadas en sumarios judiciales, aun a sabiendas de que están obligados a comparecer, pero tienen el derecho constitucional a no contestar, para no perjudicarse.
«En septiembre discutiremos, pero creo que hay que llamar a gente que esté dispuesta a aportar luz sobre las cosas y los procedimientos. Porque cada vez que llames a alguien que está incurso en un proceso, no va a contestar», ha remarcado.
Pedro Quevedo remarca que su papel como presidente de la comisión no es «ni de juez, ni de fiscal ni de abogado defensor de nadie», sino que le corresponde «ordenar» las sesiones para procurar que al final se emita un debate que resulte útil.
«El dictamen emita la comisión como final de su trabajo deberá servir para ayudar a esclarecer si ha habido o no financiación irregular del PP con elementos ciertos y, en segundo lugar, para tratar de establecer medidas y propuestas que dificulten los procesos de financiación irregular de los partidos. Ese debe ser el dictamen. ¿Estamos trabajando en esa dirección? Por ahora no», dice.
Por ello, confía en lo ocurrido hasta ahora en esta comisión de investigación sirva para que los diputados se planteen «de qué sirve estar llamando a gente incursa en causas judiciales».
Y a nivel particular, confiesa que le preocupa «estar a la altura», «no defraudar» a quienes confiaron en él y «no hacer el ridículo».
«Y ya advertí de que si me sentía mangoneado en todo este tema, tomaría las decisiones correspondientes. Y eso lo mantengo. No puedo estar conteniéndome todo el tiempo para no pegar cuatro gritos y dar un espectáculo permanentemente», añade.