El exdiputado del PP enumera en una carta todas y cada una de las decisiones políticas que le han llevado a darse de baja del partido: la ley sectaria de Memoria Histórica, la corrupción, el referéndum ilegal del 1 de octubre y el 155 «cobarde».
El exdiputado y exmiembro de la Junta Directiva Nacional del PP, Sigfrid Soria, ha comunicado su baja como militante de la formación por «la deriva que ha tenido el partido desde el año 2011 y la pérdida de identidad ideológica».
En la misiva enviada al presidente del PP, Mariano Rajoy, y en la que se dirige a él en un cercano tuteo, recuerda el acoso y las amenazas de muerte que sufrió por defender en abril y mayo de 2013 a «compañeros del PP y de otros partidos» que sufrían escraches, y su respuesta en una noche en la que, reconoce, perdió los nervios y advirtió de su derecho a la legítima defensa asegurando que «si algún ‘perroflauta’ agrediera a alguna de sus hijas… le arrancaba la cabeza». Pese a la «flagrante y vergonzosa falta de apoyo» de la cúpula del partido dice que le «duele muchísimo más» la deriva que ha tenido el partido desde el 2011.
Soria enumera todas y cada una de las decisiones políticas que le han llevado a dejar el carnet del partido: la no derogación de la Ley Aído, un hecho que ha provocado «el asesinato de más de 450.000 seres humanos desde el 2012», no haber retirado a España de la ridícula Alianza de Civilizaciones, no haber derogado la Ley «sectaria» de Memoria Histórica, la negativa a promover -con mayoría absoluta una nueva Ley Electoral y otra de partidos políticos con las que «se habría dejado fuera a fuerzas que tienen como objetivo la destrucción de España», la corrupción, el referéndum ilegal del 1 de octubre y el 155 «cobarde».
Finaliza su misiva con un mensaje muy duro y contundente a Rajoy: «se te recordará como el que liquidó el Partido Popular».
A continuación, la misiva íntegra:
«Presidente del Partido Popular:
Amenazaron a mis hijas y a mí de muerte en reiteradas ocasiones y durante semanas. Defendía a compañeros del PP y de otros partidos políticos de los «escraches» que sufrían en sus domicilios en abril y mayo de 2013. Era el acoso de los perroflautas. Una noche perdí los nervios y advirtiendo de mi derecho a la legítima defensa publiqué aquello de «y digo más, si algún perroflauta agrediera a alguna de mis hijas… le arranco la cabeza». Llegó el revuelo mediático.
Mientras la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, esos días asimilaba los «escraches» al nazismo, la obtusa presidenta del PP de Lanzarote asimiló mi advertencia del derecho a la legítima defensa por ser gravísimamente acosado y amenazado a «actitudes fascistas», es decir, exactamente lo contrario al criterio de la número 2 del partido a nivel nacional.
El secretario general del PP de Canarias, hoy presidente autonómico cobarde y, por tanto, asustado se alineó con la torpe postura de la presidenta insular de Lanzarote y anunció mi expulsión del partido, cosa que jamás ocurrió. Es más, ni siquiera llegué a ser notificado de una apertura de expediente informativo por parte del Comité Nacional de Derechos y Garantías, dada mi condición en aquel entonces de miembro de la Junta Directiva Nacional. Por cierto, mi salida de la Junta Directiva Nacional se produjo por mi renuncia voluntaria y programada desde hacía meses a la presidencia del PP en Costa Rica, dado que en junio de 2013 ya había conseguido el objetivo de abrir e implantar adecuadamente el partido en aquel país.
Toda esa flagrante y vergonzosa falta de apoyo hacia mí la asumí sin mayor problema porque por encima de todo comprendí desde el primer momento las limitaciones tanto de inteligencia como de cualidades humanas de ambos mediocres personajes.
Sin embargo, lo que me niego a asumir es la deriva que ha tenido el partido desde el 2011, la cual me duele muchísimo más que la falta de apoyo hacia mi persona en 2013 por parte de dos cargos orgánicos que, como es ley de vida, hoy lo son y mañana dejarán de serlo. Es, por tanto, la pérdida de identidad ideológica lo que no me permite continuar siendo militante del PP
Por ello, te comunico mi baja como militante. A continuación, expongo resumidamente las razones que me han llevado a tomar esta decisión:
-Los más de 450.000 seres humanos asesinados desde el 2012 por la ley PSOE-Aído de plazos que no te atreviste a derogar, pese a haberlo prometido, aún cuando tuviste mayoría absoluta y aunque presentaste un recurso al Tribunal Constitucional.
-No haber retirado a España de la ridícula Alianza de Civilizaciones.
-No haber derogado la sectaria Memoria Histórica.
-Haber estado lejos, muy lejos, de las Víctimas del Terrorismo.
-No haber promovido, con mayoría absoluta, una nueva Ley Electoral y otra de partidos políticos que hubieran dejado fuera a fuerzas entre cuyos objetivos está la destrucción de España y cuya consecuencia es, además, la fragmentación del Poder Legislativo.
-Haber liberado a cientos de asesinos y violadores al plegarte indignamente en menos de 48 horas a Estrasburgo argumentando que eras muy demócrata y sabiendo que su posición no era vinculante, solo declarativa. De hecho, países de nuestro entorno han hecho en diversas ocasiones caso omiso a Estrasburgo por considerar que sus declaraciones ponían en riesgo fundamentos básicos de sus ordenamientos jurídicos. En el caso de España, sometiste y vejaste al mismísimo Tribunal Constitucional y llenaste las calles de delincuentes que volvieron a violar y a asesinar.
-Haber permitido el 9-N afirmando ese mismo domingo que estabas tan tranquilo en tu despacho de La Moncloa en vez de haber convocado y presidido un gabinete de crisis en la Delegación del Gobierno en Barcelona. Te hartaste de decir que no se iba a producir la delictiva votación que se produjo sin problema alguno.
-Haberte resistido durante años a siquiera hablar de la aplicación del 155, emitiendo el mensaje subliminal de que quienes la exigíamos éramos poco más o menos unos ignorantes radicales.
-No haberte atrevido a desplegar el Ejército en Cataluña, tal y como lo hicieron diferentes gobiernos del Reino Unido tanto laboristas como conservadores en Irlanda del Norte, donde llegó a haber más de 26.000 militares británicos desplegados.
-Haber permitido también el 1-O
-Haber aplicado el 155 con complejos y sometido al buenismo socialista e independentista dejando, por ejemplo, fuera de su aplicación a la televisión autonómica catalana. No consideraste por pura cobardía política que el socialista Blair aplicó el 155 británico desde 2002 a 2007 sin titubear y rodeado de la British Army.
-Haber reforzado el tratamiento fiscal injusto y agravante a Vascongadas cuando tenías que haber acabado con él y haberlo homogeneizado para toda España, con la excepción de Canarias dada su condición de Región Ultraperiférica de la Unión Europea.
-Haber contribuido a liquidar el Derecho a la Propiedad Privada votando a favor de que los «okupas» hagan lo que quieran con las propiedades de bancos e inmobiliarias.
-Haber aceptado, sin oponer la menor resistencia, la letal estrategia europea de inmigración musulmana, en lugar de haberte posicionado a favor de tratar el problema en origen.
-Que el PP haya asumido irresponsablemente la mentira de que la España de las autonomías es compatible con la sostenibilidad de las pensiones, de la sanidad, de la educación, de la Justicia, de la seguridad y de los servicios sociales.
-Haber gestionado pésimamente la corrupción. Desde Gürtel hasta Cifuentes, te has lucido. Tu estrategia dontancredista de ponerte de perfil ante los problemas y de aplazar la toma de decisiones confiando en que el paso del tiempo sea un bálsamo ha demostrado ser completamente inútil y altamente perniciosa.
En definitiva, has sido un aceptable tecnócrata que has gestionado razonablemente para mejorar la insostenible situación económica y de paro que tenía España en 2011, pero has dado completamente la espalda al ideario político del PP cargándote literalmente el Partido.
José María Aznar firmó hace dos décadas mi entrada en un partido que tenía clara la idea de España, partido que hoy solo se le parece en el nombre. Sigue atrincherado en el búnker de La Moncloa ajeno a la realidad de España y a la del Partido Popular, atrincherado el poquito tiempo que te queda como presidente del Gobierno. Se te recordará como el que liquidó el Partido Popular».