El carácter «explosivo» y «escandaloso» de la nota, podemos presumir, estaría en que revela abusos y colusión entre la Administración Obama, el FBI, el Departamento de Justicia y la campaña de la candidata Clinton para espiar ilegalmente a Trump.
Hay un curioso juego periodístico que los informadores llevamos un año jugando con la presidencia de Donald Trump, algo parecido al tenis.
Por un lado, los medios antitrumpistas -es decir, los medios ‘de prestigio’, la abrumadora mayoría de los que cuentan- presentan una última información sobre la cansina ‘trama rusa’, asegurándonos que esta vez es la definitiva, la prueba de fuego, el ‘gotcha!’ que por fin va a llevar al cese parlamentario del odiado Trump.
En un periodo cada vez más breve, esta prueba resulta ser falsa y les explota en la cara, en ocasiones implicando a los propios aliados de los medios.
Ventaja para los trumpistas. Es el momento que esperábamos los escépticos, que cometemos el error inverso, es decir, asegurar que esta última información, esta autoincriminación de los enemigos de Trump deja la ‘trama rusa’ definitivamente muerta y enterrada a tres metros bajo el suelo, que ya es imposible que nadie intente ese monótono juego y trate de infundir vida en un cadáver que ya huele.
Y también nos equivocamos de parte a parte.
Por eso conviene que vayamos con cuidado con la sensación de la semana, la que refleja la etiqueta en redes #ReleaseThememo (Publicad la nota). Se trataría de una nota de cuatro páginas puesta en comunicación de los diputados de la Cámara de Representantes el jueves detallando abusos del tribunal de supervisión de inteligencia que, según informa la periodista americana Sara Carter, podría suponer el cese de altos cargos del FBI y el Departamento de Justicia, además del -premio gordo- cierre de la investigación que dirige Robert Mueller sobre la ‘trama rusa’, que tantas esperanzas suscitaba entre los antitrumpistas.
Pisamos terreno minado, uno tan delicado como las actividades que cubre la ley sobre espionaje de nacionales en relación con posibles acciones encubiertas de agentes extranjeros, FISA, por sus siglas en inglés.
Y el carácter «explosivo» y «escandaloso» de la nota, podemos presumir, estaría en que revela abusos y colusión entre la Administración Obama, el FBI, el Departamento de Justicia y la campaña de la candidata Clinton para espiar ilegalmente a Trump y su equipo durante y después de las elecciones presidenciales de 2016.
Varios legisladores que han leído la nota claman por su publicación inmediata -de ahí el ‘hashtag’- y agotan los adjetivos como «alarmante» para describirla. Un congresista comparó lo que de ella se trasluce con la actividad del KGB en la Rusia soviética.
¿Tan gordo es? Veamos lo que dicen algunos de los que la han leído:
Jim Jordan, diputado por Ohio, en Fox News: «Es tan alarmante que el pueblo americano tiene que ver esto».
Mark Meadows, diputado por Carolina del Norte: «Es preocupante, escandaloso. Una parte de mí desearía no haberlo leído porque no quiero creer que este tipo de cosas puedan estar sucediendo en este país».
Un alto funcionario que pidió no ser citado, en declaraciones a Carter: «El documento muestra un patrón de conducta preocupante y necesitamos hacerlo conocer para que el público lo sepa. Una vez que la gente lo haya visto, podremos hacer responsables a las personas implicadas. Algunas de esas personas ya no deberían seguir en la Administración».
Hay un pequeño problema con todo esto, un par detalles que, sinceramente, me preocupan y que quiero compartir con ustedes.
Veamos: tenemos un documento que, por lo que se deduce de todos los que lo han visto y han hablado, sería devastador para los demócratas, un espaldarazo para el presidente, y el fin (crucemos los dedos) de la pesadilla rusa o, al menos, de su principal arma, la investigación de Mueller.
Pero, hasta donde yo sé, el presidente tiene autoridad para desclasificar el documento y hacerlo público. Por otra parte, una revelación presuntamente tan escandalosa se produce justo cuando van a cerrar las actividades no esenciales de la Administración por una disputa a cuenta de los presupuestos.
No sé, pero yo no daría por cerrada definitivamente la insidiosa ‘trama rusa’ hasta que lo vea con estos ojos que se ha de comer la tierra.
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