En la última oleada de inmigración ilegal que ha sufrido España y que dio comienzo el pasado viernes, las Islas Canarias han sido de nuevo el principal objetivo de los traficantes. Casi una decena de embarcaciones han acabado en el archipiélago con un total de 361 inmigrantes ilegales que habían partido desde costas marroquíes y áreas del Sahara bajo control del régimen alauí.
A Canarias le ha seguido Baleares, que ha vuelto a experimentar la llegada de embarcaciones rápidas desde territorio argelino. En esta ocasión han sido un total de 10 las embarcaciones de este tipo las llegadas al archipiélago balear, que han dejado a un total de 169 inmigrantes ilegales en apenas 48 horas.
Tras esta última oleada migratoria y acorde a las fuentes policiales consultadas por LA GACETA, España se sitúa al borde de los 16.000 (15.690) inmigrantes ilegales en lo que va de año, cuando aún faltan casi dos semanas para concluir el primer trimestre.
Estas cifras representan un incremento estadístico superior al 300% en comparación con datos del año pasado cuando, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), llegaron un total de 3.852 inmigrantes ilegales a España —a fecha 19 de marzo—, lejos de los 15.690 reportados en este ejercicio por fuentes policiales.
El aumento de la inmigración ilegal es mayor en Canarias, que hasta el momento y a falta de concluir el mes de marzo, ha registrado la entrada ilegal de casi 13.000 (12.754) inmigrantes. Datos que suponen un aumento de un 476% con respecto al año pasado, cuando habían llegado poco más de 2.200 al archipiélago.
En resumen, la situación actual arroja un récord histórico en cuanto a datos de inmigración ilegal durante los primeros tres meses del año, cuando se supone que las condiciones meteorológicas debían haber detenido cualquier intento de llegar ilegalmente al país, pero es tal el efecto llamada, que ya ni una meteorología adversa es capaz de frenar la presión migratoria.
